La experiencia esencial que enciende el deseo por Dios, la conciencia de Dios y la relación con Dios es la misma en todas partes. Este impulso religioso, el impulso hacia la unión con Dios, es universal. A pesar de que parece estar notablemente ausente en algunas culturas y sea aberrantemente expresado en otras, el impulso es el mismo. Lo que Dios es debe expresarse en términos de tu rango de experiencia y tu capacidad para la experiencia. En la Comunidad Mayor, Dios es tan total y tan completo que cualquier definición siempre flaquearía y fallaría.
En la Comunidad Mayor, Dios es completo. En tu mundo, Dios es un Dios de tu mundo, un Dios de tu raza, un Dios de tu historia, un Dios de tu temperamento, un Dios de tus temores y aspiraciones, un Dios de tus grandes héroes, un Dios de tus grandes tragedias, un Dios que está relacionado con tu tribu y con tu tiempo. Pero en la Comunidad Mayor, Dios es mucho más grande y completo, más allá de las definiciones de cualquier raza, más allá del alcance de cualquier filosofía, individual o colectiva. Sin embargo, tú encuentras a Dios en un impulso puro, en un momento atemporal de reconocimiento, en el deseo de actuar más allá de la esfera de tus propios intereses y motivaciones personales, en el reconocimiento del otro, en la motivación a dar, en la experiencia inexplicable de afinidad. Estas cosas son trasladables.
Este es Dios en acción. Para ti, este es Dios. Ahora debes pensar en Dios en la Comunidad Mayor, no un Dios humano, no un Dios de tu historia escrita, no un Dios de tus pruebas y tribulaciones, sino un Dios para todos los tiempos, para todas las razas, para todas las dimensiones, para aquellos que son primitivos y para aquellos que están avanzados, para los que piensan como tú y para los que piensan de manera diferente, para aquellos que creen y para aquellos para los que la creencia es inexplicable. Este es Dios en la Comunidad Mayor. Y es aquí donde debes empezar.