
Marshall Vian Summers
el mayo 4, 2011
Escuchar el audio original de la revelación, en inglés:
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Al vivir en separation«>Separación olvidas, y has olvidado que estás conectado a una Fuente Superior, una Fuente Superior que desafía toda definición y descripción, y cuyos motivos y movimientos en el universo escapan a la comprensión de cualquier raza. Tú estás conectado a esa Fuente; hay una parte más profunda dentro de ti que sigue conectada a esta Fuente, porque esta parte más profunda realmente no ha entrado contigo en la Separación.
El Creador de toda la vida en el universo —y en los universos, y en la Creación más allá de los universos— te conduce a través de esa parte más profunda en ti llamada Conocimiento. Conectar con el Conocimiento es conectar con esta parte esencial de tu naturaleza: tu naturaleza más profunda, tu naturaleza permanente, tu verdadera naturaleza.
Sin embargo, las personas viven en la superficie de sus mentes —atrapadas en el mundo, atrapadas en sus propios pensamientos, sus miedos, sus deseos, sus quejas, sus obsesiones, sus distracciones— sin darse cuenta de que esa parte mayor y más profunda de ellas sigue conectada a su Fuente.
Las personas creen en Dios y en las enseñanzas sobre Dios. Incluso pueden creer fervientemente, hasta el punto de volverse violentas con otras personas o de dar su vida voluntariamente por un principio o una idea. Pero no es aquí donde se establece realmente la involucración. Esto no es lo que significa estar en relación con lo Divino.
Las personas se relacionan con sus ideas sobre lo Divino, o con sus creencias, con sus costumbres, o con las creencias de su país o cultura. Pero Nosotros hablamos de algo más profundo —del río que corre bajo el desierto, del hilo dorado que se teje en la áspera trama de la vida, de los Antiguos Corredores de tu Mente—, algo que está más allá de la influencia del mundo, más allá de todo lo que has acumulado hasta ahora en esta vida. Eso estaba ahí antes de que vinieras al mundo. Eso estará ahí después que te vayas. Eso está conectado por la Gran Atracción.
Las personas desean muchas cosas. Se sienten atraídas por muchas cosas y repelidas por muchas otras. Pero, verás, ser repelido es solo otra forma de atracción, porque aquello que te repele te atrae y entras en relación con eso.
Las personas se sienten atraídas por el poder, por la belleza, por la riqueza y por la idea de la plenitud espiritual: las grandes fuerzas de atracción en el mundo, tan grandes que dominan las mentes de muchas personas, alteran el curso de la historia humana y llevan a las personas a vivir vidas desesperadas e insatisfactorias. Sus enfoques son superficiales, poco profundos, atormentados por el miedo a la pérdida, el miedo al envejecimiento y el miedo a la muerte; conducidos como esclavos. Las grandes atracciones del mundo, atracciones que son a la vez bellas y feas, deseables y temibles.
Porque incluso las fuerzas oscuras del mundo ejercen atracción. Las personas se sienten atraída por ellas, no solo por el atractivo de las cosas que el mundo valora, sino también por el atractivo de la propia oscuridad. Incluso quienes han combatido la oscuridad, o han alentado contra ella, seguirán siendo atraídas por sus poderes.
El mal tiene su propia atracción, y muchas personas caen presa de esto, incluso sin saberlo. Se comportan con civilidad porque la sociedad lo exige, pero en el fondo, están llenas de agravios y deseos de venganza: los atractivos de la oscuridad.
Sin embargo, Dios reclama a los separados mediante el poder del Conocimiento, la Inteligencia más profunda dentro de ti, esa parte de ti que no ha estado separada de Dios. Dios no te seduce con promesas de belleza, riqueza y poder, ni siquiera de realización espiritual. Pues estas son tentaciones para la mente superficial. Tu parte más profunda no necesita estas cosas para involucrarse, para experimentar la involucración.
Dios es la Gran Atracción, más grande y poderosa que cualquier cosa en el mundo; más grande que el amor, más grande que el miedo, más grande que la fantasía, más grande que la realización personal. Omnipresente, natural, profunda y continua, la Gran Atracción te atrae. No te seduce. No te promete nada. Incluso todas las cosas que promete la religión son solo una invitación superficial comparada con la Gran Atracción.
Puede que no seas religioso. Puede que tengas problemas con la religión. Puede que discrepes de la religión. Puede que no quieras tener nada que ver con la religión. Pero eres religioso, y pones tu fe y tu énfasis en lo que valoras.
No puedes abandonar la parte profunda de ti. Aunque te sea desconocida y esté fuera de tu rango de experiencia, sigue siendo el centro de tu vida y de tu Ser. Sigue siendo lo creado por la Divinidad y sigue respondiendo a la Gran Atracción.
No se trata de creer, pues creer es para la mente mundana. La creencia es importante para guiarte hacia la Gran Atracción o alejarte de ella, pero la Gran Atracción en sí es mil veces más poderosa.
Dios proporciona grandes Enseñanzas en momentos cruciales para la humanidad; grandes Mensajes, entregados por Mensajeros. Esto ocurre con poca frecuencia, para guiar y orientar a la familia humana hacia sus exigencias presentes y sus realidades futuras. Las grandes Revelaciones proporcionan los ingredientes esenciales para preparar a la humanidad para su próxima gran etapa de desarrollo y protegerla de peligros de los que ni siquiera es consciente.
Pero la Gran Atracción es continua. Tú no puedes comprenderla. No puedes conceptualizarla. Puedes darle símbolos. Puedes asociarla con cosas maravillosas. Puedes construirle edificios; crear grandes pinturas y obras de arte; componer música, danza y rituales. La Gran Atracción es aún más penetrante y misteriosa de lo que tu mente puede comprender porque ocurre a un nivel completamente diferente.
Tu intelecto es un mecanismo brillante, pero solo funciona dentro de un estrecho margen de experiencia y consciencia. El resto de la vida transcurre a otro nivel, más allá de la observación física. Solo estás viendo una pequeña parte de lo que ocurre a tu alrededor. Solo estas escuchando una pequeña parte de la comunicación que te rodea. Solo puedes tocar una pequeña parte de la realidad en la que estás inmerso, incluso en este momento.
Si puedes refinar tu visión, verás más. Si puedes refinar tu escucha mediante las Grandes Prácticas que revela el Nuevo Mensaje, tu capacidad de escuchar se afinará y oirás más. Si tu cuerpo se convierte en un instrumento más sensible en lugar de ser un objeto embotado, podrás percibir la presencia de cosas mayores.
La Gran Atracción es como el sol que brilla, sea de día o de noche. El sol brilla, sin importar quién seas, dónde estás, qué piensas o qué te preocupa en este momento. Por eso las personas han deificado al sol. Pero el sol es algo temporal. Aunque te parezca permanente, es algo temporal en el gran esquema. Así que ni siquiera él puede compararse con la Gran Atracción.
Puedes resistirte. Puedes argumentar en su contra. Puedes argumentar racionalmente en su contra. Puedes construir tu propia realidad o intentarlo, pero no puedes deshacer la Gran Atracción. No puedes desterrar al Creador. No puedes desterrar esa parte de ti que es permanente, que sigue conectada con Dios y la Creación.
Eso te atrae incluso en este momento. Si logras tranquilizarte, quedarte quieto y observando, comenzarás a sentir su Presencia porque siempre está ahí.
La Presencia está contigo, pero tú miras hacia otro lado. Tu mente está cautivada por el mundo, cautivada por sus propias creencias, deseos y ansiedades; cautivada, obsesionada. Es por eso que ves tan poco, oyes tan poco y sientes tan poco a través de tu cuerpo físico, porque estás muy obsesionado y cautivado.
Es como estar en el cine viendo una película. Mientras estás mirando, estás cautivado. Cuanto mejor es la película, más cautivado estás. No eres consciente de ti mismo, del mundo, de nada. Cautivado. Excepto que lo trágico aquí, es que la película parece no parar nunca, y te pierdes todo, no estás disponible, no hay nadie en casa.
Así que no sientes la Atracción. Y ahora le tienes miedo a la Atracción. No quieres mirar hacia dentro. No quieres sentir esas fuerzas que intentan mover tu vida en una nueva dirección, que intentan rescatarte de tus malas decisiones y tus obligaciones imprudentes. No quieres tener que reconsiderar tu vida, tus prioridades, tus compromisos ni tus relaciones. Ni siquiera sabes qué te ofrecerá la Gran Atracción, ni qué requerirá de ti, ni qué significará experimentarla.
Las personas tienen miedo. Intentan que su Separación sea exitosa. Ellas están intentando realizarse basándose en sus suposiciones y sus creencias, y en los valores de su nación y su cultura. Ellas están comprometidas con esa búsqueda en la que ya han invertido tanto. Ellas no quieren tener que renunciar a eso, ni siquiera cuestionarlo. Ellas se han invertido mucho.
Solo cuando la vida empieza realmente a decepcionarte, a desilusionarte para crear mayor sobriedad y honestidad contigo mismo, finalmente empiezas a hacerte las preguntas más importantes: ¿Por qué estás aquí? ¿Para qué sirve realmente tu vida? ¿A qué estás realmente conectado? ¿Estás viviendo realmente la vida que estás destinado a vivir?
La vida te sirve a través de sus decepciones, sus aclaraciones y sus revelaciones para llevarte a este punto donde empiezas a escuchar y a responder a la Gran Atracción. No se trata de formular creencias religiosas. Se trata de responder a un nivel más profundo. No se trata de estudiar los textos religiosos y convertirse en una persona con una orientación académica o ideológica. Se trata de una conexión más profunda.
Es misteriosa. Es profunda. La involucración es extraordinaria. Es desconcertante para tu mente personal. No puedes usarla como un recurso para conseguir lo que deseas, porque está cambiando el curso de tu vida. Eso te reconecta con tu Fuente y con el centro de tu poder y tu integridad, y te permite comenzar a aprender las Grandes Prácticas que te brindarán las habilidades, la sabiduría y la orientación que necesitas para cumplir el propósito mayor por el que viniste al mundo.
Estas cosas no se aprenden en la universidad. Puedes aprenderlas a través de las actuales tradiciones religiosas, pero solo si tienes un maestro y guía excepcionalmente sabio que conozca el Misterio y no sea un simple defensor de un sistema de creencias.
Dios ha hablado de nuevo. Un Nuevo Mensaje para la humanidad se está enviando al mundo. El Mensajero está aquí. Está vivo en este momento.
La Revelación hablará de esta profunda involucración y le dará prioridad sobre tus ideas y creencias, eludiendo todas las controversias que rodean la comprensión de la humanidad de la Presencia y la Voluntad Divina en el mundo, llevándote a la Gran Atracción; para que puedas sentirla, comenzar a responder a ella, empezar a darle tu confianza y permitirle aclarar tu vida y tu propósito; para traer la luz de la Sabiduría a los rincones oscuros de tu vida; para liberarte de tus arrepentimientos, de tus errores y de las desgracias de tu pasado.
Dios reclama a los separados a través del Conocimiento. Por lo tanto, dar los Pasos al Conocimiento es crucial, importante y necesario para que comiences a experimentar la relación más profunda de tu vida, la que restaurará tu verdadera integridad, tus mayores capacidades y tu propósito en el mundo.
No te preocupes por otras personas ni por lo que ellas piensen. Se trata de ti. Este es tu destino. El llamado es para ti. No te escondas detrás de los demás. No digas: «¿Y qué pasa con los demás?». No te escondas detrás de los demás. Tú no eres los demás. Dios rescata a los separados de uno en uno, de dos en dos, y de tres en tres. No a todos juntos.
Nuestra Voz es parte del Misterio, es parte de la Gran Atracción. No puedes identificarnos por Nuestra Voz, porque es muchas Voces hablando en una sola. Eso es parte de la Revelación. Es parte del Misterio. Es parte de la Gran Atracción. Rahn Maziy* —en el lenguaje del mundo interior.
Lo que te habla al corazón desafía la comprensión. Quienes basan su vida en sus ideas y entendimiento tendrán dificultades para aceptar que su verdadera existencia reside fuera del ámbito del intelecto. Sus relaciones más profundas, su propósito superior, sus verdaderas conexiones son algo que ellas solo pueden estimar y no pueden definir.
Los errores de la religión, los excesos de la humanidad, la crueldad y la barbarie de la historia humana representan la incapacidad de experimentar la verdadera involucración y comprender su significado, su propósito y su expresión en el mundo.
Por eso fracasar aquí es tan peligroso y por eso debes traer una mente muy seria y un verdadero compromiso con la involucración. No es un juego. No es un entretenimiento. No es un pasatiempo. No es una vía de escape. Porque tú no puedes escapar hacia Dios, pues Dios te enviará de vuelta al mundo. Se ha hecho mucho para traerte aquí. No puedes retornar, todavía no.
La Atracción no te saca. Te trae de vuelta con mayor fuerza, mayor integridad, mayor propósito, mayor visión y mayor determinación. Las personas piensan que la Gran Atracción las aniquilará. Ellas serán como el vaso de agua arrojado al mar, que nunca más serán un individuo, se fundirán simplemente con todo. Esto es un engaño, un malentendido.
Dios no destruye. Dios re-emplea. Para que encuentres tu propósito superior y las grandes relaciones que están asociadas a ello, debes experimentar la involucración. Debes saber de la Gran Atracción y aprender con el tiempo a no temerla, sino a acogerla y a estar agradecido, ¡oh! muy agradecido, por su Presencia y Poder en tu vida.
La gente desea muchas cosas. Se sienten atraídas por muchas cosas. Hay muchas atracciones poderosas en el mundo, obviamente, o el mundo no se vería como es. Pero ¿cuál es la mayor atracción de todas, sino la Atracción entre el Creador y la Creación? Esto es lo que mantiene unida a toda la Creación. Esta es la Fuerza de Atracción que une al universo.
Este es el poder que te da fuerza y sabiduría, y te permite usar tus fallos y tus errores para generar sabiduría para ti y para los demás. Eso es lo que te redime, te rescata y te reúne con tu Fuente.
*NdT:
Fonética Rahn Maziy: [‘ra ān] [mi ‘θā e].
La «r» es suave. La «ā» es larga. «θ» se pronuncia como la «z» en zapato.
El símbolo «’» indica una silaba acentuada.