
Marshall Vian Summers
en diciembre 30, 2008
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Hay muchas cosas que las personas no ven y que causan grandes estragos en sus vidas. En cualquier momento, hay cosas que se avecinan sobre el horizonte, tanto para ti individualmente como para todo el mundo. No ver estas cosas crea una gran turbulencia y agitación en muchas situaciones diferentes: no ver un acontecimiento radical en la economía de una nación, no prever las circunstancias cambiantes de tu vida, no prever el final de tu empleo, no prever un problema grave en una relación, no ver una oportunidad muy importante que puede sólo llegar a ti una vez en mucho tiempo. Se pierden muchas cosas porque las personas están preocupadas. Sus mentes están llenas de pensamientos y preocupaciones, fantasías y ansiedades. Entonces, los acontecimientos suceden, pero ellas no los ven.
El mundo te está dando señales sobre lo que está por venir, dándote pistas sobre lo que puedes esperar en tu entorno, en tu nación, en tu economía y en las circunstancias más inmediatas de tu vida. El Conocimiento —la Inteligencia más profunda dentro de ti— también te está dando señales, pistas y advertencias. Pero no puedes escuchar al Conocimiento si tu mente está preocupada, si estás ocupado todo el tiempo, corriendo de un lado a otro con tu apretada agenda y todas tus actividades.
Puedes sentir ciertas cosas. Puedes tener sensaciones de preocupación o ansiedad. Puedes tener sueños profundos y lúcidos por la noche. Pero si no les prestas atención —para considerarlos, investigarlos, para hacer preguntas al respecto— entonces, todo el valor de tu guía interior se está perdiendo.
Hay tanta precipitación en la forma de vivir de las personas. Y cuanto más éxito tienen en los términos del mundo, más se precipitan y más se pierden. No sólo se pierden las señales, las pistas y las advertencias del mundo exterior y del Conocimiento interior, sino que se pierden todos los placeres de la vida: el reconocimiento de las cosas bellas, la apreciación de sus circunstancias, la magnificencia del mundo, la belleza y la complejidad de la naturaleza.
De hecho, cualquier momento, cualquier lugar y casi cualquier circunstancia, pueden proporcionar una visión extraordinaria. En cualquier momento puede surgir esta percepción. Puede surgir en cualquier circunstancia.
Pero si las personas no prestan atención, y si no responden, si no son capaces de responder —capaces de ser responsables—, entonces es como si nada hubiera ocurrido en su propia experiencia, aunque se les estén revelando muchas cosas a medida que avanzan.
Entonces, ¿cómo es posible que puedas ver estas cosas que tantas otras personas no ven, ni sienten ni saben? ¿Cómo puede lograrse ver para tu beneficio y para el beneficio de aquellos que serán los receptores de tus mayores dones en la vida?
Para ver, primero debes mirar y hacer que mirar forme parte de tus actividades normales en la vida. Quizás al principio reservas momentos especiales de práctica —para crear un tipo diferente de experiencia y empezar a crear el hábito de mirar— en los cuales observas el mundo sin evaluar, sin juzgar, sin quedarte atrapado en el pasado ni en el futuro; simplemente escuchando y estando presente.
Probablemente, al principio sólo puedas hacerlo durante unos instantes. Pero a medida que practiques y lo conviertas en parte de tu práctica de meditación, después serás capaz de escuchar más profundamente y durante más tiempo. Aquí no estás intentando conseguir nada, tener nada, arreglar nada ni resolver nada. Simplemente estás ahí.
Hay tantas oportunidades de hacerlo incluso mientras estás en el mundo —cuando estás esperando en una cola para algo, cuando estás sentado en un autobús, cuando estás sentado en una silla esperando algo—, paras y simplemente escuchas durante unos momentos. Cuando estés con otra persona, es importante que despejes tu mente y te limites a escucharla, porque lo que realmente te está comunicando rara vez está contenido únicamente en sus palabras.
Esta capacidad de estar quieto y de estar con las personas, con los lugares y con las cosas es tan esencialmente necesaria para acceder a la Inteligencia más profunda que hay en ti, la Inteligencia del Conocimiento, que te revelará cosas en el momento que de otro modo nunca verías, oirías o sentirías. Es esta capacidad de escuchar, en el momento, tanto fuera como dentro, lo que te da esta gran ventaja.
Esto es muy importante en tus relaciones porque permite que entre en juego un discernimiento más profundo. Permite que ocurra un reconocimiento más profundo. Las personas te dirán mucho sobre sí mismas, si realmente puedes escucharlas sin juzgarlas, sin evaluarlas, sin proyectar sobre ellas todos tus criterios.
Pero, cuando mires a tu alrededor, verás que las personas están tan ocupadas hablando y pensando que apenas están presentes con nada, y mucho menos consigo mismas. Y entonces, no ven, ni oyen, ni saben dónde están, ni qué están haciendo ni con quién están. Es increíble que un ser humano dotado de tan magníficas capacidades no las utilice a su máximo potencial.
Si escuchas a otra persona, ella puede contarte muchas cosas sobre sí misma, y eso te indicará sobre cómo estar con ella adecuadamente. Aquí no te dejas seducir por la belleza, la riqueza o el encanto. Sólo escuchas. Escuchas con respeto, sin condenar. Escuchas para saber si hay algo que necesites saber sobre esa persona o sobre tu relación con ella. De nuevo, esto permite que tenga lugar de forma natural una evaluación más profunda, ya que el Conocimiento, la Inteligencia más profunda que hay en ti, puede hablarte o darte indicaciones o señales.
Si te fijas en los pájaros y los animales, ellos siempre están escuchando y observando porque el entorno siempre está cambiando, y su seguridad realmente nunca está establecida totalmente. La gente ha perdido esta gran y significativa habilidad porque asumen muchas cosas sobre su seguridad y bienestar. No quieren tener miedo. No quieren sentir ansiedad y por eso se limitan a ignorarlo todo, cuando en realidad estar quieto y observando no tiene nada que ver con el miedo. De hecho, ese es el antídoto contra el miedo.
No puedes estar temeroso y estar quieto a la vez. No puedes entretenerte con tu propia imaginación temerosa y estar presente en tu entorno, al mismo tiempo. Si los animales pueden hacer esto con sus capacidades intelectuales y mentales mucho más limitadas, entonces sin duda los seres humanos también pueden hacerlo.
Cuando estás a punto de cometer un error, sobre todo un error grave, hay señales e indicadores. Pero si no estás atento, te pierdes las señales y los indicadores. Entonces te encuentras con un gran problema, incluso con un desastre.
La gran mayoría de los errores críticos de las personas son el resultado de no prestar atención a lo que están haciendo, a dónde están, a lo que está sucediendo. Como resultado, no pueden recibir las pistas que están indicando un peligro o un problema que se avecina en el horizonte.
Siempre que sientas una ansiedad irracional, es importante que te quedes quieto y te preguntes: «¿Qué es esto que estoy experimentando?». Escucha profundamente en tu interior para ver si hay algo que te ayude a comprender.
Para ser sabio y observador, debes desarrollar estas habilidades y dedicarte a estas prácticas, no sólo de vez en cuando al enfrentarte a un problema difícil, sino como parte de tu experiencia diaria. Si puedes aprender a lavarte los dientes, puedes aprender a escuchar al mundo. Si puedes aprender a conducir un automóvil, puedes aprender a escuchar a otra persona. Es una preparación. Es un hábito. Es algo que utilizas y en lo que confías. Y después de un tiempo, ni siquiera necesitas pensar en ello.
En el estudio de Pasos al Conocimiento —el gran Libro de las Prácticas— se te pide estar quieto cada hora, que escuches dónde estás y que recuperes un momento de contacto con el Conocimiento dentro de ti. Cuando las personas practican esta singular práctica horaria, se asombran al ver cómo pueden pasar las horas y las horas, y olvidarse. Olvidan detenerse, escuchar y mirar.
Al hacerlo, empiezan a ver hasta qué punto no están presentes para sí mismas ni para otras personas. No observan atentamente su entorno. Están absortas en las actividades del día, en la conversación o en la imaginación. Durante ese tiempo estaban atrapadas, no tenían ni idea de lo que ocurría en su interior ni a su alrededor.
Aquí puedes empezar a preguntarte por qué la gente experimenta sucesos tan catastróficos, por qué toman decisiones que tan claramente no son de su mejor interés, o entregan su vida y su libertad a relaciones que no tienen futuro ni promesa. ¿Cómo puede un individuo tan inteligente realizar actividades y tomar decisiones que demuestran tan poca inteligencia?
Parte de la respuesta se revela en la capacidad o incapacidad de ver, oír y saber. La naturaleza te ha dotado de poderosas capacidades en este sentido. Tal vez tus antepasados más lejanos las utilizaron en mayor medida, ya que se enfrentaban a retos mucho mayores debido a su entorno y a las necesidades de supervivencia. Tal vez no te enfrentas a tales desafíos, por supuesto, pero tu necesidad de discernir dónde estás, qué estás haciendo y qué está sucediendo a tu alrededor es aún mayor hoy que hace mucho tiempo.
Ahora, existen muchos más riesgos, muchas más decisiones y muchos más aspectos de la vida de los que debes estar pendiente. Las decisiones terribles en las relaciones, así como las decisiones terribles en los negocios, las decisiones de inversión o las decisiones de compra, surgen de esta falta de atención a tu propia experiencia y a tu entorno cambiante.
Lo que quieres conseguir, sobre todo cuando interactúas con otras personas, es escuchar en el exterior y en el interior a la vez. Puedes aprender a hacerlo mientras mantienes conversaciones o participas en actividades ajetreadas. Esto, sin embargo, requiere una preparación básica: la capacidad de sentarse quieto, de escuchar y de mirar, la capacidad de discernir la diferencia entre lo que tu mente puede decirte y una visión real que proviene de un lugar mucho más profundo dentro de ti.
Mucha gente no sabe distinguir la presencia y el poder del Conocimiento de sus propios pensamientos e ideas porque nunca han llegado bajo la superficie de su mente. Están tan acostumbradas a decirse cosas a sí mismas y a que otras personas se las digan, que aún no han construido el discernimiento necesario para distinguir una idea de una percepción mucho más profunda y significativa.
Pero estas son habilidades que hay que aprender. Son hábitos que hay que establecer. Cualquiera puede aprender estas cosas si tiene la intención de hacerlo. Cualquiera puede hacer grandes progresos si se compromete con una preparación que no es de su propia creación y que se le proporciona para potenciar estas habilidades y hacerlas surgir.
Ver es el resultado de escuchar y prestar atención. Es el producto de observar los acontecimientos sin proyectar tus propias respuestas o evaluaciones. Requiere la capacidad de ver más allá de tus propias preferencias y, en muchos casos, más allá del consenso de las personas que te influyen.
Este pensamiento independiente, esta capacidad de pensar libremente, es en realidad mucho más infrecuente de lo que crees. Quizá te hayas dado cuenta de que las personas de un mismo grupo o asociación tienen los mismos comentarios, las mismas respuestas, las mismas evaluaciones y los mismos prejuicios. Ninguno piensa de forma independiente. Las personas confían en su condicionamiento social, en el consenso con otras personas o, en algunos casos, en ciertas figuras de autoridad para que les digan lo que ellas tienen que pensar, ver, saber y hacer. Aunque sean políticamente libres, y quizás estén en una nación libre, en realidad no son libres para pensar por sí mismas. Nadie les ha revelado que el Conocimiento vive dentro de ellas. Nadie les ha mostrado una forma de aquietar la mente y obtener el poder de mirar.
Si pudieras ver que muchos de los errores de la humanidad, tanto individual como colectivamente, son producto de no mirar, ver ni reconocer una situación, entonces puedes empezar a ver el inmenso valor de desarrollar estas habilidades.
Con estas habilidades, no cometerás ningún error en las relaciones. Con estas habilidades, es poco probable que cometas un error en tus decisiones empresariales. Con estas habilidades, podrás ver a largo plazo lo que le espera a la humanidad en su conjunto y preparar tu vida y tus circunstancias para esas eventualidades.
Aquí las fechas y las horas no son importantes. Lo importante es el movimiento de las cosas. Tu énfasis no puede estar en la fecha en la que podría ocurrir un acontecimiento porque el futuro siempre está cambiando. Está constantemente influenciado por los acontecimientos del presente y, en cierta medida, por los eventos del pasado.
Puede que sepas que en tu ciudad se va a producir un gran terremoto. Quizás vivas en una ciudad propensa a los terremotos. Pero la fecha y la hora serán muy difíciles y, en algunos casos, imposibles de determinar. Pero antes de que ocurra ese terremoto, comenzarás a tener señales y signos dentro de ti y quizás del mundo que te rodea. A medida que se acerca el acontecimiento, estas señales pueden ayudarte a ponerte a salvo.
Aquí no puedes ser racional ni razonable según lo que creen o suponen otras personas. La clave está en dejarte guiar por el Conocimiento, una Inteligencia más profunda dentro de ti. A la hora de actuar, el Conocimiento te guiará.
El Conocimiento está más allá del ámbito y del alcance del intelecto. Es un tipo muy diferente de Inteligencia dentro de ti. No compara ni contrasta, no debate ni discute. No se deja llevar por la codicia ni el miedo. No está obsesionada con el miedo a la pérdida. No teme al mundo. Es poderosa. Está aquí por una misión. Contiene tu propósito superior para venir al mundo, algo que tu intelecto no puede discernir.
El Conocimiento es suscitado por cosas muy importantes, no por cosas insignificantes. Pero para aprender a responder al Conocimiento y reconocer el Conocimiento en tu propia experiencia, debes dar los Pasos al Conocimiento, desarrollar tu discernimiento y tu conciencia, y alterar ciertos patrones de tu pensamiento que te niegan el acceso al mayor don y legado que Dios te ha dado.
El Conocimiento es la Inteligencia que tenías antes de venir al mundo, y será la Inteligencia que tendrás después de dejar el mundo. No está gobernada por el mundo. No es manipulada ni seducida por el mundo. El mundo no la confunde. No es amenazada por el mundo. Y por eso no tiene condena. No tiene odio ni enemistad.
Su preocupación es que descubras y expreses tu propósito superior para estar en el mundo. Sólo tiene interés en ello. También se preocupa de mantenerte vivo, sano y seguro, de evitar que destruyas tu vida o la entregues a cosas que no tienen promesa ni valor real. En esto, ejerce una influencia poderosa y continua.
Por eso, cada vez que estés a punto de cometer un verdadero error, sentirás una especie de profunda vacilación en tu interior, como si se te helara el corazón, se te apretara el estómago, como si algo dentro de ti te dijera: «Detente, espera, frena, no sigas adelante», como la señal de la autopista que dice: «Sentido incorrecto. No entre». Tendrás esta sensación dentro de tu mente y de tu cuerpo.
Es el Conocimiento diciéndote que te detengas. Estás a punto de hacer algo que tendrá consecuencias muy negativas para ti. Hay personas que el día de su boda han sentido esta restricción y, sin embargo, en ese momento, con todo el mundo reunido, no han podido retirarse.
A medida que seas más consciente de tu propia experiencia y de las fuerzas que hay en ti, empezarás a ver el poder de esta restricción y su importancia esencial para tu bienestar y tu futuro. Es esta voz, esta presencia, este poder, esta influencia, lo que te frenará ante un acontecimiento desastroso. Incluso un acontecimiento que sólo te causaría dolor o sufrimiento innecesario, ejercerá una influencia.
Aquí debes estar dispuesto a escuchar y a responder sin tratar de entender lo que significa, porque en la mayoría de los casos la comprensión vendrá más tarde, después del hecho. Aquí debes tener la capacidad de actuar bruscamente, incluso de forma irracional —según la apreciación de otras personas—, para detenerte, levantarte y marcharte, si estás en el lugar equivocado con las personas equivocadas. Si estás a punto de hacer algo que va en contra de tu naturaleza más profunda, te detienes, te niegas a continuar, te niegas a seguir a los demás. Tienes la fuerza y el valor para hacerlo.
Esto es lo que rompe las adicciones. Esto es lo que supera las compulsiones. Esto es lo que rompe las cadenas de los viejos hábitos. Esto es lo que te libera de innumerables formas de dominación, ya sean impuestas por otros o impuestas dentro de tu propia mente.
Cualquiera que sea tu dificultad o desafío, el Conocimiento te conducirá fuera de él, y te sacará de tal manera que ganarás con ello; ganarás sabiduría, habilidad y confianza en ti mismo. Enfrentarse a grandes problemas, a problemas difíciles, se convierte en un camino de muchos pasos que requieren muchas decisiones diferentes. Aquí no puedes decidir qué hacer de golpe. Tendrás que seguir una serie de pasos. Y deberás tener la fe y la confianza de que ése es realmente el camino que debes recorrer, incluso aunque tengas tus propias dudas.
Aquí tus relaciones se vuelven muy significativas, porque no hay relaciones neutras en tu vida. Cada relación te ayuda o te impide desarrollar estas habilidades y esta conciencia más profundas. Incluso las personas de tu vida que parecen ser maravillosas y muy cariñosas pueden desanimarte, porque ellas mismas nunca han desarrollado estas habilidades y no las comprenden ni entienden su importancia.
Y si tienes un aliado que pueda apoyarte a dar los Pasos al Conocimiento, que pueda apoyarte a actuar con integridad y a no traicionarte en tus acciones y en tu toma de decisiones, eso es muy valioso. En este sentido, un aliado vale más que mil amigos. Si puedes unirte a otro estudiante del Conocimiento, ganarás fuerza de él y él ganará fuerza de ti. Si tienes una relación así, verás lo extremadamente importante que es para ti y cuánto más ganarás con esta interacción que con todos tus otros compromisos sociales.
A veces necesitarás que otro te diga lo que tú ya sabes. Pero, al final, debes tomar la decisión interior. La sabiduría de esta decisión se basará en lo que veas, oigas y sepas.
Aprender a estar quieto, aprender a escuchar, aprender a mirar sin juzgar —obtener este grado de control sobre tu mente, tus emociones y tus asuntos es fundamental para tu capacidad de obtener esta sabiduría más profunda y estas mayores habilidades. Lo haces porque practicas, porque esto requiere práctica.
Te has pasado toda la vida practicando cosas que quizá no funcionan para ti, que te frenan, que destruyen tu discernimiento y minan tu coraje y tu integridad. Ahora debes practicar algo para deshacer esas cosas y reemplazarlas.
No te levantas de repente un día capaz de hacer todas estas cosas. Aprendes a hacerlas porque las practicas, te concentras en ellas. Y te concentras en ellas porque reconoces su verdadera importancia para ti, porque no quieres volver a cometer los mismos errores. La única garantía de que no cometerás esos errores es adquirir las habilidades que aquí se presentan.
La vida te dará oportunidades para aprender y tomar decisiones sabias. Y tienes a todos a tu alrededor, a todo el mundo, demostrándote la importancia y la necesidad del Conocimiento. Porque todos a tu alrededor están cometiendo cualquier tipo de error, cualquier forma de trasgresión a sí mismos, basando sus decisiones en la aquiescencia a los demás, o en un consenso, o en su propio condicionamiento social, sin darse cuenta de que al hacerlo están actuando servilmente.
En lugar de condenar a otras personas por sus errores y su estupidez, podrías estar en posición de obtener sabiduría de ellas, sin degradarlas en modo alguno. De esta forma, obtendrás el máximo valor de la experiencia de todos. Y aquí descubrirás que la experiencia de cada uno refuerza o niega el poder y la presencia del Conocimiento dentro de las personas.
No hay relaciones neutras. La gente te anima o te disuade de encontrar la fuente de tu propia guía y poder. Quizás no pretendan desanimarte, pero por su propia naturaleza y énfasis pueden estar frenándote. Te conocen como amigo. No te conocen como una persona que está en el mundo buscando encontrar su mayor propósito y misión aquí. Tal vez te asocien con actividades agradables o intereses compartidos y no tengan ninguna noción de tu naturaleza más profunda ni de tus inclinaciones más profundas.
Por eso es tan importante tener un verdadero aliado, tener una relación, al menos una, con alguien que pueda alentar esto dentro de ti. Porque el mundo en general te disuadirá de encontrar el poder del Conocimiento y de desarrollar las habilidades de visión y sabiduría por ti mismo.
Aquí la mayoría de las personas simplemente se rinden y siguen la corriente de las demás. Ellas no tienen la fuerza ni la determinación para liberarse de su pensamiento y comportamiento serviles, ni cuestionar sus actividades y sus asociaciones con las demás. Esto requiere fuerza y valor. Es muy retador, pero es esencial si quieres discernir dónde estás, qué estás haciendo y hacia dónde necesitas ir realmente con tu vida.
Porque es muy fácil entregarse a otras personas por un beneficio percibido —por placer, seguridad o riqueza—, te dejas llevar por la gente, y descubres que no te conoces a ti mismo, que tu vida va a la deriva, que no tienes un sentido real de tu dirección interior, que estás en unas circunstancias que no hablan a tu corazón. Estás con gente en situaciones que no te inspiran ni tienen sentido para ti. Es como si tu barco se hubiera desviado de su rumbo y ahora estuvieras en aguas extrañas y ajenas, preguntándote cómo has llegado hasta ahí.
Aquí es mejor despertarse tarde que no despertarse nunca. Porque has sido enviado al mundo con un propósito superior. Tienes el poder del Conocimiento dentro de ti. Tienes destrezas que aprender y habilidades que desarrollar que son fundamentales para quién tú eres y por qué estás aquí.
Tienes necesidades en el mundo. Tienes necesidades físicas y psicológicas. Pero, en última instancia, tienes una necesidad mayor, la necesidad del alma, que es descubrir ese propósito mayor y expresarlo en las circunstancias cambiantes de tu vida. Si esta necesidad mayor no se satisface, entonces no te sentirás realizado, tu vida no estará realizada, y te sentirás siempre ansioso, inquieto y descontento. Ninguna cantidad de placer o terapia puede compensar esto si no estás atendiendo la necesidad mayor de tu alma.
Es por eso que Nosotros te estamos dando un gran aliento, dándote las llaves para desbloquear tus grandes habilidades y tus grandes destrezas. Porque con estas serás capaz de discernir tu verdadera dirección. Son éstas las que te darán la fuerza, el coraje y la determinación para reclamar tu vida y ponerla en una dirección diferente, una dirección en la que siempre estuvo destinada a ir.
Es este poder el que te permitirá perdonar tus errores y perdonarte a ti mismo por dar tu consentimiento a otras personas, por ser incapaz e irresponsable. Es esto lo que deshará el daño del pasado lo suficiente, y te proporcionará la sabiduría que este daño puede revelar. Porque tus errores se convierten ahora en un recurso para adquirir sabiduría y compartirla con los demás.
La necesidad de esto en el mundo es inmensa. Más allá de la necesidad de alimentar a la gente y de proporcionarle seguridad, la necesidad de sabiduría es inmensa. En todas partes, la gente desperdicia su vida, desperdician su gran oportunidad de estar en el mundo —su tiempo, su energía, sus recursos— porque no tienen esta sabiduría.
En las naciones ricas, donde las personas tienen más libertad para perseguir sus fantasías, el problema es aún más trágico. Aquellos que tienen los recursos para ser verdaderos contribuyentes en el mundo, para realizarse a través de un mayor servicio a la humanidad y al mundo, se están entregando a las cosas más triviales, y como resultado están enfadados y deprimidos.
Si miras sin condenar, verás estas cosas. Están a tu alrededor. Veras personas que no alcanzan su gran destino ni su mayor propósito. Verás a las personas comprometiéndose a sí mismas, tratando de estar felices y cómodas con cosas que son totalmente insuficientes para su verdadera naturaleza y propósito.
La demostración de esto es poderosa y reforzará para ti la importancia de acceder al Conocimiento y a la corriente más profunda de tu vida, para elevar tu cabeza por encima de la niebla que mantiene a todo el mundo en un estado de animación y confusión.
Ya sientes esa necesidad. Está dentro de ti. Es la necesidad natural de subir la montaña de la vida para poder ver el panorama real. Aquí verás cosas que no podías ver en los valles y bosques de abajo. Debes hacer este viaje. Es el viaje más importante de tu vida. Es el viaje que te recompensa con certeza, claridad y dirección, y que trae a tu vida una calidad de relación que está mucho más allá de lo que la mayoría de la gente está experimentando en el mundo actual.
Pero debes prepararte. No puedes simplemente tener estas cosas. Tienes que desarrollar el deseo y la capacidad de tenerlas. Estas representan una serie de habilidades y una conciencia más profundas. Cada paso que das en esta dirección te devuelve la fuerza, el respeto por ti mismo y el entusiasmo por estar en la vida. Eso es fundamental.
No se te ha enviado al mundo para que seas desgraciado, para transigir, para deprimirte, para que entregues tu vida a placeres simples y acomodos fáciles. Tienes un viaje más grande que hacer, un destino más grande. Y tu felicidad, tu sensación de plenitud y el valor de tus relaciones reflejarán si puedes emprender este viaje o no.
Esa es una decisión que tomas todos los días, a medida que traes una mayor autodeterminación a todos los asuntos y acontecimientos de tu vida. Y si el Conocimiento es tu guía, lo harás sin condena, sin odio ni enemistad. Lo harás como una respuesta natural a una necesidad mayor y más profunda dentro de ti. Y buscarás esto en los demás —esta conciencia, estas habilidades, esta claridad, esta sobriedad, esta objetividad, esta compasión— porque eso es lo que estás buscando para ti mismo.