
Marshall Vian Summers
el febrero 24, 2011
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Dios ha hablado de nuevo.
Dios ha hablado de nuevo porque el mundo está enfrentando sus mayores penurias, sus más difíciles desafíos.
La familia humana ha creado una calamidad medioambiental que tiene el poder de minar su civilización —una calamidad de muchos factores—, una calamidad que alterará vuestro medioambiente, que agotará vuestros suelos, que secará vuestros ríos; una calamidad que pondrá fin a vuestro crecimiento y expansión; una calamidad que ha sido el fruto de décadas y siglos de mal uso del mundo, sin pensar en el mañana, como si el mundo tuviera una abundancia interminable que pudiera ser explotada sin límite.
Y las religiones del mundo, que fueron todas iniciadas por Dios, están en disputa unas con otras —a veces de manera violenta, a menudo vehementemente—; están en disputa unas con otras, compitiendo por la prioridad y el reconocimiento, afirmando en muchos casos ser la mayor o incluso la única manifestación verdadera de la Revelación de Dios, el único camino verdadero que se debe seguir.
Dios ha hablado de nuevo porque la humanidad ha saqueado el mundo y ahora se enfrenta a una difícil situación que podría llevarla a una gran privación y al conflicto.
Dios ha hablado de nuevo porque la religión no ha logrado encontrar su unidad, excepto entre muy escasos individuos y organizaciones.
La religión no ha logrado establecer un puente sobre las identidades tribales de la gente, identidades que han de ser superadas suficientemente para que se establezca una comunidad mundial —trascendiendo el grupo inmediato de uno, la identidad religiosa de uno, las costumbres y cultura únicas de uno, para ser parte de una comunidad mundial.
Esta es la evolución para la humanidad, una evolución que conduce a una gran diversidad de expresión cultural, pero que permite que la gente viva, se comunique y comparta una con otra sus creaciones.
Dios ha hablado de nuevo aunque haya muchos que digan que esto no es posible, que el último profeta tenía el gran mensaje final para el mundo. ¿Pero qué persona puede decir eso? Ni siquiera los Mensajeros de Dios pueden hacer tales afirmaciones.
Porque Dios se comunica cuando tal es su Voluntad y no está sujeto a las ideas y creencias humanas. Qué arrogancia es pensar que el Creador de todos los universos va a estar impedido por las presunciones y prescripciones humanas.
Es por eso que Dios ha hablado, porque hay una importante corrección que traer a vuestro entendimiento de la Presencia y el Poder Divino en vuestra vida, en el mundo y más allá del mundo en una Comunidad Mayor de vida en el universo.
La humanidad se encuentra en el umbral del espacio, en el umbral de encontrarse con una Comunidad Mayor de vida —una Comunidad Mayor que es mucho más compleja, demandante y desafiante que cualquier cosa que la familia humana haya encontrado antes.
Es como si la humanidad fuera un adolescente entrando en un mundo de adultos, hinchado de presunciones y arrogancia, por supuesto, pero inconsciente y peligrosamente ingenuo ante las realidades y dificultades de ese mundo adulto.
Las religiones del mundo, que se dieron para construir la civilización humana, no fueron diseñadas para preparar a la humanidad para la Comunidad Mayor. Verás, ese no era su propósito ni su función.
Pero ahora el proceso y el progreso evolutivo ha traído a la humanidad a este importante umbral. Mientras vive en un mundo de recursos en declive y creciente población, debe ahora enfrentar la realidad, la dificultad y la gran oportunidad que supone encarar una Comunidad Mayor de vida.
Más allá de tus miedos, más allá de tus ansiedades, más allá de tu evitación y tu negación, podrás ver que las Grandes Olas de cambio que están llegando al mundo y el encuentro de la humanidad con un universo de vida inteligente son las dos cosas más importantes, las dos mayores motivaciones, que llevarán finalmente a la humanidad a cooperar y a establecer un orden mundial operativo y justo, una estabilidad mundial que nunca se ha encontrado antes.
Esta estabilidad no puede ser fruto de un gobierno opresivo, pues de ser así no tendrá éxito. Ahora está siendo generada por la necesidad, pues si las naciones compiten y luchan entre sí solo agotarán aún más el mundo y más rápido. Y con un clima y un medioambiente cambiantes, las naciones tendrán que cooperar si quieren sobrevivir y proveer a sus gentes.
Es la vida a un nivel muy simple y elemental, olvidado por la mente moderna que piensa en sus deseos, sus miedos, sus fantasías y sus creaciones con tanta indulgencia obsesiva que no puede ver las realidades de la propia vida.
Deteriorad vuestro medioambiente y este os socavará, trabajando en vuestra contra. Luchad unos con otros y la guerra se volverá perpetua. Los [viejos] agravios serán renovados y nuevos agravios [serán] establecidos.
El mundo necesita una Nueva Revelación. Porque el Cristianismo no puede salvar el mundo. El Islam no puede salvar el mundo. El Budismo y el Hinduismo no pueden salvar el mundo. Y el Judaísmo nunca fue diseñado para salvar el mundo.
Ahora que existe una comunidad mundial de gran interdependencia, gran fragilidad y gran vulnerabilidad, tanto frente al colapso interno como frente a la competición y la intervención externas, es tiempo de que la humanidad madure. Es tiempo para un cambio de corazón en la gente de todas las naciones —un reconocimiento de la realidad de la situación, una comprensión de las Grandes Olas de cambio y de su poder para afectar y socavar un mundo estable.
Es tiempo de que Dios hable de nuevo. Dios lo sabe, por supuesto, pero poca gente lo reconoce.
Mucha gente está esperando a que se cumplan sus antiguas profecías —el retorno del Imán, de Maitreya o de Jesús—. Pero, verás, ellos no retornarán. Y los que vengan reclamando estos títulos e identidades no serán los espiritualmente iluminados o dotados, sino aquellos de la Comunidad Mayor que están aquí para aprovecharse de la necedad y de las expectativas humanas.
Dios ha hablado de nuevo. Si pudieras reconocer honestamente la necesidad de esto —la necesidad de esto en tu vida, en tu comunidad, en tu familia, en tu nación y entre las naciones de la humanidad—, entonces podrías ver que se requiere una Nueva Revelación y que realmente estás viviendo en un tiempo de Revelación.
Pero aquí debes ser muy claro, porque Dios no te está dando un nuevo superhéroe en el que creer. Dios no te está dando una doctrina masiva a la que adherirte bajo una grave amenaza de castigo si fallaras. Dios no te está pidiendo creer en un maestro. Dios no te está pidiendo tener una teología o una filosofía.
Dios está trayendo, en cambio, el poder del Conocimiento al individuo y, con ese poder, responsabilidad y servicio al mundo. Dios no va a dar a la humanidad una nueva idea sobre la que luchar y disentir. Va a daros algo más fundamental, algo que realmente solo se puede dar a una comunidad mundial que está encarando un gran peligro y convulsión.
Esta es una Revelación más avanzada, que no se da ahora en simples historias o anécdotas, ni en admoniciones, ni se representa con simples imágenes pastorales, ni se da en identidades místicas con la promesa de iluminación, sino que se da para traer al individuo a un estado de reconocimiento y un sentido de responsabilidad, no solo para sí mismo, también para el rescate de la propia civilización humana.
Las personas no entenderán esto al principio, porque no ven el gran peligro frente a la humanidad. Piensan que la vida será como ha sido antes, quizá más problemática, más difícil y más incierta. No comprenden que están viviendo en un nuevo mundo —un mundo que ha cambiado imperceptiblemente, un mundo que no será el mismo que el mundo en el que crecieron, el mundo de sus padres o sus ancestros—. Y ellas verán que sin la guía del Conocimiento en su interior están perdidas en el mundo —en este mundo que se volverá cada vez más perturbador e incierto.
Llegado cierto punto, no podéis huir de esto. No podéis vivir en un estado de fantasía o negación, proyectando culpa y hostilidad sobre vuestros padres o vuestra cultura o vuestras organizaciones y gobiernos.
Tiene que haber una reevaluación, como ves, y cuanto antes ocurra para el individuo, más pronto comenzarán a hacer un balance de su vida.
Lo que guiará a la humanidad es lo que influencia y determina tus decisiones. Tanto si eres el líder de una nación o una persona pobre viviendo en las afueras de la ciudad, es lo que motiva tus decisiones y lo que puedes escuchar y ver dentro de ti mismo y de los demás lo que hará toda la diferencia en lo que elegirás hacer frente a las Grandes Olas de cambio, así como en el grado de sabiduría que podrás traer a tus propias circunstancias, sin importar lo difíciles que sean.
Dios está dando a la humanidad algo que la humanidad ni siquiera sabe que necesita —el elemento clave, la pieza faltante, la parte que solo Dios puede proveer, la fuerza, el poder y la visión que solo Dios puede proveer.
Sin esto, vuestra tecnología no os salvará. Vuestro ingenio no os salvará. La suerte no os salvará. La negación o la evasión no os salvarán. Sumergiros en hobbies y distracciones no os salvará. Es por eso que Dios ha hablado de nuevo.
El Mensaje es honesto. Es tan honesto que la gente huirá de él. Es tan honesto que confundirá quizá al principio a la persona que lo recibe. Es muy honesto porque te pide ser muy honesto.
Te pide ser lo que Dios creó en ti y que manejes la parte de ti que es fruto de vivir en el mundo —una gran demanda, pero una demanda justa si vas a ser capaz de enfrentar un mundo en declive y las realidades de la Comunidad Mayor, donde el infantilismo y la necedad te dañarán y debilitarán.
El mundo ha cambiado. Las grandes Revelaciones de Dios deben recibir ahora la siguiente fase de su expresión; no para reemplazarlas sino para elevarlas, limpiarlas y armonizarlas entre sí. Todas ellas son caminos al Conocimiento, como ves. Eso es lo que realmente son.
Han sido convertidas en otras cosas por los gobiernos, por los individuos y las instituciones, y también por naciones buscando poder y dominio. Han sido fundidas con la cultura, con las costumbres y con las percepciones locales hasta tal punto que su propósito y su énfasis esencial pueden ser difíciles de discernir.
Este Mensaje pretende traer a la gente de vuelta a la esencia de la espiritualidad, que es el poder y la presencia del Conocimiento en el individuo, el poder y la presencia del Conocimiento —esta inteligencia mayor que Dios ha dado a cada persona— trabajando a través de grupos y naciones de gente, apoyando la libertad, el perdón, el reconocimiento, la comunicación, el trabajo, el esfuerzo y la responsabilidad.
Esto ahora no es simplemente una opción, pues el mundo que enfrentáis será mucho más difícil y mucho más demandante. Las decisiones que tendrás que tomar serán muy trascendentales para ti y para los demás.
No puedes hacer el tonto por ahí ante las Grandes Olas de cambio. Os encontráis en el umbral de la Comunidad Mayor. Solo Dios puede prepararte para estas dos grandes realidades. Y Dios te está dando los componentes esenciales de esa preparación.
Dios da al mundo lo que este necesita, pero las personas no pueden verlo. Ellas quieren un líder guerrero. Quieren un poder militar. Quieren un Barrabás, no un Jesús. Quieren al señor de la tierra, no al Señor de los Cielos. Quieren poder material. Quieren resolución material. Quieren que alguien arregle sus problemas por ellas. Quieren ceder las riendas en vez de recibir el regalo de la responsabilidad.
El milagro del Nuevo Mensaje es el milagro de todas las Revelaciones. Es el milagro de la revelación personal. Es el milagro de la redención personal. Es el milagro de la responsabilidad y la contribución personal a la sociedad y a otros. Es el milagro del dar. Es el milagro del perdón. Es el milagro de resonar con otro a un nivel más profundo, más allá del dominio y del alcance del intelecto. Es el milagro de tu verdadera realidad expresándose en un mundo difícil y temporal.
Lo que motive tus decisiones hará toda la diferencia en la determinación del resultado. Dios te ha dado la voz y la conciencia para guiarte, pero no es tu voz ni tu consciencia. Es parte de una Voz mayor y una consciencia mayor.
Dios no está dirigiendo el mundo, gobernando la meteorología. Dios no es la fuente de las calamidades y catástrofes, de los huracanes, los terremotos y las inundaciones. Eso es solo la naturaleza funcionando.
Dios te ha enviado a este mundo difícil e impredecible, tan hermoso como es, para recuperar el poder del Conocimiento y, con este poder, ser guiado a dar lo que estás diseñado para dar específicamente, allí donde tu contribución pueda tener el máximo impacto.
Todo esto trasciende el intelecto humano, por supuesto, pues nunca entenderás las obras de la Creación y el Cielo, que se extienden mucho más allá del universo físico, que en sí mismo es tan vasto que ninguna raza ha podido comprender nunca su totalidad ni su completo significado.
Aquí lo práctico y lo místico se unen. Aquí lo interno y lo externo hacen su conexión esencial. Aquí la mente es gobernada por una inteligencia mayor para que las tremendas capacidades del intelecto puedan ser usadas y aplicadas sabiamente. Aquí las personas asumen la responsabilidad no solo de poner sus asuntos en orden y equilibrio, sino también de ver lo que deben hacer para asistir a la familia humana allí donde sus regalos puedan darse.
En el futuro tendrás que mirar el mundo muy compasivamente. Verás mucho fracaso y pérdida. Verás una gran necedad y que incluso las indulgencias recurrentes de la humanidad se vuelven aún más extremas.
Tendrás que perdonar y mirar al mundo con compasión. No puedes desapegarte por completo de él, porque estás conectado a él, fuiste enviado para servirlo, y tu propósito y tu destino están vinculados a él.
El objetivo no es la paz [interior]. El objetivo es la contribución. Hasta los más grandes santos han tenido que reconocer esto y ser enviados al mundo para enseñar, predicar y contribuir allí donde pudieran.
Tus logros en el mundo, incluso tus logros espirituales, son todos para ser usados para servir, para aligerar la carga de aquellos a tu alrededor, para animar a las personas a retornar al Poder y la Presencia que es su Fuente y su conexión con lo Divino —usando cualquier creencia, símbolo, imagen o personaje que ellas encuentren más inspiradoras.
Lo que es esencial e importante es la búsqueda y el reconocimiento de que vives con dos mentes: la mente mundana y la mente más profunda del Conocimiento.
Esto es así para todos, no solo para una tribu, un grupo o una época en la historia, ni para atender un único gran episodio en la larga historia de la presencia de la humanidad en este mundo.
Dios ha hablado de nuevo, ahora de grandes cosas, de cosas más allá de lo ordinario y de cosas que son extremadamente ordinarias e importantes. Dios ha hablado de la Comunidad Mayor, de las Grandes Olas de cambio, del significado de vuestra realidad interna y de la búsqueda esencial para recuperar vuestra conexión con el Conocimiento, que está aquí para guiaros, protegeros y conduciros a vuestros mayores logros en la vida.
Este es un tremendo avance para el individuo. Serán los individuos los que harán toda la diferencia a la hora de decidir la suerte y el futuro de la humanidad.
Y lo que motive sus decisiones —ya sea la ambición, la creencia, el miedo, el orgullo y su entendimiento previo, o bien la mayor inspiración que solo el Conocimiento puede proveer— determinará el resultado en cada situación.
Dios ha hablado de nuevo. Debes venir a la Revelación para ver. No seas tonto quedándote a un lado y tratando de juzgarla y entenderla, porque no la entenderás. Y juzgarla es solo demostrar tu necedad y tu falta de honestidad.
Este es un gran tiempo de Revelación. Es un gran tiempo de preparación para el futuro. Es un gran tiempo para poner tu vida en equilibrio y armonía y prepararte para vivir en un nuevo mundo, un mundo demandante, pero también un mundo redentor si la humanidad elije seguir lo que Dios ha provisto.