
Marshall Vian Summers
el junio 18, 2013
Escuchar el audio original de la revelación, en inglés:
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Debes hablar en contra de la guerra. Nunca está justificada. Es una acumulación de errores. Es una acumulación de fracasos.
El incentivo para ir a la guerra por recursos, por el control territorial y por vencer a quien se percibe como enemigo será muy grande en el futuro, cuando los recursos del mundo disminuyan y surjan dificultades económicas aquí, allí y en todas partes. Será un gran reto para la humanidad.
Es un desafío porque la humanidad debe ahora unirse frente al universo, una Comunidad Mayor de vida inteligente. Debe unirse para utilizar los recursos del mundo de forma adecuada y exitosa, para evitar la competición, el conflicto y la guerra continuos. Será un gran reto para la humanidad.
Las personas se sentirán amenazadas. Ellas tomarán partido. Ellas creerán en otras personas que toman partido. Cuando la gente está gobernada por el miedo, toma partido. Cuando la gente está gobernada por el enfado o el resentimiento, toma partido ciega y neciamente. Ellas dirán quién es el enemigo, y creerán lo que dicen. Será un gran reto para la humanidad. Un reto es una prueba, así como un campo de ensayo para lo que es cierto, para lo que es justo y para lo que es verdadero.
Habrá cooperación o habrá conflicto y guerra. Las opciones se vuelven aquí mucho más simples y directas. No podéis tener las dos cosas. No puedes vencer a otro y establecer la paz al mismo tiempo. No puedes suprimir a otra gente ni a la gente de tu propia nación y pensar que estas manteniendo la justicia, el orden y la paz, porque simplemente estás negando y resistiéndote a lo que debe salir adelante. Y lo que debe salir adelante no es la simple venganza, ni la hostilidad ni el ajuste de cuentas.
Debéis ser guiados por un Poder Mayor dentro de la gente, el Poder que Dios ha puesto ahí para todas las personas del mundo, para todas las religiones del mundo, incluso para las que no tienen religión, eso está ahí.
Este poder verá más allá de la división. Verá más allá de la complejidad. Verá más allá del ajuste de cuentas para establecer una realidad cooperativa basada en la necesidad y no solo en altos ideales; basada en las necesidades fundamentales de la gente y lo que puede garantizar que esas necesidades sean suficientemente atendidas.
La Nueva Revelación de Dios habla de este Poder Mayor dentro del individuo; habla de él con mucho énfasis, porque es lo más importante. Sin él, serás gobernado por el miedo, el deseo y las persuasiones de otros. Te alinearás con tu grupo, con tu tribu, con tu cultura y quizá incluso con tu nación, o con alguna fuerza o facción dentro de tu nación. Serás cegado por su ideología y creerás en ella, porque estarás tan asustado que querrás creer en algo a lo que te puedas adherir. No querrás estar solo, y te asociarás con aquellos que parecen poderosos y determinados.
Así, naciones enteras son acorraladas hacia la guerra. Así, la gente es empujada a polarizarse en fuerzas oponentes, sin siquiera entender realmente de que tratan los conflictos, sin entender realmente lo que están haciendo ni lo que están apoyando.
Voces y fuerzas radicales obtendrán la atención del mundo, como ha sido el caso, porque eso es lo que las personas quieren escuchar. Ellas no quiere moderación. No quieren refrenarse. No quieren diplomacia. Quieren tomar lo que piensan que es suyo, o quieren impedir que otras tomen eso que ellas consideran suyo, o quieren conseguir lo que queda, a medida que el mundo se deteriora y entra en declive. Es una situación desesperada en un mundo donde la humanidad está muy fracturada y dividida.
Tú debes superar esto, pero debes comenzar contigo mismo, porque como individuo estás fracturado y dividido internamente. Eres propenso a persuasiones radicales. Tiendes a evitar lo que no puedes enfrentar o tratas de aplicar soluciones simples a circunstancias que en realidad son más difíciles de comprender y entender.
Observa tus propias tendencias. Observa a dónde va tu mente cuando se enfrenta a una grave incertidumbre y a la posibilidad guerra y conflicto. Observa cómo tomas partido automáticamente o asumes creencias sin siquiera pensar realmente, sin tomarte el tiempo para entender una situación de manera más profunda y completa, lo cual te daría una pausa y te contendría de llegar a conclusiones prematuras.
Dios te ha dado el gran poder para ver, saber y actuar con certidumbre. Pero para seguirlo, tienes que apartarte de todas las otras seducciones, directivas y tendencias de tu mente. Si la gente no hace esto, se dividen en bandos. Se volverán partidistas en una situación divisiva y desintegradora.
Las líneas de batalla están siendo trazadas. Las naciones están compitiendo por posiciones de control. Muchos de los que dirigen estas naciones comprenden el gran cambio que está llegando al mundo. Ellos quieren tener una posición tan fuerte como sea posible, controlar el acceso a los recursos tanto como sea posible, asegurar su seguridad tanto como sea posible. Por eso, competirán con otras naciones por el control. Pero ninguno comprende la mayor amenaza en el mundo, la amenaza de Intervención desde más allá del mundo que buscará usar el conflicto, la ignorancia y la ambición humanas para sus propios fines.
El gran entendimiento que la humanidad debe tener no se está adoptado lo suficiente, y por tanto Dios ha dado al mundo un Nuevo Mensaje; un mensaje de advertencia, un mensaje de poder, un mensaje de gracia, un mensaje de gran esperanza. Pero esta gran esperanza solo puede cumplirse si un número suficiente de personas puede recibir la Revelación.
Muchas partes del mundo están afrontando restricciones de alimentos y agua, pues la naturaleza ha sido transgredida y el equilibrio natural del mundo ha sido perturbado. Ahora, el mundo entero enfrentará la violencia meteorológica que destruirá gran parte de la producción mundial de alimentos y con ello la estabilidad de las naciones, particularmente de las naciones más pobres del mundo. Mientras las naciones más fuertes compiten para posicionarse, luchando unas contra otras, usando a las naciones más pobres como su campo de batalla, estas últimas sufrirán y declinarán.
¿Cuántas guerras se librarán, y cuántas vidas serán arruinadas y perdidas? ¿Cuánta tierra será destruida? ¿Cuántas ciudades serán devastadas? ¿Cuánta tragedia tendrá que ocurrir para que suficientes personas entren en razón y comprendan que su problema no es con el otro? Su problema es con el mundo; con su propia estabilidad en el mundo, con su estabilidad en una Comunidad Mayor de vida inteligente en la que la humanidad siempre ha vivido y con la que ahora debe aprender a lidiar.
¿Quién guiará a la humanidad? ¿Y qué puede ofrecer Dios a la humanidad en una situación tan crítica y grave, cuando en el mundo están desperdiciándose cosas que no pueden ser desperdiciadas —tierra e infraestructura, personas, talentos y capacidades?
Nada puede ser desperdiciado en este nuevo mundo, este mundo de mayores demandas, este mundo que requerirá unidad y cooperación humanas a un nivel nunca visto con anterioridad. No porque todo el mundo esté de acuerdo ideológicamente, sino por pura necesidad, y porque la humanidad está encarando adversidad e Intervención desde el universo a su alrededor, funcionando subrepticiamente en el mundo, usando los poderes del engaño y la persuasión, arrojando a unas naciones contra otras y a la gente contra la gente, desanimando a poblaciones enteras para que pierdan la fe en sus líderes y busquen ser guiadas y gobernadas por poderes que no comprenden.
Este es el campo de batalla. Arruinaréis lo que os queda y arrojaréis a la humanidad a una serie de circunstancias mucho más graves y terribles en el futuro, o las personas comenzarán a entrar en razón para comprender que todo está en juego. Ninguna nación prevalecerá si el mundo va demasiado lejos en su declive, si es demasiado lo que se pierde. Nadie tendrá su riqueza segura y protegida en una situación como esta.
Entonces, ¿qué prevalecerá, será la sabiduría, la dignidad y el sentido común, o el enfado, el resentimiento y la venganza? Ahí está el gran campo de batalla. No sobre el territorio, sino sobre lo que prevalecerá en las mentes y corazones de las personas, y ¿cuántas tendrán que morir, sufrir o ser cruelmente incapacitadas antes de que la humanidad pueda ver que debe elegir y comprometerse con este sendero de resolución?
Las religiones del mundo están divididas y enfrentadas incluso en su propio seno. Muy a menudo se han vuelto partidistas en las grandes luchas por el poder y el dominio que han sido libradas a lo largo del tiempo y de la historia. ¿Cuál es aquí la luz guiadora?
No todo el mundo será un cristiano. No todo el mundo será un musulmán. No todo el mundo puede volverse un judío. Y no todos pueden seguir la misma ideología o tradición de fe. Y, aun así, muchos buscan dominar el mundo con sus puntos de vista y sus religiones. Ellos también están sembrando en el mundo las semillas de la guerra, del conflicto y la destrucción sin sentido.
Es por eso que Dios ha hablado de nuevo; no para condenarles, sino para ofrecer un nuevo camino que no requiere una ideología estricta, que no requiere que repudies al otro ni a su grupo ni a su nación, que no requiere que creas en un héroe.
Estás inmerso en el campo de batalla. Es aquí donde construiréis un nuevo futuro más equitativo y unido para la familia humana, o donde os destruiréis a vosotros mismos —grupo a grupo, nación a nación—, solo para ser explotados por aquellos del exterior que buscarán usaros y dirigiros en vuestro estado de debilidad, fracaso y declive.
Si supierais los grandes peligros que enfrenta la humanidad, la guerra acabaría mañana. Simplemente no sería una opción. Si supierais lo que la humanidad tendrá que tratar y encarar, habría poca disputa entre las naciones.
Ese es el gran reto, como ves. ¿Puede emerger la humanidad intacta de este gran umbral, con una resolución, una unidad y una fortaleza mayores, o simplemente se desintegrará y se destruirá a sí misma afrontando lo que ha creado en un mundo que ha sido expoliado, desperdiciando sus preciosos recursos en el conflicto, desperdiciando su oportunidad de establecer una mayor unión aquí en la Tierra? ¿Y qué tipo de unión será esa? ¿Será una unión libre o se tratará de un estado opresivo? El universo está lleno de estados tecnológicos opresivos.
Sea cual sea el tipo de unión, deberéis tener una unión para sobrevivir en la Comunidad Mayor. No podéis ser un conjunto de tribus en conflicto. No podéis estar destruyendo la riqueza, el esplendor y los recursos del mundo por asuntos ridículos entre vosotros. Por orgullo, por arrogancia, por poder o por ventaja, destruiréis lo que queda. Entonces afrontaréis una serie de circunstancias que la familia humana en conjunto nunca ha tenido que encarar antes; para sobrevivir en un mundo diezmado, para sobrevivir en un clima que está fuera de control, un clima que ha perdido su estabilidad natural debido a la contaminación y al abuso humano.
Va a hacer falta todo lo que tenéis —vuestra ciencia, vuestro ingenio, vuestra tecnología, la voluntad y el poder humanos— solo para sobrevivir en este mundo. Y vuestra capacidad para hacerlo determinará lo que ocurrirá en este campo de batalla y lo que este reto producirá.
Es fácil ir a la guerra. Es más difícil establecer una unión. Es fácil derrumbarse, porque eso es lo que la gente hace cuando está débil y confusa. Es más difícil permanecer firme y mantener vuestra fuerza y determinación en tiempos de grandes cambios e incertidumbre. Es fácil atacar a otro. Es más difícil establecer un acuerdo entre vosotros que ambas partes apoyen.
Tomad el camino fácil, y enfrentaréis penalidades mayores de lo que la familia humana en conjunto ha conocido nunca. Y el mundo en el que vuestros hijos y sus hijos tendrán que vivir será mucho más difícil y peligroso de lo que hoy enfrentáis.
Ellos os bendecirán u os maldecirán por lo que hagáis en estos tiempos; en esta gran oportunidad para establecer una mayor unidad en esta era, para prepararse para una nueva realidad y un nuevo mundo, y preparase para una Comunidad Mayor de vida inteligente en el universo. Este tiempo de Revelación —cuando Dios ha hablado de nuevo a todos los pueblos del mundo, a todas las naciones y a todas las religiones del mundo, para darles esta mayor perspectiva, este mayor poder y esta mayor oportunidad— será totalmente desperdiciado si la humanidad continúa por su mismo ignorante y destructivo camino.
Gente del mundo, escuchad la Voz del Cielo. El Cielo no verá favorablemente a los que pretendéis hacer la guerra, particularmente a los que proclamáis ser religiosos, porque estáis llevando a la humanidad a calamidades, a peligros y dificultades mucho mayores.
¿Qué prevalecerá, la fuerza y la sabiduría humanas o la debilidad y la indolencia? ¿Qué prevalecerá, lo que debe construirse cuidadosamente con tiempo o lo que es conveniente en el momento ¿Qué prevalecerá en ti? Siempre podrás culpar a otros y generalizar al hablar de la humanidad, pero ¿qué pasa contigo? ¿A dónde irá tu mente? ¿Qué posición adoptarás? ¿Qué apoyarás? No puedes simplemente mirar por ti mismo, pues eso será destructivo. Ahora debes considerar cómo todos pueden tener una mayor estabilidad y un mayor apoyo.
Esto es un desafío, no solo para los líderes de las naciones o los grandes pensadores, filósofos o teólogos. Es un desafío para cada persona que ve que debe considerar realmente lo que está ocurriendo en el mundo, y lo que ella puede hacer para contribuir a un resultado positivo y constructivo.
Porque te guste o no, lo creas o no, ahora mismo estás inmerso en el campo de batalla; un campo de batalla económico y político, un campo de batalla, incluso en tu interior, respecto a qué seguirás y qué defenderás en un tiempo de mayor incertidumbre y convulsión en el mundo.
Dios ha hablado de nuevo a todas las gentes del mundo para darles fuerza, coraje y dignidad, así como un camino para salir de la confusión, del peligro y de la autodestrucción. Pero ¿quién escuchará esto sin intentar solo defender sus viejas ideas o su posición, o hablar a favor de su propio grupo, o proteger su propio interés? Si eres uno de los que han elegido bando y tomarán partido, ¿podrás escuchar a Dios hablándote de nuevo, advirtiéndote, corrigiéndote, honrándote y dirigiéndote?
En los próximos veinte años, si los grandes recursos restantes son derrochados, el mundo será pobre, más pobre de lo que puedes imaginar. La humanidad puede sobrevivir, pero en un estado mucho más degradado. Será un mundo en el que nadie saldrá realmente beneficiado. Incluso los pocos que tengan riqueza estarán rodeados por los que no la tienen. Su posición no será sostenible.
Esa es la seriedad de estos tiempos. De ahí la importancia de tu vida. No viniste aquí simplemente para ser una langosta sobre la tierra y consumir todo lo que está a la vista, tal y como a menudo hacen los ricos. Viniste aquí para dar algo único y especial a un mundo necesitado.
No te quejes del mundo, porque este es el mundo que te ofrecerá la redención si puedes comprenderlo y responderle correctamente. No te condenes a ti mismo, porque no conoces de tu mayor propósito, tu mayor origen y tu mayor destino.
Cada uno de vosotros es importante. Cada uno de vosotros tiene dones para el mundo —regalos que no puedes determinar desde tus propios deseos y preferencias, pues deben ser invocados por las circunstancias del mundo, a menudo por circunstancias que elegirías evitar o que has evitado en el pasado. Esto es lo que saca la grandeza de la gente, no sus pequeños y patéticos deseos, obsesiones y fantasías.
Estás inmerso en el campo de batalla, determinando el futuro y el destino de la humanidad. Todos y cada uno de vosotros contribuiréis a esto de una manera u otra. No hay terreno neutral. No puedes quedarte a un lado y pensar que estás por encima y más allá de todo esto, porque este es el mundo que has venido a servir. Y el Conocimiento, el Poder Mayor que Dios te ha dado, está determinado y focalizado en que encuentres ese servicio y lo cumplas aquí.
Está bien que las cosas no sean perfectas. Deja de quejarte por eso. Cuando las personas están en peligro es cuando hacen las cosas más grandes. Cuando existe la mayor necesidad es cuando se logran las mayores creaciones. Cuando las mayores necesidades prevalecen es cuando surgen las mayores invenciones. No te haces grande en el placer y la indolencia, sino mediante la contribución y tu entrega desinteresada de tu vida y de tus recursos.
No pienses que tu creencia en un gran salvador te pondrá a salvo, a menos que puedas dar al mundo lo que viniste a dar. No pienses que tu ideología religiosa te colocará por encima y más allá de todos los demás, porque si no puedes contribuir a la unidad y la cooperación humanas con personas de diferentes naciones y religiones, entonces estás trabajando contra el bienestar de la humanidad, sin importar lo que creas o cuál pueda ser tu héroe o heroína.
El Cielo mira a aquellos que pueden contribuir a la unidad, a la cooperación y a la adaptación humanas a un nuevo mundo y a una Comunidad Mayor de vida. Porque vuestro aislamiento en el universo ha terminado y nunca lo tendréis de nuevo. A la humanidad le ha llegado el momento de enfrentar esto, y no hay escapatoria a esta realidad.
Lo importante es lo que es necesario. Lo importante es lo que debe ser. Lo importante es el coraje, el propósito y el destino. No pienses que tu posición ideológica es significativa. Es solo lo que das o no das, lo que apoyas o no apoyas, lo que hace alguna diferencia para el resultado de tu vida y tu destino, y para el bienestar del mundo. Aquí debe haber gran humildad y servicio, o no entenderás por qué estás aquí, qué debes hacer y qué es lo que el mundo invoca y requiere de ti.
Estás en el campo de batalla. No hay donde esconderse. No hay posibilidad de huir. No puedes vivir en la fantasía. No pienses que eres especial y único por alguna causa.
El mundo está en declive. La humanidad está sembrando las semillas del conflicto futuro. La guerra hace estragos aquí, allí y en todas partes. El clima es inestable. Las economías se están contrayendo. Debes participar en esta mayor realidad y servir donde sea que tu verdadero servicio pueda aportarse. Haciéndolo conocerás el Cielo y el Cielo te conocerá, con independencia de tus creencias religiosas.
Estás en el amanecer de una nueva era de unidad y cooperación humanas, o de una nueva era de autodestrucción humana. El resultado será determinado en el campo de batalla —en el campo de batalla en el que estás inmerso.