
Marshall Vian Summers
el junio 3, 2008
En la actualidad, hay un número creciente de personas en el mundo que sienten que un gran cambio está llegando, y más que esto, han comenzado a responder a los mensajes del Conocimiento, la inteligencia más profunda en su interior, diciéndoles que hagan ciertas cosas, que hagan ciertos ajustes o cambios en sus vidas y que emprendan ciertos tipos de acción.
Sin embargo, muchas de estas personas han sido incapaces de responder. Ellas sienten la advertencia del mensaje o tal vez ven las señales, pero no son movidas a actuar. Reconocen la necesidad. Reconocen un posible peligro. Pero no han respondido. No han tomado ninguna medida al respecto.
Esto representa dos problemas. El primero es que el Conocimiento no es todavía suficientemente fuerte dentro del individuo para moverle. El Conocimiento es en realidad suficientemente fuerte, pero el individuo no tiene una conexión suficientemente fuerte con él para sentir la urgencia y el movimiento en su interior. Es como una voz lejana, una imagen pasajera o una emoción fugaz, como si el Conocimiento estuviera comunicándose, pero desde muy lejos, a través de un gran y grueso muro. El Conocimiento es poderoso en su interior, pero todavía no son capaces de responder a él.
Así, esta incapacidad de responder, o podrías decir esta irresponsabilidad (ir-response-ability), es un problema fundamental. Es por ello que, en el estudio de los Pasos al Conocimiento, hay un proceso de construcción de un puente desde tu mente pensante, tu intelecto, que ha sido formulado mediante el condicionamiento social y las experiencias pasadas, hasta la mente más profunda del Conocimiento que Dios ha creado, que está más allá del alcance del condicionamiento social, que no puede ser manipulada o alterada por ninguna fuerza terrenal o de otro mundo.
Construir este puente es muy importante, porque muchas personas verán las señales, las sentirán en su interior, las verán en el mundo, pero no responderán. Puede que sacudan la cabeza y digan: «Oh, bueno, esto es preocupante». Puede que digan a sus amigos: «Oh, hoy tuve un pensamiento que me preocupa», o «Veo algo sucediendo en el mundo y podría ser muy difícil». Están respondiendo, pero no al nivel de la acción. Estas señales están despertando preocupación. Están levantando sospechas. Están alertando al individuo, pero el individuo todavía no puede responder realmente.
Así, aunque estas señales están siendo reconocidas, la persona simplemente continúa haciendo lo que siempre hace, llevando a cabo su vida cotidiana como si nada hubiera pasado. Sí, hay una preocupación creciente. Sí, tiene la sensación de que grandes cambios y dificultades se están acercando. Sí, puede estar al tanto de ciertas áreas específicas donde las dificultades ya están surgiendo. Pero no está respondiendo de una manera que vaya a mover su vida.
Las señales no se te dan solo para tu edificación, tu entretenimiento o para despertar alarma o preocupación. Se te dan para instruirte y en muchos casos motivarte a emprender ciertos tipos de acción. Pero debes sentir estos mensajes. No pueden ser pequeñas imágenes distantes, o emociones fugaces, o pensamientos pasajeros. Debes involucrarte con ellos más poderosamente para recibir las instrucciones que contienen.
El mundo mismo te dirá lo que viene si sabes cómo leerlo y cómo discernir sus señales y sus mensajes. Haces esto sin proyectar ninguno de tus propios pensamientos, fantasías o temores. Solo ves y escuchas, y pieza a pieza la imagen se va completando. Pero para tener esta claridad mental debes mirar sin llegar a conclusiones, sin tratar de enlazar las cosas, sin tratar de hacer que las cosas sean simples y comprensibles. En su lugar, como en la construcción de un rompecabezas, permites que las piezas emerjan y encajen entre sí.
Esto se llama ver. La mayoría de las personas no ven porque no miran con este énfasis. Impacientes, quieren conclusiones. Quieren soluciones. Quieren respuestas. Quieren entender ahora mismo. Quieren que la imagen sea evidente ahora —evidente y comprensible—. No esperan y observan pacientemente para ver lo que las señales les dicen, permitiendo que la imagen se aclare sin su interferencia. Esto se llama ver.
Lo mismo sucede con la escucha. Oyes ciertas cosas, pero en vez de sacar conclusiones o utilizar esas cosas para reforzar tus suposiciones y creencias actuales, las dejas simplemente residir en tu mente, tomando forma. Permites que te instruyan en vez de tratar de utilizarlas para fortalecer tus propias ideas o tu posición.
Todo esto requiere humildad, por supuesto, y la voluntad y el compromiso de dejar de lado suposiciones, prejuicios, ideas preconcebidas y cosas parecidas. Para ver y escuchar verdaderamente, debes tener este enfoque. Pero debes mirar y escuchar con seriedad. Debes comprometerte a ver y a oír. Esta no es una actividad informal que haces de vez en cuando. No es algo que haces periódicamente, solo para echar un vistazo o escuchar un momento. Se trata de lo que hacen los animales. Siempre están mirando y escuchando, porque hay peligro y están equipados para responder a él, de lo contrario no podrían sobrevivir.
Para toda la humanidad existe ahora un creciente peligro, y la naturaleza os ha equipado para responder a él, y necesitáis responder a él para sobrevivir. Sin embargo, las personas no están mirando ni escuchando. Continúan con sus asuntos sin mirar al horizonte, sin escuchar las señales del mundo. Y si oyen algo, lo desestimarán o lo discutirán con sus amigos, o lo utilizarán para reforzar alguna actitud o juicio que tienen contra algún otro, y el mensaje se perderá en ellos. No podrán recibir la instrucción que les indicaba algo que debían hacer.
Si las personas ven y escuchan, pero no actúan, entonces realmente no han visto. Realmente no han escuchado. Lo visto o escuchado no ha penetrado más allá de su intelecto hacia algo más profundo en su interior. Ellas realmente no están respondiendo, y por tanto no están siendo realmente responsables.
Para prepararte para las Grandes Olas de cambio tendrás que emprender muchas acciones. Algunas de ellas parecerán muy ilógicas en este momento. No podrás justificarlas o explicárselas a los demás. Sin embargo, debes emprenderlas de todos modos porque el Conocimiento dentro de ti, la inteligencia más profunda en tu interior, te está urgiendo. Puedes responder a esto si tu conexión con el Conocimiento es cada vez más fuerte. Ahora ya no es una pequeña voz sutil, una imagen fugaz o un momento de reconocimiento. Ahora es algo que está surgiendo dentro de ti como una convicción más profunda, como una preocupación o necesidad permanente. Ya no puedes ignorarlo, negarlo o quitártelo de encima tan fácilmente, porque ahora está compitiendo por tu atención.
Para comenzar, debes aprender a aquietarte y observar, mirando sin juzgar, mirando sin llegar a conclusiones, en busca de señales. Las señales no están en todas partes, pero son suficientemente abundantes, y si eres observador y te dedicas a prestar atención mientras avanzas a lo largo de tu día, entonces comenzarás a ver cosas, y estas cosas destacarán del resto. Ellas sobresaldrán. Ellas te impresionarán más que los tipos habituales de cosas fascinantes o inquietantes sobre las que puedes escuchar o leer. Ellas te impresionarán a un nivel más profundo. Presta atención. Anótalas. Mantén un registro de ellas con la fecha, la hora y el lugar para poder empezar a juntar las piezas del rompecabezas.
Deberías estar mirando más y pensando menos, escuchando más y hablando menos, observando a los demás sin condena ni juicio, dejando de lado tus hábitos de juicio y evaluación con el fin de escuchar. Recuerda, los pájaros en el aire y los animales del campo están siempre escuchando y observando. Ellos deben prestar atención.
La humanidad, que durante tanto tiempo ha estado involucrada en sus grandes indulgencias, sus grandes conflictos y sus grandes obsesiones y adicciones, ahora debe escuchar, mirar y prestar atención sin tratar falsamente de fortificarse y sin tratar de proyectar oscuridad y miedo en todo. Ahora es el momento de escuchar, de prestar atención. Es extraño que la criatura más inteligente en el mundo, el ser humano, esté funcionando y actuando de la manera menos inteligente.
Por tanto, Dios debe dar una gran advertencia. Y la advertencia debe darse con compasión, pero con claridad y fuerza, porque las personas tienen la costumbre de no mirar, no escuchar y no prestar atención. Ellas no saben cómo discernir las señales del mundo o las señales del Conocimiento en su interior. Y no están lo suficientemente cerca del Conocimiento para sentir cómo se mueve en su interior, moviéndolas a hacer algo, a tomar medidas o a alterar sus actividades de alguna manera específica.
Las personas piensan que, para prepararse para las dificultades, uno simplemente se fortifica en el exterior. Abastece su casa con alimentos o simplemente trata de tomar una posición más defensiva. O en casos extremos, actúa como si estuviera al borde de la guerra, y se retira a algún lugar distante, lejos en el campo, armándose y mirando todo temerosamente.
Pero esto es insensato, porque la preparación interior es más importante que la preparación exterior. Porque aún no sabes para qué te estás preparando. No puedes saber cómo sucederán las cosas. Y debido a que en última instancia estás aquí para servir a la humanidad en lugar de huir de ella, no estarás realmente comprometiéndote con la verdad de tu vida si simplemente tratas de garantizarte la seguridad para ti mismo. Y cualquier seguridad que construyas para ti mismo seguirá siendo insegura frente a las Grandes Olas de cambio.
No puedes huir y esconderte bajo una roca. Vas a necesitar que otras personas te ayuden. Vas a tener que compartir tus talentos y tus habilidades. Vas a necesitar los talentos y las habilidades de otros. Vas a necesitar relaciones significativas, o no lo conseguirás. Huir a algún lugar remoto es extremadamente tonto y peligroso.
Esa es la razón por la que la preparación interior es esencial. Si no sabes cómo leer las señales del mundo, entonces no sabrás qué hacer en circunstancias cambiantes. Actuarás por miedo o agresividad, o confiarás en cosas en las que no deberías confiar, o te entregarás a otros que solo te conducirán a un mayor peligro, o te darás a ideologías políticas que son un peligro en sí mismas. Si no puedes ver y no puedes saber, entonces no sabrás qué hacer, y seguirás a otros que afirmarán saber lo que hacen, pero que en la mayoría de los casos te conducirán a un mayor peligro.
Dios te ha dado una respuesta. Pero debes llegar a conocer la respuesta, a vivir con ella y a aplicarla sin cambiarla, sin negarla y sin tratar de unirla con otras cosas. Debes vivir con ella con humildad y paciencia, pero también con compromiso y perseverancia.
Si te fortificas y eso es todo lo que haces en el exterior, otros vendrán a tomar lo que tienes. Si te limitas a almacenar alimentos y otras necesidades y eso es todo lo que haces, otros vendrán a tomar lo que tienes. No hay ningún lugar a donde huir para esconderte, como ves. Y cuando finalmente te des cuenta de esto, reconocerás que no tienes una respuesta, y tal vez entonces y solo entonces te volverás hacia el Conocimiento. Rezarás a Dios pidiendo guía. Rezarás a Dios pidiendo ayuda. Rezarás a Dios pidiendo tu liberación. Y tal vez tendrás una mente abierta y comprenderás que sin una verdadera seguridad interna, sin la certeza que el Conocimiento puede proporcionar, no tienes ninguna ventaja. No tienes seguridad. No tienes claridad ni dirección certera.
Es esta capacidad de ver, de saber y de sentir el movimiento del Conocimiento lo que realmente supone el punto de inflexión —la capacidad de recibir la instrucción del Conocimiento dentro de ti y de las señales del mundo, las cuales te moverán a actuar o a reconsiderar tus acciones, tus comportamientos, tus metas y tus objetivos.
Hoy día hay cada vez más personas —muchas, muchas personas— que están preocupadas sobre lo que podría suceder a continuación. Están genuinamente preocupadas, pero no se están moviendo. No se están moviendo con el Conocimiento. No se están preparando para las Grandes Olas de cambio. Simplemente están preocupadas. ¿Qué se necesitará para llevarlas realmente a actuar, a alterar el curso de sus vidas, a cambiar sus objetivos? ¿Qué se necesitará?
Si pueden recibir la instrucción del Conocimiento y responder a ese nivel, serán capaces de prepararse con anticipación para las Grandes Olas de cambio. Tendrán tiempo para prepararse y hacer los cambios y ajustes a veces difíciles que necesitarán para reposicionarse, para ganar una posición más fuerte, para apartarse del peligro, para reducir su vulnerabilidad y aumentar así la posibilidad de poder servir a otros.
Pero si esperan a que la necesidad de cambio sea abrumadora, será ya demasiado tarde. Entonces todo el mundo entrará en pánico. Como una manada de animales en los campos, entrarán en pánico. Correrán en cualquier dirección. Actuarán sin certeza ni fundamento. Sus acciones serán desesperadas.
Si esperas hasta que la evidencia sea abrumadora, será ya demasiado tarde para realizar cualquier preparativo sensato. Entonces tu posición será insostenible. Entonces estarás en una posición de extrema impotencia y vulnerabilidad. Entonces tus opciones serán muy pocas. No habrá alimentos en los estantes de las tiendas. Los bancos estarán cerrados. La gente estará presa del pánico. No se necesita mucho para crear este pánico.
No querrás estar en esta posición. Debes actuar antes de que otros actúen. Debes prepararte antes de que otros se preparen. Debes apoyarte en la fuerza del Conocimiento dentro de ti y en la evidencia procedente del mundo y no en el consenso con otras personas. Porque cuando todo el mundo acepte que las Grandes Olas de cambio están encima, será ya demasiado tarde para prepararse. Debes tener esta fuerza y esta integridad.
Como se ha mencionado al principio, hay dos problemas en la capacidad de responder al movimiento del Conocimiento. El primero es simplemente la incapacidad de responder porque tu conciencia del Conocimiento y tu conexión con el Conocimiento no son aun suficientemente fuertes para que sientas su movimiento en tu vida, recibas sus mensajes y actúes en consecuencia.
El segundo problema son tus obligaciones y compromisos con otras personas. Esto representa una amplia gama de situaciones. Cada una es algo diferente de las demás. Pero esto plantea grandes problemas para muchas personas, que pueden tener un miembro de la familia en graves problemas o dificultades y se sienten responsables y obligadas a proveer a esa persona. Entonces, ¿cómo debería considerarse esto? ¿Cuáles son aquí las directrices? ¿Cómo debe procederse? Cada situación es única, por lo que las directrices son muy generales y muy amplias, pero hay algunas cosas que debes saber desde el principio.
En la vida, tu primera responsabilidad es con el Conocimiento, ya que es tu responsabilidad ante Dios. Esta es la responsabilidad de seguir tu conciencia, de seguirla por encima de tus ideas, tus creencias y tus compromisos con los demás, por encima de tu deseo de placer y tu miedo al dolor, por encima de tu adquisición de riqueza y tu temor a la pobreza —por encima de todas las cosas—. Esta es tu primera responsabilidad.
Ahora bien, para que esto sea para ti una realidad práctica, tendrás que aplicar el Conocimiento en muchas situaciones a lo largo del tiempo, y es por eso que necesitas tiempo para prepararte. No querrás encontrarte en la playa cuando lleguen las Grandes Olas.
Luego está el problema de las relaciones de dependencia. Estas representan una gran variedad de situaciones, pero más allá de la primera directriz de que tu primera responsabilidad es con el Conocimiento, existen también otras condiciones y circunstancias. Es tu responsabilidad criar a tus hijos hasta la edad adulta. No puedes abandonarlos. Debes permanecer con ellos. Solo en una situación muy extrema, si son muy autodestructivos y difíciles de manejar, podrías tener que separarte de ellos. Pero esto solo sucedería en las últimas etapas de su desarrollo y solo sería una verdadera excepción a la regla.
Si tienes padres que no pueden mantenerse por sí mismos, entonces, en ciertas situaciones, tendrás que proveerles, y eso sería una responsabilidad. Esto le ocurrirá a mucha gente, desde luego. No pienses que en el futuro el gobierno o los sistemas de asistencia social proveerán a las personas mayores y que no tendrás ninguna responsabilidad al respecto. Muchas personas tendrán que enfrentar esto y tendrán que incluirlo en sus preparativos.
Luego hay situaciones en las que realmente debes servir a otras personas. Estás ahí para servirlas. Y debes cuidar de ellas. Por lo general, se trata de personas que están gravemente discapacitadas, y sentirás que tienes un compromiso con ellas. Y aunque será difícil y a veces extremadamente duro, sabrás que debes permanecer con ellas. Estará claro.
Sin embargo, en muchos otros casos la situación es diferente. Si estás en una relación con alguien que no va a prepararse para las Grandes Olas de cambio o que menosprecia tu intento de hacerlo, podrías tener que dejarle y hacerlo rápidamente, ya que te está obstaculizando. Te está reteniendo. Está socavando tu progreso. Está degradándote a ti y a tu relación con el Conocimiento. Aquí tendrás que cortar el cordón, dejando marchar a la persona sin hostilidad, pero con la certeza de que no podéis avanzar juntos.
Si tienes un cónyuge o una relación seria con alguien que está mentalmente perturbado o que es de alguna forma disfuncional, entonces la cuestión de si debes permanecer con esa persona o no dependerá del Conocimiento. Pero debes estar preparado para dejarla si llega a ser necesario —para protegerte, proteger a tus hijos o proteger a tus padres ancianos, lo que sea que tus responsabilidades requieran—. No es apropiado que seas arrastrado por alguien que no quiere o no puede avanzar en la vida.
Para muchas personas, este representa su primer gran umbral, porque es un impedimento tremendo, y está reteniendo sus vidas y lo ha hecho quizá durante mucho tiempo, por lo que se encuentran con este problema inmediatamente al volverse estudiantes del Conocimiento. «Hay una persona en mi vida a la que estoy atado, pero no estamos unidos. No estamos juntos. Y hemos establecido una especie de dependencia mutua que es insana».
Debes liberarte de estas situaciones en la mayoría de los casos. Solo si el Conocimiento, la verdad más profunda dentro de ti, hace una excepción a esto, deberías hacer tú una excepción. No puedes avanzar si otros te frenan. No puedes subir la montaña si permaneces atrás para otros —capacitándoles, sosteniéndoles, tratando de convencerles, de persuadirles, de enseñarles o de cambiarles—. Tienes que romper el cordón. La vida lo requiere. El Conocimiento lo requiere. Sabes que esto es verdad. Y tomar estas medidas te dará mayor fuerza, aumentará tu integridad y te devolverá la confianza en ti mismo, incluso si estas medidas son muy difíciles.
Si otros están destinados a fracasar y están comprometidos con ello, debes dejar que fracasen. No les puedes sostener. Tienes que dejar que sigan su camino en la vida. No eres responsable de ellos. Solo hay una excepción si se trata de tus hijos o de tus padres ancianos. Pero incluso aquí, a veces deben hacerse excepciones en situaciones extremas.
Si tu primera responsabilidad es con el Conocimiento, entonces eres libre. Pero la libertad debe ganarse. La libertad debe conquistarse. Debes superar las otras tendencias de tu mente: la culpa, la obligación, la condena de otros, la necesidad de aprobación, la necesidad de seguridad financiera, la necesidad de reconocimiento social. Estas cosas deben ser ahora superadas como si estuvieras librando una batalla contra fuerzas enemigas. Deben ser superadas dentro de ti. No puedes tenerlo todo. No puedes quedarte donde estás y seguir adelante. No puedes ganar la aprobación de los demás y seguir al Conocimiento dentro de ti.
Puedes alabar a Dios. Puedes adorar a Dios. Puedes caer de rodillas. Puedes postrarte en el templo. Pero si no llevas a cabo lo que Dios te ha dado para hacer, entonces no estás honrando a Dios. No estás valorando a Dios. Y no estás cumpliendo lo que Dios te ha enviado a hacer aquí, que en la mayoría de los casos será muy diferente de tus ideas sobre tu vida y tus nociones de realización y felicidad.
Debes aceptar que no sabes cuál es tu propósito mayor y renunciar a todo intento de adivinar cuál podría ser. Es mejor tener una mente abierta y avanzar que albergar grandes conclusiones.
La verdadera cuestión en la preparación de las Grandes Olas es si puedes verlas, oírlas y sentirlas y si puedes dar los muchos pasos que la preparación puede necesitar. Nada más importa —ni tu punto de vista político, ni tu posición social, ni tu evaluación de ti mismo, ni tus intereses, ni tus aficiones, ni tus amigos, ni tus asociaciones, ni tus talentos, ni tus habilidades—. Si no puedes ver, saber y responder, ninguna de estas cosas te ayudará ahora.
Estás entrando en tiempos muy inciertos. Las cosas van a estar cambiando cada vez más, y a veces de maneras muy impredecibles. El Conocimiento está moviéndote ahora, pero debes responder a él y sentir lo que debes hacer. Este libro proporciona una serie de «Recomendaciones». Ellas te llevarán muy lejos si puedes seguirlas. Más allá de esto, debes volverte un estudiante del Conocimiento, aprender El Camino del Conocimiento y seguir el poder y la presencia del Conocimiento dentro de ti y dentro de otros.
Sin embargo, debes ser libre para responder al Conocimiento y moverte con él. Ninguna idea, ninguna creencia, ningún compromiso con otros y ninguna otra obligación deben obstaculizar esto. Tal vez pienses que estás siendo egoísta y egocéntrico, y otras personas pueden acusarte de ser egoísta y egocéntrico. Pero si tus acciones son verdaderas, entonces realmente estás sirviendo a Dios. Estás llevando a cabo las instrucciones que Dios está proveyendo para ti, y lo estás haciendo de manera que no las comprometes para satisfacer las necesidades, las expectativas o la aprobación de los demás. Tu libertad para seguir el movimiento del Conocimiento será difícil de ganar. No creas que será fácil, pues subestimarás la oposición y sobrestimarás tu promesa de éxito.
Dios te ha dado el poder y la presencia del Conocimiento. Puedes pedirle a Dios milagros. Puedes pedirle que te salve del naufragio de tu barco. Puedes orar por todo tipo de cosas. Pero si no puedes responder a lo que Dios te ha dado, entonces realmente tus oraciones y tus invocaciones son deshonestas. Nacen de la ignorancia, la arrogancia y la necedad. Dios no te va a castigar, pero te pondrás en peligro y te enfrentarás a un conjunto cada vez más reducido de opciones y oportunidades.
El propósito del Nuevo Mensaje es aconsejarte, avisarte, alentarte y prepararte. Te está preparando para algo muy diferente de lo que has experimentado antes y que sucederá a una mayor escala, a una escala tan grande que apenas puedes imaginar.
Si piensas que esto es solo una amenaza, que es solo una predicción pesimista, entonces no reconoces el regalo de amor que realmente es, y no eres aún receptivo o responsable ante el poder mayor que reside dentro de ti y que Dios ha puesto ahí para guiarte, bendecirte y prepararte.
Ahora es el momento de mirar, de aprender, de escuchar y de seguir. Observa el mundo. Presta atención a sus señales. Aprende lo que te está diciendo y enseñando sobre lo que viene. Comienza a preparar tu vida, a simplificarla, a descargarla. Todo el mundo puede hacer eso ahora mismo. Simplifica tu vida. Aquello que es innecesario —las posesiones, las obligaciones, las propiedades, incluso las relaciones que no son esenciales para ti— están solo quitándote energía, robándote tu incentivo, distrayéndote, ocupando tu tiempo, manteniendo tus ojos apartados del mundo y tus circunstancias. Si tu mente está obsesionada con todas esas otras cosas, no verás las señales de advertencia antes de que ocurran cosas difíciles y peligrosas.
Por tanto, desde el principio mismo debe haber simplificación y clarificación. Tu relación con cualquier persona, cosa o lugar que no sea esencial o que sea contraproducente te robará tu visión, tu energía, tu propósito y tu significado. Puedes comenzar con tus posesiones, y luego tendrás que revisar tus relaciones, tus actividades y tus obligaciones. Libera tu tiempo. Libera tu energía para comenzar a prepararte para las Grandes Olas de cambio, porque exigirán de ti tremenda focalización y coraje.
Muchas personas están viviendo donde no deberían vivir y están involucradas en lo que no deberían involucrarse. Los ricos están desperdiciando su tiempo y su vida en búsquedas y adquisiciones sin sentido, desperdiciando los grandes recursos que tienen y que podrían servir al mundo y a otros, entregándose a vicios, placeres e indulgencias a costa de perder el foco y el sentido de sus vidas. En muchos aspectos son más patéticos que la gente más pobre, ya que muestran el verdadero desperdicio y la insolencia que la humanidad ha generado para sí misma en su destrucción del mundo y sus recursos y en el agotamiento de su herencia natural.
Debes comenzar con la Evaluación Profunda, y esta evaluación lo abarcará todo en tu vida.