
Marshall Vian Summers
el julio 11, 2008
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¿Qué sucede después de la muerte? Muchas personas, por supuesto, se asombran y maravillan, e incluso anticipan qué tipo de realidad enfrentarán tras dejar este mundo. De hecho, el énfasis en esto es el fundamento de las religiones del mundo, porque de alguna manera parece demasiado increíble e irreal pensar que esta vida, con toda tu inteligencia y capacidades, cese cuando el cuerpo deje de funcionar. De alguna manera, parece ser una contradicción. No es simplemente un miedo o una ansiedad. Es una contradicción. Porque naciste con una chispa de conciencia, y saldrás de este mundo con una chispa de conciencia.
El misterio que rodea a esto y las muchas filosofías y la gran especulación que rodean a esto siguen dejando perpleja a las personas en todas partes. De hecho, esta es una gran preocupación en toda la Comunidad Mayor de vida en el universo. No es una preocupación solo para los seres humanos.
La contemplación de lo que podría ocurrir tras dejar este mundo está sin duda en la mente de las personas que enfrentan una enfermedad grave, y está sin duda en la mente de muchas personas que están llegando a las etapas finales de su vida en el mundo. Pero en realidad se vuelve un gran énfasis para todos. Porque cómo vives tu vida aquí, en gran parte, está determinado por la forma de ver tu existencia en general.
Si te identificas con tu cuerpo, te sentirás tan débil y vulnerable como tu cuerpo. Temerás las mil cosas que podrían dañarlo o destruirlo. Te dedicarás a protegerlo, a cuidar de él, a servir a sus placeres y necesidades, y a mitigar sus dolores y dificultades.
Cómo vives tu vida depende, entonces, en gran medida de con qué te identificas en tu interior. Sin duda, hay una parte de ti mayor que tu cuerpo, y esa parte es tu mente. Es la mente con la que piensas. También contiene tus memorias, tus sentimientos, tus emociones y tus asociaciones; todo lo que se ha impresionado sobre ti en esta vida desde el momento en que naciste. Y, por supuesto, muchas personas —de hecho, todas en cierto grado— se identifican con esta mente pensante y con sus propios pensamientos.
Las personas realmente creen que son un nombre. Piensan que su personalidad —con todas sus peculiaridades y características únicas, sus debilidades, sus puntos fuertes y sus peligros— es lo que realmente son, y que sus pensamientos realmente representan lo que ellas son. Así que, cuando te identificas con tu mente, sientes que tienes un poco más de omnipotencia sobre la fragilidad de tu cuerpo. Pensarás: «Bueno, la gente puede lastimar mi cuerpo, pero no pueden dañar mi mente. Sigo siendo libre para tener mis propios pensamientos».
Esta es una suposición muy común, por supuesto, pero lamentablemente es falsa, porque vives en un ambiente mental. El 99% de tus pensamientos los has absorbido de tu entorno o los has adoptado de tu familia o de otras figuras significativas para cumplir con las convenciones sociales, satisfacer las expectativas de otras personas, satisfacer las necesidades y demandas de tu familia, y así sucesivamente. Realmente, tienes muy poca libertad en tu mente pensante, porque esta ha sido muy condicionada. Crees que eres libre, pero no eres realmente libre en ese sentido.
Las personas se identifican con sus pensamientos y más aún con sus creencias fijas. Están dispuestas a morir por sus creencias, a matar a otras personas por sus creencias, a hacer la guerra, a cometer genocidio, a devastar el mundo y a denigrar a otras porque ellas están fijas en sus creencias. Se identifican con sus creencias. Piensan que sus creencias son lo que ellas son. Todo el mundo sufre de este engaño en un grado u otro.
¿Dónde estarías sin tus ideas o creencias políticas, sin tus ideas o creencias religiosas? ¿O sin tus normas sociales? ¿O tus expectativas? ¿O tus planes, tus regímenes, tus horarios, tus hábitos y tus aficiones? ¿Dónde estarías sin todas estas cosas? ¿Dejarías de existir? ¿Te evaporarías?
Muchas personas están aterrorizadas de experimentar incluso un momento de quietud, pensando que sin esta inversión constante en su pensamiento y en sus ideas, en sus sentimientos y emociones, y en sus recuerdos y expectativas, ellas de alguna manera simplemente desaparecerían o se volverían locas, o perderían el control, o alguna otra cosa de esta naturaleza. Y luego están las personas que creen que tienen un alma que de algún modo está más allá de su intelecto, pero es misteriosa. Es difícil atribuirle cualquier aspecto de la mente o del cuerpo.
Algunas personas creen que tienen un cuerpo etéreo, una especie de cuerpo transparente, porque no pueden imaginarse a sí mismas sin tener una forma física de algún tipo. Y otras piensan que el alma tiene un montón de ideas, y que de alguna manera es solo otra versión de su intelecto y de su condicionamiento social. Pero hay muchas personas, por fortuna, que reconocen que hay algo en sí mismas y en otras personas que está más allá de la mente y del cuerpo, y esto es una señal esperanzadora.
¿Qué pasaría si estuvieras en un hospital y no te pudieras mover? Tendrías que enfrentar tu mente, porque es muy poco lo que podrías hacer; o si estuvieras en una silla de ruedas y no pudieras funcionar en la gama normal de actividades, tendrías que enfrentar el contenido de tu mente a un grado mucho mayor, ya que no podrías estar yendo de aquí para allá todo el día.
Pero luego, si la vida te decepciona, si hay una pérdida de amor o de privilegio, una pérdida de respeto o de la admiración de los demás, esto podría ser demoledor para la mente. Hay personas que se suicidan cuando sus ideas acerca de sí mismas son seriamente desafiadas o puestas en duda.
Así que, probablemente enfrentarás momentos —ya sean momentos de una especie de presciencia o momentos de grave decepción— en los que realmente no podrás seguir reforzando tus ideas sobre ti mismo y seguir distraído con tus creencias, tus pasatiempos, tus búsquedas y tus placeres, porque la vida ha interferido. La vida ha interrumpido tu sueño, tu obsesión contigo mismo.
La vida ha interrumpido tu obsesión contigo mismo, y ahora tienes que enfrentar algo diferente dentro de ti. Tal vez no sabes realmente quién eres. Tal vez tus ideas no son tan certeras. Tal vez tus creencias sobre Dios, la vida, la naturaleza, la cultura y la civilización no son tan verdaderas como antes pensaste que eran. Y ahora dudas. Ahora no estás tan seguro.
Las personas están tan obsesionadas e identificadas con sus pensamientos que, cuando se enfrentan a estos momentos de duda interna, les resulta muy impactante. Es como si toda tu vida se cuestionara. Toda tu existencia se cuestiona. Tú pensabas que sabías quién eras, por qué estabas en el mundo y qué tenías que hacer aquí. Tu vida estaba resuelta. Tenías un patrón, un esquema y un plan. Pero ahora ya no estás tan seguro.
Es siempre una señal esperanzadora cuando tienes este tipo de experiencias, pese a que las personas hagan todo lo posible para evitarlas, escapar de ellas o dejarlas atrás lo antes posible. Son estos momentos los que pueden abrirte una ventana hacia tu naturaleza más profunda, y tal vez darte una visión de que quien realmente eres no es tu mente, ni tus pensamientos, ni tus creencias, ni tus convicciones, ni tus asociaciones, ni tus recuerdos, ni tus expectativas, ni nada de eso.
Los momentos de gran decepción pueden suponer verdaderos avances en este sentido. Por tanto, si estás experimentando una gran decepción o una gran duda interna, este es un momento prometedor para ti. Podrías tener una posibilidad de escapar de la prisión de tu mente, de la prisión de tus creencias, pensamientos y convicciones.
Tal vez no serás ahora tan inflexible en hacer valer tus ideas y creencias, ni estarás tan dispuesto a condenar a otros que estén en desacuerdo contigo o que no vivan de acuerdo a tus normas o expectativas. Esto siempre es una señal esperanzadora de que quizás tendrás la oportunidad de vislumbrar o recordar que no eres tus pensamientos, que no eres tu mente.
Hay una mayor parte de ti que está más allá de todo eso. Puedes llamarlo tu alma. Puedes llamarlo tu ser. Pero más allá de eso, realmente no puedes darle mucha forma. Puedes imaginar que es divino o etéreo. Puedes imaginar todo tipo de cosas, pero en realidad la mente no puede entender al Espíritu.
La mente tiene que darle a todo una forma, y simplemente no puedes darle al Espíritu una forma. El Espíritu puede vivir en una forma. El Espíritu ocupa una forma como en tu propio caso y en tu existencia actual, pero realmente no puedes hacer que el Espíritu tenga forma. Puedes construir una forma alrededor del Espíritu. El Espíritu puede ocupar una forma, pero no es exactamente lo mismo, ya ves.
No se puede convertir al Espíritu en algo que no es. No se puede cambiar lo que Dios creó, a pesar de que todo el mundo parece esforzarse por hacer precisamente eso.
El mundo ha creado tu cuerpo. Tu vida en el universo físico ha creado tu mente tal como eres consciente de ella. Pero Dios creó tu Espíritu. La naturaleza ha creado tu mente y tu cuerpo. Dios creó la naturaleza, pero lo que Dios realmente creó en ti, que tiene permanencia, está más allá de la mente y del cuerpo.
Esto representa un gran salto, una gran transición en la conciencia, un gran umbral, si puedes experimentar lo que aquí se presenta. Mientras todavía vives en el mundo —funcionando y viviendo en un cuerpo, usando tu mente para navegar las circunstancias que cambian constantemente y los innumerables problemas de la vida— tener esta experiencia de ti mismo, más allá de tu mente y más allá de tu cuerpo, resulta muy tranquilizador. Es un antídoto maravilloso a todas las obsesiones temerosas en las que la gente está tan anclada —sus fervientes creencias religiosas, sus aficiones, sus búsquedas románticas, su trabajo obsesivo.
Ver que existes más allá de todas estas cosas te da una especie de seguridad más profunda, una profunda confianza en ti mismo. Realmente no puedes confiar por completo en el cuerpo, porque es muy falible. Se daña muy fácilmente. Es muy propenso a muchos problemas. Y siempre está la posibilidad de que mueras mañana mismo, atropellado por un coche o debido a alguna otra calamidad que suceda.
Realmente no puedes confiar en tu mente, porque se encuentra en gran conflicto y está impregnada con mucho miedo, ansiedad y antagonismo. Es realmente bastante caótica, porque no tiene al Espíritu para que la guíe, y sin la guía del Espíritu la mente se vuelve bastante errática. Es propensa a todo tipo de dificultades, e incluso a comportamientos autodestructivos.
Las personas más equilibradas, cuya vida interior es más armoniosa, han establecido su identidad más allá del ámbito del intelecto. Entonces comprenden que su mente está aquí para servir a algo, y que si la mente solo sirve a sus propias ideas entonces se vuelve errática y conflictiva; y lo que ves como resultado es el mundo que experimentas: que la humanidad puede crear cosas bellas y cosas horribles, que incluso con toda su brillantez intelectual, las personas sufren; son miserables; son deshonestas. No pueden estar consigo mismas; no pueden estar presentes para otras personas; no pueden quedarse quietas ni por un minuto. Ellas no saben cómo estar consigo mismas; no saben cómo estar con la vida; tienen limitada su capacidad de experimentar la belleza. La mente se vuelve loca sin la guía del Espíritu.
La mente se hizo para ser un vehículo de comunicación. Ese es su mayor propósito. Pero si este propósito no se experimenta, no se entiende y no se emplea completamente en la vida de una persona, entonces esa persona será enloquecida por su mente y por las mentes de otras personas. Es un ruido constante.
Muchas personas acuden a las drogas para tratar de escapar de su propio antagonismo interno, del estado infernal de su mente. Las personas caen en la depresión. Se vuelven obsesivas en sus hábitos o aficiones. La enfermedad mental se vuelve rampante, siempre presente. Si la mente no sirve al Espíritu, entonces se vuelve autodestructiva. Y aunque sus tendencias autodestructivas se mantengan bajo control, no parece conocer la felicidad ni la realización.
Quién eres es mayor que eso, y esto te dirá que tu existencia continuará más allá de esta vida, porque si lo que eres no es tu mente ni tu cuerpo, entonces el cese de tu cuerpo e incluso el cese de tu mente tal como la experimentas no constituye el final de tu existencia.
Así que cuando nos acercamos a la cuestión de qué sucede después de la muerte, tu manera de verlo y entenderlo dependerá en gran medida de lo que piensas que eres y con qué te identificas. Si piensas que eres solo un cuerpo, entonces la muerte lo es todo. Se acabó. Eres como un vaso de agua que se vierte de nuevo al océano. Tus moléculas simplemente pasan a formar parte de las moléculas del universo para convertirse en otra cosa —un árbol o una roca, o parte de otra criatura, lo que sea a lo largo del tiempo—. Eras solo una parte del material del universo físico.
Si te identificas con tu mente y tus pensamientos, entonces tratarás de crear un Cielo donde tu intelecto pueda sobrevivir y ser relevante. Veamos: las personas han inventado todo tipo de estados celestiales, pero ninguno de ellos parece ser muy atractivo. No puedes sentarte a alabar a Dios todo el día. No puedes disfrutar del placer por mucho tiempo sin que este se vuelva algo bastante basto y repugnante. Si vives una vida de total facilidad y belleza, esta vida se vuelve extremadamente aburrida para el intelecto.
Todas estas nociones del Cielo, donde todavía se tiene una mente y un cuerpo, se vuelven, después de un tiempo, bastante infernales, porque ¿qué es el Infierno sino un hermoso lugar donde nunca puedes ser feliz? Y el tipo de Cielo que las personas imaginan, donde su intelecto y su cuerpo pueden sobrevivir, realmente se convierte en un Infierno después de un rato.
Algunas personas piensan que simplemente se unen de nuevo a Dios, pero en realidad eso sería la aniquilación. Eso es como poner una taza de agua de nuevo en el océano. Y de alguna manera no hay relevancia ahí para ti, si crees que eres solo un intelecto y un cuerpo. ¡Incluso si Dios es maravilloso, la mayoría de la gente no dará la bienvenida a la aniquilación!
Así que abordar esta cuestión de lo que sucede después de la muerte realmente depende de cómo te ves a ti mismo y con qué te identificas. Hay muchas personas que de ningún modo pueden enfrentarse a la perspectiva de no tener un cuerpo. Simplemente sería inconcebible ser solo una mente, ¿en una especie de existencia vacía, sin ningún contraste, sin ningún escenario?
Y si estuvieras en una realidad física sin un cuerpo, ello se volvería bastante frustrante, porque no podrías participar. Hablas con la gente, pero no te pueden oír. Saludas a la gente, pero ellos no lo notan. Gritas y chillas a tus seres queridos para decirles que no hagan algo que están a punto de hacer, y no te prestan la menor atención.
Por eso, cuando las personas dejan este cuerpo o mueren son alejadas de sus seres queridos, ya que les resultaría increíblemente doloroso y frustrante estar cerca de sus seres queridos y no poder comunicarse. Solo se dan breves periodos de «visita».
¿Puedes imaginar la frustración de haber muerto y que tu esposa se vuelva a casar? ¿Te gustaría estar presente en su boda, o cuándo hacen el amor, o en su romance? ¿Te gustaría quedarte y ver a tus hijos fracasar y tener graves dificultades, y ser absolutamente incapaz de comunicarte con ellos, para advertirles o asesorarles?
Por eso, cuando alguien muere es alejado de sus seres queridos, porque su experiencia y su existencia serían demasiado dolorosas y exasperantes si eso no ocurriera. Hay algunas relaciones en las que puede sostenerse una conexión, pero incluso en ese caso será intermitente.
Cuando mueres, pierdes tu vehículo físico. Ha cumplido su propósito, o se destruyó antes de tiempo, sea cual sea el caso. Moriste joven. Moriste viejo. Tu cuerpo es un vehículo temporal. Se desgasta. Se hiere. Se enferma. Se destruye en un conflicto. Cometiste el error de ponerte enfrente de un coche, o bien no estabas prestando atención y golpeaste el árbol.
Las personas parecen creer que mueren en algún tipo de momento perfecto, como si hubieran completado sus vidas, pero eso no es cierto en absoluto. Cualquier cosa puede sucederte en cualquier momento. Es por eso que debes prestar atención y estar presente a lo que estás haciendo.
Las personas piensan: «Oh, bueno, esta persona estaba lista para morir». Eso es ridículo. Muy pocas personas están listas para morir. Las personas mayores, sí. Las personas que han tenido largas enfermedades, sí. Las personas cuyas vidas se han vuelto tan miserables que no vale la pena vivirlas, sí. Pero la mayoría de las personas mueren cuando mueren. No están listas para morir. Simplemente mueren. Quizá la vida las ha superado, o su cuerpo se ha desgastado, o han cometido algún error tonto, y eso es todo.
Y ahí estás. No tienes un cuerpo, pero todavía tienes una mente, por un tiempo. Pero es un tipo diferente de estado mental, como ves, ya que sin el cuerpo la mente no está funcionando de la misma manera. Gran parte de tu mente está ocupada manejando y dirigiendo al cuerpo, y esto implica planes y actividades, recuerdos. Una gran parte de tus capacidades mentales y de tu energía mental se utilizan para manejar el cuerpo y planificar las acciones del cuerpo.
Cuando no tienes un cuerpo, gran parte del intelecto se va con él. Sin un cuerpo, ¿sigues pensando en lo que vas a hacer la semana que viene o en lo que hiciste la semana anterior? ¿Sigues preocupado acerca de tus actividades y tus compromisos con otras personas y todos tus planes? No hay cuerpo, no hay actividades. No hay actividades, no hay planes. Pero todavía estás ahí. Serás capaz de vislumbrar tu vida —tal vez por un momento— tras salir de ella, pero entonces tendrás que pasar a otra dimensión. Y en esa dimensión, dependiendo de tu estado de ánimo cuando moriste, dependiendo de tu conciencia de tu vida más allá de tu mente y tu cuerpo, puedes o no tener un encuentro con un miembro de tu Familia Espiritual.
Cuando las personas mueren en un estado de profunda ignorancia, o bien con odio o violencia, no tienen este contacto de manera consciente. Son enviadas a una especie de limbo, fuera del tiempo, donde nada parece estar sucediendo. Y luego se les da otra asignación, pero ellas no experimentan eso. Simplemente pasan a otro tipo de existencia, porque no han completado su misión de aprendizaje en la realidad física.
No puedes volver a Dios, porque tu mente y tu experiencia aún no están listas para eso. Y Dios no agita una varita sobre ti disolviendo todos tus conflictos y dificultades, porque todavía tienes una mente y todavía está llena de dificultades, y por tanto no estás listo para volver al Cielo o para entrar en un mayor estado de la existencia.
Así que aquí no hay Día del Juicio, en el que vas ante el gran juez y se evalúa tu vida, y si eres bueno tienes la oportunidad de pasar e ir al Cielo, y si eres malo te envían abajo a algún estado infernal o terrible. Eso es una completa fantasía, que las instituciones religiosas usan para que las personas obedezcan, o para asustarlas y que se porten bien o para amenazarlas con un castigo; un castigo sin fin en algunos casos. Pero no es eso lo que sucede, en absoluto. Las personas que piensan así deben pensar en Dios como un Ser ¡realmente terrible! ¡Feroz! ¡Cruel!
¿Por qué Dios te castigaría, cuando se te puso en un mundo en el que cometer errores era tan fácil, y la oportunidad de llegar a ser sabio era tan pequeña? Dios entiende que, sin el Conocimiento para guiarte —la inteligencia más profunda que Dios ha puesto dentro de ti y creado dentro de ti— todo lo que podrías hacer sería cometer errores.
Por tanto ¿Te castigaría Dios si no pudiste reconocer y experimentar este poder y presencia guiadores en tu vida? Eso sería como castigar a un niño por ser un niño, o castigar a un tonto por ser tonto. Sin el Conocimiento para guiarte, esta inteligencia más profunda que Dios ha creado, bueno, lo único que podrías hacer [es] cometer errores.
Así que esta idea de la buena conducta y el mal comportamiento, bueno, si realmente hiciste cosas terribles en la vida, entonces se te enviará a otro tipo de existencia para tratar de compensar eso y rehabilitar la parte de tu mente que está más allá del intelecto. Llevas esta mente más allá de la vida física, hasta cierto punto. Solo se pierde una gran cantidad de tus pensamientos y preocupaciones, porque cuando no tienes un cuerpo, ¿por qué tener preocupaciones? Cuando te encuentras fuera del ámbito físico, el 90% de tu pensamiento es simplemente irrelevante y no tiene contexto.
Si fuiste violento e ignorante, si moriste de forma violenta o estabas enojado con Dios, o eras muy, muy conflictivo, se te asignará una existencia diferente, probablemente en el mismo mundo. Pero en algunos casos podrías ser enviado a otro lugar en el universo.
Si murieras en un mayor estado de ecuanimidad y aceptación de ti mismo, entonces es muy probable que encuentres a un miembro de tu Familia Espiritual y te despiertes en su presencia, y será como si te preguntaras: «¿Dónde he estado?». Y os reconoceréis mutuamente a pesar de que no tendréis forma.
Será como despertar de un sueño largo y problemático. Estarás de regreso donde estabas antes, en un tipo de realidad completamente diferente, pero no se trata todavía del Cielo. Todavía no es realmente un estado superior. Tu Familia Espiritual que vela por ti en este mundo, te dará la bienvenida si dejas este mundo en un estado de aceptación, en un estado de apertura, y si has vivido una vida que no sea extremadamente violenta o conflictiva. Tendrás el honor y el placer de reunirte con tu grupo de aprendizaje, con el que has estado por mucho tiempo. Y ellos te darán la oportunidad de elegir lo que quieres hacer para continuar tu servicio a la vida en el universo físico, ya que tendrás el Conocimiento perfecto de que eso es lo que debes hacer.
Esta capacidad de elegir es importante, porque te dará una mayor oportunidad para el Conocimiento propio en tu próxima experiencia viviendo en la realidad física. Y es posible que tengas una asignación mucho mayor, con grandes posibilidades. Si ahora no estás tratando de hacer compensaciones, se te puede asignar una tarea mayor, una mayor oportunidad.
Eso lo determináis tanto tú como tu Familia Espiritual. Eso lo guía la Presencia Angélica. Es una realidad que difícilmente puedes imaginar ahora, así que no trates de darle forma. Aquí estamos hablando de una experiencia profunda, no de un paisaje.
Todo el mundo retornará al Cielo algún día, pero llegar allí podría llevar un tiempo increíblemente largo y mucho sufrimiento. Sin embargo, no creas que esto representa la idea del karma como la gente suele pensar en él. Las personas usan el karma para justificar las condiciones miserables de tantas y tantas personas en el mundo, pensando: «Bueno, ellas fueron malvadas en su vida pasada, y por eso se ganaron esta vida como castigo». No es así en absoluto. Eso se convierte en una forma cruel de justificación.
Cuando entras en el mundo, tienes que tratar con el mundo. Puede que llegues a un conjunto de circunstancias muy malas. Ello no tiene nada que ver con si fuiste bueno o malo en tu última experiencia de vida. No es un castigo. Si has alcanzado cierto grado de desarrollo y bienestar espiritual, podría ser una elección. ¿Cuántos santos han surgido de los barrios bajos y de las condiciones miserables de la humanidad? La pobreza es un mejor caldo de cultivo para la santidad que la riqueza y la opulencia.
Debes abandonar esas nociones de que una vida es el pago por la vida anterior. En realidad, no es así, como ves. Es solo parcialmente cierto en el sentido de que, si no serviste a los demás en una vida, se te pone en una posición en la que poder servir a los demás en otra. Pero eso no significa que seas arrojado a condiciones horribles y un trato brutal; aunque podrías elegir eso como una oportunidad.
Pero cuando entras en la existencia física, la memoria de tu Antiguo Hogar y tu Familia Espiritual es ahora reemplazada —no erradicada, sino reemplazada— por tu experiencia de la dificultad de estar en la existencia física. Esto comienza a superponer toda una nueva capa de conciencia y comprensión sobre lo que es fundamental y eterno en ti.
Si fuiste una persona muy mala que hizo cosas terribles, bueno, tal vez serás un sirviente o una enfermera o un cuidador, hasta que las heridas de tu existencia previa sean sanadas y compensadas. Pero no eres castigado, como ves. Es diferente a eso.
Hay muchos Seres que están esperando venir a la existencia física y que están eligiendo condiciones que tú aquí en la tierra no querrías elegir para ti mismo, porque ellos reconocen que la oportunidad para recuperar su Herencia Espiritual y recordar a su Familia Espiritual, mientras están en el mundo, sería más óptima en esos ambientes.
Porque si naces en la riqueza, la comodidad y el esplendor, la seducción de todas esas cosas es tan grande que representa una verdadera desventaja para una persona que quiere venir al mundo para traer sus verdaderos regalos espirituales a la luz.
Los ricos están mucho más engañados que los pobres. Están mucho más distraídos. Están mucho más seducidos. Tienen muchos más apegos a cosas de poco valor que los pobres. Así que, muchas personas optan por la pobreza como una mayor oportunidad. Esto no justifica la pobreza, porque la pobreza sigue siendo extremadamente difícil e incluso horrible en muchos casos. Así que, no hay justificación aquí para el estado de la existencia de las personas en la vida.
No obstante, el trabajo espiritual opera en todas partes —en las filas de los ricos, en las filas de los que quieren ser ricos, en las filas de los pobres, e incluso en las filas de los desesperados —. El trabajo espiritual opera en todas partes.
Es por eso que las personas que son en general más pobres son más religiosas que las que son en general más ricas, porque sienten la importancia de ello. Ellas reconocen los límites de su existencia física. Confían más en el poder espiritual en su interior. Tal vez son más supersticiosas, pero en conjunto también son más reverentes.
Así que, cuando sales de este mundo dejas el cuerpo atrás y dejas muchos de tus pensamientos e ideas, de tus planes y objetivos, de tus esquemas y actitudes —todos se van con el cuerpo, porque ahora no tienes un contexto para ellos—. Pero todavía tienes una mente. Todavía tienes una mente mundana.
Si entras en esta fase, en este mayor estado de conciencia, con un mínimo de discordia y conflicto, te encontrarás con tu Familia Espiritual, que te dará tu próxima misión, la cual puede suceder en el mismo mundo o en otro lugar en la Comunidad Mayor de la vida en el universo. En general, las personas retornan al mismo mundo, pero no siempre es así.
Una vez que has completado tu estancia en la realidad física, entonces la mente que te mantiene conectado a la vida a este nivel ya no será parte de tu experiencia. Ahora estarás funcionando al nivel del Conocimiento puro, y tu individualidad se volverá una luz en el universo.
Ahora brillas como una estrella y no flotas como un guijarro. Entonces la necesidad de entrar en la forma, la necesidad de pasar a través del cambio, la necesidad de hacer compensaciones e, incluso, la necesidad de hacer contribuciones específicas, estarán todas superadas. Y podrás entrar en el mayor panorama de la Creación que está más allá de la realidad física.
Ahora no puedes imaginar eso, y tal vez ni siquiera te parezca deseable, porque no representa donde estás en tu progresión, en tu avance. No es relevante para tus necesidades en este momento. Es como decirle a un niño de seis años los beneficios de tener 35. Pues bien, el de seis años puede pensar que sería divertido conducir un automóvil o tener otro tipo de libertades, pero en verdad estaría más allá de su realidad y de su alcance. Así que, cuando hablamos de la vida más allá de la realidad física, realmente es algo que está más allá de tu ámbito y de tu alcance. Tienes solo seis años, y estamos hablando de alguien que tiene 35; utilizando la analogía, por supuesto.
Como es natural, las personas tienen miedo a morir, y la naturaleza ha puesto este miedo en vosotros para que los individuos, con suerte, no actúen tontamente y pongan fin a sus vidas antes de tiempo, antes de tener la oportunidad de hacer algo aquí realmente. Si vas a marcar una diferencia en la vida, entonces, tu voluntad de vivir debe ser más fuerte que tu voluntad de morir, y eso es una buena cosa. Las cosas fueron diseñadas de esa manera, como ves. De lo contrario, las personas simplemente renunciarían. La vida se vuelve difícil, y ellas se dan por vencidas.
No puedes hacer eso. Tienes que estar aquí. Aquí es donde estás destinado a estar. Es por eso que estás aquí, para hacer una contribución única a la vida, en este momento, en estas circunstancias, porque esto te redime y contribuye a la evolución y el bienestar de la vida en el universo.
Cuando comprendas que tienes una vida más allá de tu mente y tu cuerpo, comenzarás a experimentar que estás en el mundo con un propósito, y que este propósito contiene el mayor significado para tu existencia, así como la razón por la que estás buscando relaciones. Representa, claramente, las motivaciones más profundas que están tras todas las cosas que buscas y haces en tu vida.
Este es el viaje ante ti ahora. Es por esto que Dios ha presentado los Pasos al Conocimiento. Es por esto que hay un Nuevo Mensaje para la humanidad en el mundo. Es por esto que ahora hay una gran clarificación, porque la humanidad debe unirse en un grado mayor para enfrentar las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo y para enfrentar su futuro dentro de una Comunidad Mayor de vida inteligente.
Por lo tanto, deben aclararse enormemente ahora tu comprensión de la espiritualidad y la religión; tu comprensión de la vida; tu comprensión de tu propio propósito, significado y dirección reales. Y lo que es verdadero en todas las religiones del mundo debe ser enfatizado ahora; que eres enviado al mundo con un propósito; que esta vida es una oportunidad para que experimentes y expreses ese propósito; que este propósito no es algo que tú creas, pero debes crear una vida que permita que este propósito emerja dentro de tu conciencia, y que estás aquí para servir a un mundo necesitado y de ese modo ser servido a cambio.
Has venido de la muerte hasta aquí. La muerte es un principio y un final, pero es solo una etapa de tu gran existencia y de tu gran servicio a la vida.
Piensa en estas cosas. Contémplalas. Pero reconoce que tu intelecto no puede comprenderlas plenamente, porque el intelecto no puede entender realmente al Espíritu. Solo puede servir al Espíritu, y ese es su gran propósito y su gran deber.
Pero has de saber que tu vida es mayor que esta única existencia, y que aquello que eres está más allá de la mente, el intelecto y el cuerpo. Y entonces abrirás la puerta a una mayor experiencia, una mayor certeza y un mayor poder que son tuyos, para recibirlos y para contribuirlos al mundo que te rodea.