Construir coraje y fortaleza en un mundo radicalmente cambiante.

Como fue recibido por
Marshall Vian Summers
en octubre 13, 2008

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Has llegado al mundo en una época de grandes cambios, cambios provocados principalmente por el uso excesivo e indebido de los recursos del mundo por parte de la humanidad. Esto genera Grandes Olas de cambio que afectan todos los aspectos de vuestra vida —el agotamiento de los recursos, la degradación ambiental, el cambio climático y la violencia meteorológica, la creciente inestabilidad económica y política, y el riesgo y la amenaza de guerra entre grupos y naciones por los recursos restantes.

Estas Grandes Olas de cambio están convergiendo ahora, creando grandes corrientes, y corrientes cruzadas, lo que hace imposible predecir la situación con precisión, pues mucho depende de la respuesta humana, de la responsabilidad humana. ¿Cómo concebirá la gente ahora su vida en el contexto de un mundo que cambia tan radicalmente?

El agua escaseará en muchas regiones con una gran densidad de población, mientras que otras partes del mundo sufrirán inundaciones —destruyendo cosechas, inundando ciudades y pueblos.

Los patrones meteorológicos violentos se intensificarán a medida que el planeta se vuelva más caliente y este siendo alterada la atmósfera debido a la contaminación humana. Se producirán crisis en muchas partes del mundo debido a la escasez de alimentos, provocando inestabilidad política y disturbios sociales. Incluso las personas en las naciones más ricas se verán afectadas, a veces gravemente, por los cambios en el mundo.

Muchos de estos cambios ya se han producido, y si bien es necesario detener el deterioro futuro, tendréis que afrontar la realidad de adaptaros a un conjunto de circunstancias cambiantes. Durante casi dos siglos, el desarrollo industrial ha tenido un impacto en el mundo, y este impacto ha crecido —transformando las condiciones del mundo, cambiando el medio ambiente. La humanidad ha crecido rápidamente, sobreexplotando lo que puede producir el planeta y dilapidando su herencia natural.

Este cambio será disruptivo y, en la mayoría de los casos, para muchas personas, será inesperado. Ellas podrían reconocer el cambio en la sociedad, tal vez el cambio en sus propias vidas y en sus circunstancias, pero ¿un cambio en el mundo entero? Eso es algo que muy pocas personas han considerado realmente.

Que la humanidad comience a enfrentarse a un mundo en decadencia es algo que muy pocas personas se han planteado realmente. Persiste la idea de que el mundo es una fuente inagotable de recursos y riqueza, y que basta con invertir en tecnología para generar esa riqueza.

Así pues, en lugar de centrarse en cómo la humanidad debe adaptarse a las circunstancias cambiantes, se hace cada vez mayor hincapié en la explotación, creyendo que la existencia de la humanidad está asegurada en el futuro por recursos infinitos, como si el mundo fuera una cornucopia de recursos para el beneficio de la humanidad.

Existe muy poca preocupación por el futuro del medio ambiente y de las condiciones de la familia humana. Todo se hace por conveniencia, por lucro, para mantener un nivel de vida en las naciones ricas que está agotando y empobreciendo al resto del mundo.

Este consumo excesivo es el motor de la guerra. Obliga a las naciones a intervenir en otras naciones, a competir con otras naciones, a explotar a otras naciones. No se puede culpar simplemente a los líderes políticos ni a las teorías políticas cuando el propio modo de vida de las personas genera la necesidad de esta explotación.

Estás viviendo en un mundo cambiante. No solo cambia política o económicamente. Está cambiando como medioambiente. Si no se toman medidas drásticas y profundas, regiones enteras del mundo se volverán inhabitables. Las zonas secas desérticas no podrán sustentar a sus poblaciones, ¿y entonces adónde irán esas personas? Las grandes ciudades se quedarán sin agua. El nivel del mar subirá, inundando las regiones y las ciudades costeras. ¿Adónde irán las personas?

Habrá escasez de combustible. Habrá escasez de alimentos y agua en muchas regiones. Todo se encarecerá considerablemente y, en algunos casos, será difícil de adquirir. ¿Cómo reaccionará la gente ante esto? ¿Con ira, con rabia, con condena? ¿Buscarán la guerra contra otras naciones a las que sus líderes responsabilizan de su difícil situación?

Las personas esperan que sus gobiernos les provean en cualquier circunstancia, pero en cualquier nación los gobiernos tienen recursos y capacidades limitadas. Si una sequía prolongada en una parte del país amenaza la existencia de otras zonas agrícolas, ¿qué hará la nación?

Claramente, afrontar estas situaciones, mitigarlas y adaptarse a ellas requerirá un inmenso esfuerzo humano; una colaboración de todos los talentos, habilidades y vocaciones de la humanidad. Esto exigirá un compromiso incluso por parte del ciudadano común para reflexionar sobre cómo viven, dónde viven y cómo se desplazan. Porque estas cosas se convertirán en grandes desafíos para muchísimas personas en el futuro.

Las naciones más pobres se enfrentarán a una creciente privación, y las naciones ricas tendrán que afrontar una serie de cambios radicales respecto a cómo viven y al nivel de vida de las personas. Las expectativas y los hábitos de la población deberán cambiar para adaptarse a un nuevo conjunto de circunstancias.

Muchas personas perderán la fe en sus instituciones y sus líderes, tal vez incluso en Dios, por haber fallado sus expectativas, por haberles negado aquello que consideraban derechos adquiridos. Se culpará en gran medida a los gobiernos y a las instituciones comerciales.

En realidad, todos están sacando de la misma fuente, y esta se está agotando lentamente. ¿Cómo afrontará la humanidad esta situación? Tendrá dos opciones fundamentales: Colaborará, se adaptará y se unirá para preservar y distribuir equitativamente los recursos del mundo, o las naciones y los grupos lucharán entre sí por quién tendrá la parte más grande del pastel, quién conseguirá los recursos restantes.

No es suficiente con esperar o demandar la paz en tiempos de cambios tan catastróficos. El cambio no es algo que genera paz. Es difícil y perturbador, particularmente cuando se te impone y uno no se siente responsable del cambio. ¿Alguna vez has experimentado un cambio real de forma pacífica, sin quejarte, sin negarlo, sin condenarte a ti mismo ni condenar a otras personas?

Ahora se avecinan tiempos turbulentos, tiempos de enormes dificultades. Una cosa es que la corrupción y la incompetencia humana hundan la economía, pero otra muy distinta es que el entorno cambie, incluso más allá de vuestro control.

Aquí debes comprender que vuestros recursos son valiosos y no deben darse por sentados. Toda la riqueza de la Tierra es preciosa. No se puede dar por garantizada: vuestros recursos energéticos, vuestra producción y distribución de alimentos, la disponibilidad de agua, la preservación de un medio ambiente natural saludable. La gente supone que estas cosas son poco importantes o piensan que alguien más se ocupa adecuadamente de ellas. No se dan cuenta que su entorno es lo más importante.

Puedes tener una actitud amorosa o temerosa, pero si tu entorno te falla, sufrirás las mismas consecuencias. Si la producción de alimentos colapsa en una parte del mundo, las creencias políticas y religiosas de la gente solo importan en la medida en que les permitan o les impidan afrontar y gestionar la situación adecuadamente. Descuida tu entorno y este te decepcionará y te despojará.

Aquí, las personas que cultivan los alimentos deberían gozar de un alto estatus social y un gran apoyo público. En lugar de ser considerados simples trabajadores, ellos son quienes alimentan a la humanidad. Aquí, personas de toda condición tendrán que aprender a cultivar parte de sus propios alimentos si desean tener comida fresca, comida saludable. Para compensar el gasto de comprar alimentos, tendrán que aprender a cultivarlos, no como una medida de emergencia, sino como un simple hecho de la vida.

La gente se ha vuelto demasiado complaciente, creyendo que todo se les proporcionará. Solo tienen que trabajar servilmente para ganar el dinero suficiente para permitirse esas cosas. Pero en un mundo cambiante, esta provisión se verá comprometida, y ante circunstancias cambiantes, como sequías, inundaciones, fenómenos meteorológicos extremos o huracanes, el gobierno tiene un margen de acción limitado. Si la población no está preparada o vive en zonas de alta vulnerabilidad, tendrá que enfrentarse a la posibilidad de devastación.

Aquí no puedes usar el pasado como referencia, diciéndote: «Ah, bueno, ya hemos pasado antes por esto. Podemos con ello». Esa es una suposición tonta. Tienes que ver lo que se avecina en el horizonte como algo nuevo, como algo diferente. No te apoyes en suposiciones o experiencias pasadas. Eso es ser perezoso. No es prestar atención. Es ser irresponsable.

En un mundo cambiante, vivir cerca de corrientes de agua es imprudente. No estes cerca de aguas moviéndose por tormentas, huracanes o inundaciones. Estos fenómenos serán más frecuentes en el futuro y, con el paso del tiempo, tu gobierno tendrá cada vez menos recursos para ayudarte a reconstruir tu vida si te enfrentas a un desastre natural de este tipo.

Las personas deben analizar su entorno y preguntarse: «¿Es este un lugar adecuado para vivir?» y, si el lugar es apropiado, «¿Cómo debo vivir aquí?». Si vives en una situación donde no puedes funcionar sin un automóvil, podrías tener grandes dificultades para desplazarte en el futuro. Las personas que viven en zonas rurales quedarán aisladas. Lejos de los centros de distribución, quedarán aisladas. Si no pueden comprar gasolina para su automóvil, estarán como varadas en una isla desierta, porque no prestaron atención a los cambios del mundo, a los cambios en el medio ambiente. Las personas pueden exigir o esperar que otras se encarguen de estos problemas, pero la verdad es que estos problemas están superando la capacidad de gobiernos e instituciones.

La humanidad ya está alterando la química del clima de la Tierra, hasta tal punto que el mundo se adaptará a un nuevo equilibrio, un equilibrio desfavorable para la habitabilidad humana.

¿Qué ocurrirá con las ciudades cuando los glaciares que les proporcionan todos sus recursos hídricos se evaporen con el paso de los años? En el futuro se producirán grandes migraciones humanas, pues la gente habrá huido de sus tierras natales. Esta migración humana será más grande que en cualquier guerra mundial o conflicto humano.

Este es un mundo cambiante. Ignóralo bajo tu propio riesgo. Tú puedes vivir en este mundo cambiante, pero tendrás que replantearte tu estilo de vida, el lugar donde vives, el uso de tus recursos y la viabilidad de tu profesión. Si observas con atención y objetividad, podrás ver las señales de esto en muchos ámbitos.

No pienses que los gobiernos u otras instituciones se encargarán simplemente del problema por ti, o que es el problema de otros y no tienes que ocuparte de ello. En realidad, todos tendréis que afrontarlo.

Los ricos deben brindar un gran apoyo financiero para ayudar a la humanidad a adaptarse a las circunstancias cambiantes. Será necesaria una inmensa contribución humana. No es solo un problema de los pobres en algún país extranjero. Es un problema para tu gente, en tu país.

Dios ha enviado un Nuevo Mensaje al mundo para alertar, fortalecer y preparar a la humanidad para las Grandes Olas de cambio. Estas ya están comenzando a impactar al mundo en muchos lugares y de muchas maneras. Sin embargo, la respuesta humana o es inexistente, o carece del compromiso y de los recursos suficientes para mitigar su impacto en el mundo y prepararse para un futuro distinto al pasado.

La gente puede decir: «Bueno, no sé qué hacer. ¿Qué puedo hacer? Solo soy una persona». Impactas en el cambio modificando la forma en la que vives, reexaminando tus valores y tus actividades, ahorrando energía y siendo plenamente consciente de lo que creas y de tu impacto sobre el entorno local.

Tu mayor contribución será acceder al profundo Conocimiento que Dios ha puesto dentro de ti, que está ahí para guiarte, protegerte y conducirte a una  experiencia más grande de vivir en el mundo y de estar en el mundo. Con el Conocimiento, tendrás la certeza para afrontar los tiempos difíciles que se avecinan, para tomar las decisiones correctas sobre cómo debes proceder y cómo debes adaptarte a las circunstancias cambiantes en tu propia vida.

Este Conocimiento más profundo es totalmente ético. Representa no solo un poder orientador, sino también tu conciencia más profunda. Te brindará la claridad, la guía y la certeza que no podrás encontrar en tu vida externa, ni en otras personas, ni en las instituciones.

Incluso ahora, las naciones y las economías luchan por adaptarse a circunstancias cambiantes y a  problemas y consecuencias de larga duración derivados del error humano y el cálculo erróneo. No pienses que, si agotáis este mundo, podréis ir al espacio a buscar lo que deseéis, pues los recursos que se necesitan no los encontraréis en este sistema solar. Y más allá de este sistema solar, entraréis en territorios gobernados por otros, mucho más poderosos que vosotros.

El Nuevo Mensaje de Dios revela cómo es la vida más allá de este mundo y la gran importancia que se le da a que la humanidad mantenga su autosuficiencia en este mundo. Este es un requisito para que la libertad y la soberanía humana crezcan y se mantengan en el futuro, un futuro donde tendréis que enfrentar la competencia y la influencia de muchas razas de otros mundos.

Esta competencia e influencia ya se están ejerciendo aquí por varios grupos que buscan influir en la humanidad para sus propios fines, para establecer su poder aquí. Vuestra disposición a enfrentar esta situación impulsará la necesidad de establecer una existencia estable y sostenible en el mundo. Pues si agotáis los recursos de este mundo más allá de cierto límite, tendréis que aceptar las condiciones que otras naciones os impondrán para satisfacer vuestros requerimientos más básicos.

Serán necesarios grandes avances tecnológicos en el mundo, pero no aceptéis tecnología de otras razas que no conocéis ni confiáis. Estas solo ofrecerán baratijas del espacio para haceros dependientes y desplazar el centro de poder alejándolo de la familia humana. Será una trampa, un mero engaño. No os dejéis seducir por tales promesas u ofertas, pues están dirigidas a los incautos y a quienes no están preparados.

No, tendrá que ser la humanidad quien resuelva sus problemas y establezca un futuro estable y seguro en el mundo. Otras razas pueden prometer rescate y salvación, pero en realidad están aquí para plantar su propia bandera. Lo que debe aplicarse será la responsabilidad humana, la cooperación humana, el ingenio humano y la sabiduría que la humanidad ha adquirido a lo largo de los siglos.

Para vuestras economías, esto no va de crecimiento y expansión, ni de obtener ganancias sin fin explotando al mundo. Eso solo agotará al mundo más rápidamente, conduciendo a la desesperación y a una mayor vulnerabilidad ante las influencias de poderes de más allá del mundo.

Tendréis que adaptaros para sobrevivir. Esa es la ley del mundo natural. Es lo que toda criatura debe enfrentar, no solo en este mundo, sino en todo el universo. Nadie en el universo ha superado la necesidad de recursos ni el requerimiento de adaptación.

La tecnología avanzada puede resolver muchos problemas y satisfacer muchas necesidades, pero no puede superar esta necesidad básica. Por eso, incluso las sociedades del universo más avanzadas tecnológicamente tienen un problema constante con la adquisición de recursos, lo que ha llevado a un gran número de naciones a entrar redes de comercio e intercambio muy restrictivas.

La humanidad aún tiene una visión adolescente del mundo. Piensa que el mundo es simplemente un gran recurso para usar, y cuando se agote, pasará a otro recurso. Simplemente lo consumes, luego vas a otro lugar y lo consumes, y luego vas a otro lugar y lo consumes.

Pero dentro de una Comunidad Mayor de vida inteligente en el universo, no puedes hacerlo. La humanidad existe en una región del espacio muy densamente poblada, donde hay naciones mucho más antiguas y se han establecido extensas redes comerciales. En este contexto se ha suprimido la guerra. El conflicto se ha suprimido. Las naciones agresivas son mantenidas bajo control.

La humanidad no puede salir y agarrar todo lo que necesita, pues se encontrará ante una oposición  amplia y altamente desarrollada. Por lo tanto, todo se reduce a la responsabilidad humana, a la conciencia humana y a la adaptación humana.

Dios le dio este mundo a la familia humana como su planeta de origen, y si bien la Tierra ha sido visitada a lo largo de la historia por ciertas razas que buscaban aquí recursos biológicos, no creas que el mundo no será buscado ahora por otras naciones para dominarlo.

Habéis alcanzado un punto en el que otras naciones están alarmadas por el uso excesivo y la destrucción del mundo natural por parte de la humanidad. Estas intentarán intervenir para salvarlo para ellas mismas, utilizando cualquier pretexto o táctica que consideren necesaria para lograr sus objetivos. No se apoderarán de este mundo por la fuerza porque no desean destruir su entorno natural. Además, necesitan a la humanidad como mano de obra, porque no pueden vivir aquí.

Si realmente comprendieras la difícil situación de la humanidad ante un mundo cambiante y la competencia desde exterior del mundo, tu perspectiva de la vida sería muy distinta. La tomarías mucho más en serio. Reconocerías la inmensa importancia de vuestros recursos y de vuestra capacidad para conservarlos a lo largo del tiempo.

Aquí, el énfasis pasa del crecimiento y la expansión, a la estabilidad y la seguridad. La naturaleza castiga severamente a quienes abusan de sus recursos. La humanidad se está encaminando hacia el hambre, la miseria y el grave riesgo de conflictos y guerras.

Los ricos quieren más. Los pobres necesitan más. Pero la Tierra tiene recursos limitados, y estamos llegando a esos límites. Los suelos del mundo se están agotando. Se pierden por la erosión. Se esterilizan con productos químicos. La existencia misma de la humanidad depende de unos pocos centímetros de capa fértil. Si esta se pierde, la Tierra perderá su capacidad de sustentar a una creciente población humana.

Deberías pensar en estas cosas ahora y no solo en tu búsqueda de placeres y felicidad, porque no estás aquí para ser una langosta sobre el mundo. Estás aquí para servir al mundo en estas circunstancias. Y los dones que has traído contigo desde tu Antiguo Hogar son para este propósito.

Las mismas circunstancias que temes o que intentarías evitar son las que sacarán a relucir tus mayores dones y tus mayores fortalezas —liberándote de la adicción, liberándote de entregar tu vida a cosas triviales, a relaciones que no tienen promesa, ni propósito ni destino.

Tu propósito superior requiere relaciones más sólidas, relaciones más comprometidas, en general, relaciones de un nivel superior. Pero solo el Conocimiento dentro de ti sabe por qué estás aquí. Puedes adoptar cualquier actitud o creencia. Puedes fantasear sobre ello. Pero solo el Conocimiento en tu interior sabe realmente por qué estás aquí, a quién tienes que conocer y qué tienes que hacer. Por eso, dar los Pasos al Conocimiento, construir una conexión entre tu intelecto y la Mente profunda que Dios ha colocado en ti, es lo central y lo más importante.

Porque no puedes simplemente vivir a la defensiva en un mundo cambiante. No puedes acumular comida para toda la vida. No puedes irte a vivir a una cueva y esperar que el mundo no te encuentre. Tienes que estar en el mundo, al servicio del mundo, moviéndote con la vida, adaptándote a las circunstancias cambiantes.

Tu intelecto no sabe cómo hacerlo. Su rango de sabiduría es limitado. Carece de visión. No puede prever el futuro. Pero el Conocimiento dentro de ti es consciente, es sabio, ve, sabe, actúa. No se pierde en la confusión ni en la especulación, en la comparación ni en la condena. Representa una Inteligencia completamente distinta dentro de ti. Pero esta Inteligencia no puede ser corrompida. No puede utilizarse para obtener poder, persuasión o dominio sobre los demás. No puedes usarla como un recurso.

La mente no puede usar al Espíritu como un recurso. Porque, en verdad, tu mente es un recurso; tu cuerpo es un recurso —para Dios. En el sentido más puro, es así. Pero debes rendirte al poder que Dios ha puesto dentro de ti. No puedes usarlo para ganar riquezas o ventajas.

Si piensas que puedes hacerlo, solo te engañarás y te decepcionarás a ti mismo, pensando que lo que haces es lo que Dios quiere que hagas cuando, de hecho, muy pocas personas están realmente haciendo lo que Dios quiere que ellas hagan.

Por eso el mundo tiene su actual condición. Por eso la humanidad está destruyendo su herencia natural en el mundo. Por eso la humanidad ha sido imprudente y destructiva, dilapidando su herencia futura como si no hubiera un mañana, consumiendo todo lo que ve.

Por ejemplo, vuestro petróleo; deberíais haberlo racionado durante los últimos veinte años. Si quisierais que durase siglos, deberíais haberlo racionado durante los últimos veinte años. Claro que esto cambiaría vuestra economía y cambiaría la forma de vida de la gente, pero sin duda sería la opción más sabia, en lugar de consumirlo lo más rápido posible. Eso es como gastar el dinero a toda prisa. Algunas personas lo hacen y siempre están afrontando la privación, e inmensa dificultad y estrés.

Esta imprudencia os conduce ahora hacia las Grandes Olas del cambio, a un mundo de transformaciones para las cuales las personas no están preparadas, porque no anticiparon. Sin preparación, el cambio será devastador. Socavará por completo el modo de vida de las personas, como si una gran ola las hubiera golpeado en la playa, inconscientes de la gran ola que estaba llegando, sin estar preparadas, sin saber que necesitaban ponerse a salvo.

Mucha gente piensa que es imposible prever estas cosas, pero la vida está siempre dándote señales. Antes de una gran tormenta, los animales se calman y buscan refugio, pero la gente sigue con sus vidas como si nada fuera a ocurrir. ¿Quién es más inteligente en este caso?

Las personas no usan su inteligencia. Quieren conseguir lo que quieren, y renuncian a todo lo demás. Arriesgan sus vidas y su futuro por alguna ventaja o placer momentáneo.

Pero el mundo está cambiando. No puedes escapar de esto. No puedes huir e irte a vivir a un lugar lejano, buscando refugio donde las tormentas no te alcancen. Ya no existen esos lugares. Este es el gran momento de rendir cuentas. Hay que pagar la cuenta.

La humanidad puede afrontar estos grandes desafíos. Tú, como individuo, puedes afrontar los grandes cambios de tu vida porque Dios te ha dado el Conocimiento para guiarte. Pero debes aprender a aquietarte, a escuchar, a ser objetivo, a dejar de lado tus deseos, tus sueños y tus preferencias para ver lo que realmente se debe hacer.

El Nuevo Mensaje de Dios te enseñará El Camino del Conocimiento, y cómo responder al Conocimiento y cómo distinguirlo de todas las demás voces en tu mente. Hay preparativos externos que debes realizar. Dios ha provisto las directrices de cómo proceder aquí. Dios te advierte de lo que viene, te prepara para lo que viene, pero tú debes responder.

En lugar de vivir en tu pequeño mundo de fantasía, preocupado con tus intereses, tus aficiones y tus búsquedas personales, ahora debes prestar atención al mundo. Esto te fortalecerá. Esto te redimirá y te liberará de todas esas pequeñas cosas que cautivan tu mente y te mantienen esclavo de ellas.

Ahora debes prestar atención a tu entorno, y una vez superado el impacto inicial y la consternación, debes volverte más claro y objetivo. No exijas soluciones, porque debes vivir con el problema y aprender a adaptarte a las circunstancias cambiantes de tu vida.

No esperes a que la economía colapse para cambiar tu situación. Libérate de las deudas. Deshazte de posesiones innecesarias. Libera tu energía y tu tiempo. Vive en el presente. Disfruta de los placeres inmediatos y las maravillas de la vida. Busca una conexión sincera con quienes también empiezan a responder ante el mundo. Y no intentes convencer a quienes no quieren o no pueden responder.

Libérate del uso excesivo del automóvil. Libérate de exigencias y expectativas ajenas que contradicen lo que sabes que debes hacer por ti y por tu familia. No esperes que los gobiernos resuelvan tus problemas ni que te rescaten cuando lleguen las Grandes Olas.

Sé ingenioso, pero se compasivo. No es un tiempo para la condena. Toma toda la energía que empleas en quejarte y en condenar, y aplícala a tu preparación y a una profunda reflexión sobre lo que debes hacer en tu vida.

No intentes evadirte con tus aficiones, tus adicciones o tu evasión personal. Ahora necesitas estar realmente presente. Tú eres el conductor de tu vida. Y para eso, tienes que permanecer alerta.

Vas a necesitar fortalecerte, no solo por ti mismo, sino para ayudar a los demás —para apoyar a tu familia; para asistir a las personas mayores que serán vulnerables; para volverte un activo de tus comunidades; para pensar en el futuro; para pensar en los grandes desafíos que se avecinan; para conversar sobre esto con otras personas; para ser claro y objetivo; para escapar de las oscuridades intelectuales que impiden que las personas vean y sepan las cosas directamente; para apoyar a los negocios locales, a los agricultores locales, a los productores de tus alimentos y otros artículos necesarios; para escuchar a vuestros científicos, que están advirtiendo sobre los cambios climáticos del mundo y el deterioro ambiental; para prestar atención a tu vida.

Tu búsqueda de la felicidad te engañará y te traicionará si no prestas atención a las circunstancias de tu vida.

Dios te ha dado un propósito mayor para estar en el mundo. El descubrimiento y cumplimiento de este propósito te brindará una satisfacción más grande que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecerte. Esto satisface la necesidad más profunda de tu alma. Esto es lo que buscas en todas tus búsquedas de placer y felicidad, pues solo el cumplimiento de tu propósito superior puede llenarte plenamente en este sentido.

Esto no es algo que el intelecto pueda inventar o discernir. Debe surgir en tu interior al satisfacer las verdaderas necesidades y desafíos de tu vida. Esto es lo que despertará el poder y la presencia del Conocimiento en tu interior, y con este Conocimiento, comenzarás a discernir una dirección mayor para tu vida. Esta dirección siempre ha estado ahí, pero ha sido oscurecida y reemplazada por tus propias búsquedas y distracciones.

Ahora, por fin puedes ser tú mismo, para honrar y experimentar el movimiento más profundo de tu vida, para empezar a sentir el poder y la audacia del Conocimiento dentro en ti. Este despertar requiere tiempo y se produce en muchas etapas, pero su surgimiento es vital para ti —para tu supervivencia, para tu contribución a los demás, para descubrir relaciones significativas que representan un propósito superior y para la plenitud de tu alma. Por eso estás aquí.

No niegues ni huyas de las Grandes Olas de cambio, pues para eso estás aquí. No culpes a otras personas, ni condenes a naciones o líderes por las circunstancias de tu vida. Eres tú quien debe cambiar las circunstancias de tu vida, y solo el Conocimiento en tu interior sabe realmente cómo hacerlo de forma eficaz y constructiva.

Puedes orar a Dios pidiendo liberación. Puedes orar a Dios pidiendo un milagro. Puedes orar a Dios pidiendo rescate o salvación, pero Dios te ha dado el poder y la presencia del Conocimiento para guiarte —tu conciencia más profunda, una sabiduría más profunda que no puede ser corrompida por el mundo. Esto es lo que debes aprender a experimentar cada vez más, lo que debes aprender a discernir y a seguir.

Si tu vida debe dar mil giros, el Conocimiento te guiará en cada uno de ellos.

La vida en el futuro no será como la vida en el pasado. Tu sensación y tu garantía de protección y seguridad, en la medida en que la hayas tenido, se verá mermada. Serás vulnerable a la presencia y al cambio de circunstancias variables.

Esto puede aterrorizar tu mente, pero para el Conocimiento es el entorno perfecto para que te redimas; para que logres una sola mente y un solo propósito; para obtener mayor fuerza y ​​una mayor dirección.

Aquí, incluso la tragedia del impacto de la humanidad en el mundo puede utilizarse para un bien mayor, para sentar las bases de un futuro mejor, un futuro de estabilidad y seguridad para la familia humana.

No huyas de la adversidad. Es tu mayor aliada en el descubrimiento del Conocimiento. Pero debes estar plenamente presente. Debes involucrarte por completo. No puedes quedarte de brazos cruzados pensando que Dios se encargará de todo por ti, pues Dios te ha enviado al mundo para que te encargues de todo. Es esta labor la que te redimirá, te restaurará y te mostrará la fuente de tu poder y la fuente de tu vida.

Que este poder emerja con fuerza en tu interior. Que encuentres la valentía para afrontar el mundo cambiante. Y que tengas la integridad y el compromiso para reevaluar tu vida y tus circunstancias, de modo que puedas ser una fuente de inspiración, de coraje y de guía para otras personas.