Como fue recibido por
Marshall Vian Summers
el septiembre 8, 2014

Escuchar el audio original de la revelación, en inglés:

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La Gracia, la gran Presencia se dirige hacia ti cuando estás siguiendo el Conocimiento, la Mente más profunda que Dios te ha dado.

La Gracia, que es una experiencia de conexión inmediata con quienes te han enviado al mundo.

La Gracia, que llega a ti en un acto de entrega desinteresada a través del perdón, a través de la contribución.

Es lo más preciado, ¿comprendes?, porque esa es la relación más preciosa que estás experimentando.

Viene sobre ti como una fuerza, envolviéndote, rodeándote, asegurándote.

Es completamente incomprensible para el intelecto que no puede comprender la relación intrínseca a este nivel. Tú, solo puedes rendirte a ella y permitirte experimentarla cuando está ocurriendo.

Cambia la química de tu cerebro y la experiencia que tienes de tu cuerpo. Te pone en un estado diferente y altera tu percepción. Suspende tu mente para que puedas estar presente, para que puedas experimentar la Gracia.

El Cielo brilla sobre aquellos que actúan de forma noble, sin condena, sin odio, sin violencia; esos que muestran verdadera compasión, esos que son capaces de perdonar de manera significativa, esos que oran por la salvación con verdadera intención.

Es sobre ellos que el Cielo hace brillar sus Grandes Rayos. Sólo por unos momentos, porque deben regresar al mundo. Sólo por unos momentos, porque no puedes permanecer para siempre en esta Presencia, aún no, no hasta que tu misión aquí en la Tierra esté completa, una misión que vive dentro de ti, la cual no puedes comprender todavía.

La experimentas, tengas alguna tradición religiosa o ninguna. Es tu mente, tu comportamiento y la naturaleza de tu relación con el mundo lo que te trae la Gracia y te permite llevar la Gracia a otras personas a través de ti, contigo y a tu alrededor.

Las personas intentan experimentar la Gracia en sus búsquedas románticas, pensando que enamorarse es como la Gracia. Pero, verás, no es así. El verdadero reconocimiento en una relación puede traer la experiencia de la Gracia, pero el verdadero reconocimiento en una relación llega con el tiempo, a través del compromiso, la actividad y la participación conjunta —dos mentes unidas, moviéndose en la misma dirección.

Aquí no estamos hablando hoy de la embriaguez del romance. Es sobre algo mucho más grande, más permanente, porque habla de tu permanencia en el mundo. Te recuerda que has sido enviado con un propósito y que quienes te enviaron te están observando en [este] momento.

La Gracia. Es la experiencia de la relación Divina. Es la experiencia de lo inefable y omnipresente. Es la experiencia de lo invisible. Pues quien tú eres es invisible —es eso que es permanente en tu interior, lo que está de paso en esta vida, lo que sigue conectado a Dios; esa parte de ti llamada Conocimiento que Dios ha puesto ahí para guiarte, para dirigirte en esta vida hacia un mayor servicio y una mayor realización.

Cuando esa parte de ti resuena con quienes te enviaron, puedes tener una experiencia de la Gracia. Es el reconocimiento de una relación a un nivel que está mucho más allá del dominio y del alcance del intelecto, pero ¡oh! puede ser tan poderosa y tan restauradora para ti.

Verás, Nosotros vivimos en ese estado. Es como el aire que respiramos. Ese es nuestro entorno. Es compasivo y amable, pero muy poderoso en lo que puede hacer.

Cualquier individuo que pueda guiarse por esto puede superar cualquier obstáculo en el mundo, cualquier fuerza en el mundo e incluso en el universo, en la Comunidad Mayor en la que vives.

Eso no quiere decir que puedas evitar que sucedan cosas, ni que puedas superar todas las fuerzas de la naturaleza o las actividades de los demás. Significa que no puedes superar quien eres, ni tu relación con quienes te enviaron, ni tu misión aquí en la Tierra.

Esa parte de ti que es indestructible, la parte de ti que vivirá más tiempo y más allá de todo lo que tocas y ves, esa parte de ti que está conectada a tu Fuente que te da tanto poder y permanencia, coraje, destino y determinación. Esto también es la Gracia, la Gracia constante.

No es que tengas el lujo de un momento hermoso. Esta Gracia es lo que te impulsa hacia adelante.

No es una experiencia de éxtasis sino de determinación interior, moviéndote incluso cuando no quieres moverte, dirigiéndote cuando quieres dirigirte, reteniéndote de aquellas cosas que quieres hacer, que no son buenas para ti, que te debilitarán y retrasarán.

Eso también es la Gracia, ¿lo ves? La gente no piensa en esto como la Gracia, pero aquello que dirige y restaura tu vida es, sin duda, la Gracia. Lo que te da propósito, significado y verdadera dirección es, sin duda, la Gracia.

Eso que decepciona tus fantasías, tus sueños, tus deseos y te retiene, eso que te enseña cómo contenerte a ti mismo, eso es la Gracia.

Aquello que no sigue las pasiones, los puntos de vista y los prejuicios de tu cultura, de tu nación o de tu religión, aquello que es inflexible respecto a lo que es verdadero, eso es la Gracia.

Eso que contempla la belleza, la riqueza y el encanto con objetividad, con claridad y sin preferencias, eso también es la Gracia. Porque eso te salva. Eso rompe las cadenas de la adicción, la pasión, la obsesión, la seducción, la manipulación. Rompe estas cadenas porque no tienen efecto sobre la Gracia. Y cuando te vuelves fuerte con la Gracia, no tienen efecto sobre ti.

Miras a tu alrededor y las personas parecen encadenadas, esclavizadas por otras fuerzas; por fuerzas externas, pero también por fuerzas internas.

En un momento de Gracia, cuando los Grandes Rayos brillan sobre ti; por un momento eres libre de todas estas cosas, incluso de tus circunstancias más desesperadas. Tendrás un momento de alivio respecto de todo lo que te frena y te oprime.

En la vida debes ganarte esta libertad. Debes regresar y aprender lo que la Gracia te está enseñando y ver la diferencia ahora que puedes ver ese contraste tan dramático entre tu estado mental normal y ese momento de Gracia que has experimentado.

La Gracia no tiene que ver con la adoración. La gracia es relación. Es responsabilidad compartida, porque eso es lo que significa realmente una relación.

Dios no necesita alabanza ni adoración. El Cielo no está lleno de individuos cantando aleluya todo el día, porque nadie quiere hacer eso.

Para ti, la Gracia aquí —en este mundo, viviendo en Separación— es una responsabilidad compartida. Es una vida comprometida y determinada de acuerdo a la dirección del Cielo, no simplemente por adherirte a creencias religiosas o ser un fiel seguidor de tu religión, de tu gobierno o de tu cultura.

Nosotros estamos hablando aquí de algo muy diferente. Estamos hablando de algo que no crea destrucción en el mundo, que no oprime a la gente, ni destruye a la gente, ni oprime a quienes están en desacuerdo contigo.

La religión gobernada por la mente mundana se convierte en una herramienta del Estado. Se convierte en una fuerza de división, conquista, destrucción o superación de sus enemigos. Esto es lo que genera la noción del Día del Juicio, del Cielo, del Infierno y de todas esas cosas sin conexión con la realidad.

Eso da lugar al Dios enojado, al Dios que juzga, al Dios vengativo. Nunca podrías experimentar la Gracia con semejante idea y creencia sobre Dios. Nunca podrías amar a un Dios enojado. Nunca podrías amar a un Dios al que tienes que temer. Nunca podrías unirte a un Dios que te castigaría eternamente si no cumples alguna expectativa.

Debes superar estas cosas para entender la Gracia, para experimentar la Gracia, para conocer la misericordia de Dios, para conocer el significado de la Gracia como una fuerza poderosa que mueve tu vida y que te retiene.

Porque la Gracia no es solo un momento de extrema y exquisita paz e inclusión. Es la fuerza que está aquí para mover tu vida si puedes responder a ella, si reconoces tu necesidad de ella, si te rindes a ella y buscas su guía y consejo en todo lo que confías, en lo que eliges y en lo que ves a tu alrededor.

La Gracia te dará ojos para ver y oídos para oír. Pero ella debe cambiar tu vida y liberarte de las circunstancias que nunca te permitirán avanzar en una nueva dirección.

Este no es solo un regalo para individuos únicos y prescientes. Este no es solo un regalo para individuos excepcionales y selectos. Esto es para ti hoy. Ahora.

Dios ha provisto los Pasos al Conocimiento para llevarte a la Gracia, a todo lo que constituye la Gracia, y a todo lo que la Gracia ha venido a hacer contigo y a través de ti.

Aquí no puedes ser un seguidor tonto. No puedes ser pasivo. No puedes quedarte al margen de la vida. No puedes retirarte permanente a un lugar seguro fuera del alcance del mundo. Debes regresar y debes ser fuerte. Y debes saber cómo gobernar tu mente y guardarte de la ira, la venganza y la condena.

La Gracia debe enseñarte a hacer estas cosas —para usar tu mente productivamente, para ser su guía sabio, para ser el capitán de tu barco bajo la dirección del Cielo.

No te quedes simplemente a esperar a que te lleguen mensajes. No esperes a que Dios te diga qué hacer. Eso es ser irresponsable. No estás haciendo tu parte cuando actúas o piensas así.

La Gracia te enseñará cómo estar en el mundo, cómo dirigir tu mente, cómo ver con claridad, cómo escuchar la verdad en los demás, sin importar cuán falsos puedan parecer.

El Cielo te enseñará a estar en el mundo de una manera nueva para que la Gracia pueda moverse a través de ti naturalmente, para que te conviertas en un conducto del poder espiritual, y para que la fuerza de la redención pueda moverse a través de ti para tocar a otros que tan desesperadamente lo necesitan y están esperando recibirlo.

Las tragedias del mundo están creciendo. La convulsión de las Grandes Olas del cambio está creciendo. Los océanos están subiendo. Los cielos están cambiando. Las naciones se están contrayendo. Tendrás que ser capaz de tener el Poder del Cielo para soportar la angustia, la ira, la condena y la violencia que esto producirá.

Esto no será fácil. Necesitarás la Gracia para guiarte a través del peligroso viaje que te espera, navegando por las Grandes Olas del cambio y por todo lo que ello producirá en el mundo, que está más allá del reconocimiento humano en este momento.

Debes comprometerte con este viaje y no solo buscar placer o alivio en tu compromiso con lo Divino. Este es un llamado. Es un camino de fortalecimiento y mayor determinación.

Si eres débil e indulgente, buscando solo placer y experiencias elevadas, no serás llamado y tu experiencia de la Gracia aún no será real.

Si eres agresivo o ambicioso, buscando adquirir riqueza y reconocimiento, no serás llamado, porque tu enfoque es incorrecto. Aún no eres lo suficientemente honesto contigo mismo como para ver cuán inapropiado es esto, cuán egoísta es, cuán manipulador es esto y cuán dañino que es para los demás.

El Cielo debe prepararte. Esta es la Gracia en acción. El Cielo debe construir una base sólida debajo de ti. Tú la construirás. Tú harás el trabajo. Tú harás el esfuerzo. Tendrás que aplicarte.

El Cielo te da la directriz. Tú tienes que descubrir cómo hacerlo, cómo lograr que eso ocurra. Y al hacerlo, te vuelves fuerte. Te involucras en el mundo que antes habías evitado. Te involucras en un mundo que antes habías condenado.

Tienes que construir esa base, o no serás lo suficientemente fuerte. No serás lo suficientemente confiable. Eso es lo primero, construir la base interna y externamente, una plataforma sólida en la vida; tus relaciones, tu trabajo, tu salud y tu desarrollo espiritual, todo construido en conjunto. Esa es la obra de la Gracia. Porque sin esto, no tienes cimientos y las Grandes Olas pueden llevarte lejos fácilmente.

Construyes una base interna, desarrollando tu conexión con el Conocimiento para que la Gracia pueda aparecer ante ti y moverse a través de ti en el mundo.

Es una larga preparación, porque el resultado es muy importante. Es lo más importante que puedas hacer con tu tiempo, más allá de satisfacer las necesidades básicas de la vida. Para eso está el tiempo. De lo contrario, lo malgastarás en placeres momentáneos y búsquedas sin sentido, en romances sin esperanza y en un creciente enojo contigo mismo.

En la vida, te estás elevando o te estás hundiendo. Estás subiendo a esta montaña o te estás alejando. Puedes detenerte y descansar, sin duda, y tendrás que hacerlo a menudo, pero debes seguir subiendo esta montaña. Es allí donde la Gracia quiere llevarte. Es allí donde tu corazón quiere ir. Es allí donde tu vida estaba destinada a ir. Por eso fuiste enviado.

La Gracia sabe todo esto, por supuesto, pero tú y todos los demás que viven en Separación lo han olvidado y se han entregado a otras cosas —a otras actividades y obsesiones, a miedos y preocupaciones.

La Gracia viene con Nuestra Voz. La Gracia viene con la Nueva Revelación de Dios para el mundo. La Gracia viene de dar los Pasos al Conocimiento, que te devuelven a tu antigua asociación mientras vives aquí en este mundo caótico.

La Gracia es elegir continuar. La Gracia es confiar en uno mismo lo suficiente como para continuar. La gracia es contenerse de las tendencias débiles y de las persuasiones de otras personas. Eso es la Gracia en acción.