Los mares se elevarán. Durante el próximo siglo y medio, los mares ascenderán más de 30 metros. ¿Dónde vais a vivir? ¿Qué les ocurrirá a vuestros puertos y ciudades y a vuestras tierras de cultivo primarias? ¿Qué les ocurrirá a los deltas del mundo y a los millones de personas que viven allí? ¿Quién les acogerá cuando deban huir de su nación, incapaces de sobrevivir allí por más tiempo? Es esto lo que debes considerar.

Observa un mapa del mundo y mira lo que se perderá. La mayoría de las principales ciudades del mundo se inundarán y no podrán ser protegidas. ¿Qué le ocurrirá a toda la gente que deba partir, incluso en las naciones ricas y sus ciudades y líneas de costa? ¿A dónde irán? ¿Qué harán ellas, junto a ti y tus ancestros recientes, que habéis cambiado el clima del mundo, a medida que los casquetes polares y los glaciares se derritan, a medida que el agua potable se vuelva un recurso cada vez más preciado y las sequías aumenten por todo el mundo? Estas son las cosas que deben mitigarse ahora, mientras todavía tenéis una oportunidad de hacerlo. No pienses que hay otros problemas más importantes que este. No lo subestimes.

No esperes a que los cielos se oscurezcan y las aguas asciendan, las tierras se sequen y la gente esté desesperada. Porque entonces será demasiado tarde para hacer gran cosa, tanto para ti mismo como para los demás.

Enfréntalo. Si enfrentas esta realidad, al principio estarás asustado, pero ganarás fuerza según sigas reconociendo la gran necesidad que está emergiendo. Esto te ayudará a reevaluar tu vida y a renunciar a pequeñas cosas peligrosas y dañinas. Supondrá el ímpetu y la inspiración perfectos para poner tu vida y tu mente en orden, y aprender cómo seguir el Conocimiento, porque ese es el sentido de toda espiritualidad y religión verdaderas.

Hazlo por ti. Hazlo por tus hijos. Hazlo por todo lo que amas y aprecias en el mundo. Pero más allá de esto, hazlo por aquellos que te enviaron aquí, que están observando para ver si puedes responder.

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