Las personas que viven en el pasado no pueden experimentar el presente y no pueden entender el futuro. Y cada nueva experiencia que tienen solo la encajan en el pasado, para añadirla a su colección de ideas, creencias y suposiciones, y también para fortalecer esas ideas, creencias y suposiciones. Como resultado, sus vidas se vuelven reliquias, piezas de museo de su propia historia personal. No hay nada vivo, fresco y vital en eso. En su lugar, las personas solo amasan sus recuerdos. Su dolor se consolida, y sus decisiones se vuelven duras como el hormigón.
Para seguir siendo fresca y vital y poder aprender, la mente pensante debe ser constantemente estimulada por nuevas experiencias y adaptarse a nuevas experiencias y nuevos conocimientos. Es como remover el hormigón. Si no lo remueves y sigues añadiéndole agua y cosas nuevas, se endurecerá. Y una vez que se endurezca solo podrá romperse.
Las personas que están aprendiendo y viviendo El Camino del Conocimiento están siendo renovados y refrescados constantemente, porque están cerca de la vida y cerca del Conocimiento. Sus pensamientos entonces cambian, crecen y evolucionan. Sus ideas cambian, crecen y evolucionan. Sus conclusiones cambian, crecen y evolucionan. Ellas pueden hacerlo porque existe algo mayor. Existe el Conocimiento —la fuerza dinámica de la vida en tu interior, en el mundo y también en la Comunidad Mayor. El Conocimiento te lleva a la vanguardia de la vida, una posición en la que tienes que aprender, adaptarte, comunicarte y contribuir. Esto te mantiene joven, vivo y cercano al corazón de la vida. Tu mente entonces se vuelve constantemente relevante para el presente y capaz de prepararse para el futuro.