Como fue recibido por
Marshall Vian Summers
el mayo 7, 2013

Escuchar el audio original de la revelación, en inglés:

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Las personas tienen muchas dificultades para confiar en Dios. Y basándose en la noción antigua de Dios —el Dios que juzga, el Dios que condena— su desconfianza está justificada. Pero este tema es más complejo que eso.

Porque las personas no saben en qué confiar dentro de sí mismas y del prójimo, por eso su desconfianza lo impregna todo. Y sin la guía del Conocimiento más profundo que Dios ha puesto dentro de ellas para guiarlas, ponen su confianza en las cosas más poco confiables, las más temporales e inciertas. Ellas entregan su corazón a personas, lugares y cosas, sin saber las grandes consecuencias de hacerlo y lo difícil que les resultará más adelante reclamar su libertad e integridad una vez que se hayan circunscrito a sí mismas de esa forma.

Es difícil confiar en aquello que no se puede ver ni tocar. Pero también es difícil confiar en algo físico y cambiante que puede ser destruido o socavado por otros. En este sentido, lo invisible es en realidad más digno de confianza, porque no puede ser destruido, no puede ser difamado, ni siquiera se puede distorsionar excepto en las mentes y pensamientos de las personas, como suele ser el caso.

Entonces, confiar en Dios se convierte en saber en qué uno debe confiar dentro de [uno mismo], en lo que uno cree que es Dios y cómo funciona Dios en el mundo, y los grandes problemas y preguntas que rodean esto, las cuales han atormentado a la humanidad durante tanto tiempo. Así que abordaremos estas cosas porque deben aclararse. Porque si no se pueden aclarar, los problemas existirán y la confianza se basará en los supuestos y fundamentos más débiles.

Primero que nada, debes saber que debes confiar en algo en la vida. Aquí las personas tienden a confiar en sus firmes creencias, sus admoniciones, sus propias opiniones y sus agravios contra ellas mismas, contra otros y contra el mundo. Demasiado temerosas ahora para confiar en algo más allá de ellas mismas, ponen toda su fe en sus nociones, que rara vez se basan en la realidad y que rara vez son consistentes o tienen alguna permanencia real.

Aquí las personas desarrollan una fijación en sus mentes. Ahora quedan atadas a sus ideas, incapaces de experimentar realmente la vida y de experimentar intimidad, cercanía y resonancia con los demás. Mirando a través de la pequeña ventana de su fortín de hormigón, intentan ver y relacionarse con el mundo, un mundo que las desconcierta, asusta y confunde.

Cuanto más fijas son sus ideas, más encarceladas están. Cuanto más atadas ellas están a sus amonestaciones hacia las demás y a sus quejas contra el mundo, menos capaces son de experimentar las alegrías de la vida: la amplitud de este momento, el milagro de la vida que ocurre a su alrededor y la presencia bendita, el poder y dotación que Dios ha puesto dentro de ellas, que existe más allá del ámbito y del alcance del intelecto.

Ésta es la condición de la humanidad, circunscrita no sólo por la pobreza y la degradación, que tanto prevalecen en todo el mundo, sino atada también a sus creencias, temores y admoniciones. No pueden ver, no pueden oír, no pueden saber la verdad.

Dios entiende esto, por supuesto, porque cuando estás separado de Dios y separado de la Creación, viviendo en la realidad física, también estás separado de la fuente de tu fuerza, poder e integridad interior que Dios ha puesto en ti: una realidad ineludible que vive dentro de ti en cada momento, esperando ser descubierta, esperando ser seguida. Porque sólo aquí podrás encontrar la salida del laberinto, de la jungla, de la enorme confusión que te rodea e impregna tus pensamientos y actitudes.

El Cielo está a tu alrededor, pero no puedes sentirlo, aún no puedes verlo, todavía no puedes oírlo porque tu mente está atrapada en sí misma: en tus ideas, en las ideas de otras personas, en las influencias que te rodean, en tu propio condicionamiento y cultura e, incluso, en la religión misma.

Las personas creen en Dios, pero no pueden oírlo, sentirlo ni experimentarlo, por lo que ellas ponen todo su énfasis en la firmeza de sus creencias y en la defensa de sus ideas. Y aunque puedan afirmar que su vida entera esta entregada a Dios y a la religión, ellas están muy lejos de su Fuente.

Conocer a Dios es llegar a encontrar ese poder y presencia que Dios ha puesto dentro de ti, porque sólo aquí sentirás y experimentarás la resonancia, el poder y el propósito que son el contenido y la dirección verdaderas de tu vida. Porque quién realmente eres está determinado por el Cielo y no por el mundo. Lo que realmente tienes que hacer aquí está determinado por el Cielo y por aquellos que te enviaron aquí, no por el mundo ni por todos sus restringentes eventos, influencias, poderes y presiones.

Así es como Dios te redime: no mediante la creencia, no mediante la postración, no mediante la firme adhesión a nociones e ideas fijas, porque eso no te permitirá cruzar el puente de luz. Con todas estas cosas, aún permaneces en tierra extranjera. Y mientras Dios te llama, no puedes escuchar porque tu mente está bloqueada y fija, atada como si estuvieras encadenado a una pared y no pudieras liberarte de tus retenciones.

Debes saber en qué confiar dentro de ti mismo y de los demás, y no pueden ser sólo tus ideas. Porque si estas no están basadas en el Conocimiento, entonces son el producto de la cultura, la influencia y de tus propias y temerosas preferencias y persuasiones.

Aquí la persona que no tiene noción de religión puede en realidad estar más cerca de este Poder y Presencia que aquellas que basan toda su vida en ello. Porque Dios conoce el camino a Dios. Y Dios ha puesto el Poder y la Presencia dentro de ti para guiarte, protegerte y prepararte para una mayor vida de servicio en el mundo. Esto vive tanto dentro como fuera de la religión, disponible para todos.

Porque Dios no se deja persuadir por tus creencias religiosas. Si no puedes seguir y encontrar este dotación mayor, entonces, sigues perdido en el mundo, perdido en la Separación; separado de tu naturaleza más profunda, separado del poder del Conocimiento que Dios te ha dado, separado de los demás, separado de ti mismo, viviendo incluso en una isla en medio de los demás.

Sólo Dios sabe cómo liberarte de esta situación aparentemente desesperada. Dios ha proporcionado los Pasos al Conocimiento en una Nueva Revelación para el mundo: pura, clara, sin adulterar, inalterada por la adopción o manipulación humana; cada palabra sagrada y poderosa desde la Fuente para darle a la humanidad otra oportunidad mientras se encuentra en el umbral de un mundo cambiante y un universo lleno de vida inteligente.

La esencia de la religión se pierde a medida que la ideología y las instituciones se construyen en torno a ella. Se pierde cuando las personas intentan utilizar ideas, creencias y persuasión para forzar a la gente a la adherencia y la conformidad.

Para ser capaz de confiar en Dios, debes saber en qué confiar dentro de ti mismo y de los demás. Esto coloca entonces el camino correcto delante de ti. Sin embargo, tener las ideas correctas no es lo único que resulta útil y puede ser necesario al principio. Verás, tú debes tener la orientación correcta y debes ser capaz de pensar independientemente de las persuasiones que existen a tu alrededor y que desearían que te conformes con las ideas y nociones de la cultura y la religión.

Tú debes mirar al mundo sin condenar, o quedarás ciego, porque los juicios y los agravios ciegan. No importa cuán correcto puedas pensar que eres ejerciendo estas cosas; te impedirán ver, conocer y comprender.

Por lo tanto, no tendrás seguridad en el mundo. Porque la seguridad realmente sólo se puede establecer viendo, conociendo y comprendiendo estando alineado con el poder más profundo que Dios te ha dado, el cual te enseñará qué valorar y qué no valorar, qué escuchar dentro de ti mismo y dentro de los demás, cómo manejar tu mente para que no corra como un animal alocado, aprender a pensar independientemente de los demás para poder ser libre de pensar por ti mismo y así usar el poder de tu intelecto de manera efectiva y apropiada tal como estaba destinado a ser usado.

Seguidamente, debes observar lo que crees que es Dios y cómo piensas que Dios funciona en el mundo, o incluso si crees que Dios existe. Esto tiene mucho que ver con lo piensas que tú eres, incluso al nivel del pensamiento.

Si piensas que eres sólo un cuerpo, bueno, ¿cómo puedes explicar a Dios, que parece no tener cuerpo? Dios es alguien sin cuerpo. Y tú no quieres ser alguien sin cuerpo, ¿verdad? Si piensas que tú eres tus pensamientos y tu mente, bueno, no podrás comprender la Mente, la Voluntad y la Presencia de Dios, porque la mente es un vehículo de comunicación en el mundo. No es tu verdadera naturaleza. No es quién realmente eres.

Cuando dejes este mundo, bueno, no tendrás ninguna creencia. Simplemente estarás presente, como lo estabas antes de venir al mundo. Así que la creencia no puede llevarte a Dios. La creencia no te capacita para cruzar el puente de luz.

Sin embargo, en realidad no puedes estar sin algún tipo de creencia, así que las usas como una estructura temporal para ayudarte a orientar tu pensamiento, tu comportamiento y tus actividades en el mundo, y eso es apropiado. Pero las cuestiones más importantes deben dejarse abiertas, y esto debe llevarte al ámbito de la experiencia real y no solo al pensamiento y la especulación.

Para tener un sentido de Dios, debes mirar lo que piensas que tú eres. Debes tener una comprensión correcta de tu relación con tu mente y tu cuerpo. Aquí el pensamiento y la comprensión son muy importantes porque te dan la oportunidad de ver lo que antes no podías ver y de comprender correctamente cómo debes utilizar la mente y el cuerpo en la vida, y cómo estos pueden servirte y no solo menoscabarte.

Porque la mente sin Conocimiento es como una corona de espinas. Si bien puede brindarte reconocimiento en el mundo, es dolorosa e incómoda. Y buscarás escapar de ella con placeres, adicciones y fijaciones de todo tipo.

Si Dios es Espíritu y no simplemente forma, o un concepto, o una jerarquía de conceptos, o un sistema de creencias, entonces debes ir más allá de estas cosas en tu enfoque. Y Dios te ha dado los Pasos al Conocimiento para llevarte más allá de los límites de tu pensamiento y de las restricciones que te has impuesto y que has permitido que otros te impongan, para darte esta oportunidad de ver, conocer y comprender.

Así que debes mirar lo que piensas que eres. Aquí la comprensión es importante porque si no puedes ver la relación correcta de las cosas, entonces, las confundirás terriblemente y tu enfoque será sesgado e incierto. Esto te arrojará de vuelta a la confusión, una profunda confusión de la cual surgen todos tus errores y conceptos erróneos.

Debes considerar esto. Pero recuerda que, si crees que eres sólo un cuerpo, entonces te sentirás tan frágil y vulnerable en el mundo como, en realidad, lo es tu cuerpo. Si crees que eres sólo una mente, usarás la mente para tratar de defenderte, para defender tus ideas, incluso hasta el punto de ir a la guerra con otros y crear odio, muerte y destrucción para proteger tus ideas. Vivirás con miedo e incertidumbre y buscarás contrarrestar esto con orgullo y arrogancia en tu pensamiento, en tu lógica, lo cual es solo un intento de adaptarte a un mundo incierto.

Debes verte a ti mismo existiendo más allá de estas cosas y debes aprender a utilizar la mente y el cuerpo como grandes vehículos de comunicación. Porque sin ellos, no podrías comunicarte con otras personas en el mundo. No podrías dar tus regalos al mundo. Sin ellos, es posible que tengas la sabiduría del universo, pero nadie podría oírte, verte ni comprender tu demostración.

Lo tercero que debes considerar es tu relación con Dios, tu experiencia en el mundo y el mundo mismo. Aquí es donde surgen muchos problemas. Las personas piensan que Dios es el autor de todo lo que sucede en el mundo. Bueno, ese no puede ser un Dios amoroso. Ese no puede ser un Dios sabio. Ese no puede ser un Dios compasivo.

Con niños muriendo de cáncer, naciones con gente muriendo de hambre, y guerras civiles y conflictos que surgen con creciente frecuencia, ¿piensas que Dios es el autor de estas cosas? Ciertamente no se puede confiar en un Dios así. Ciertamente no se podría amar a un Dios así. Ciertamente no podrías seguir a un Dios así.

El sufrimiento, el conflicto, la degradación que ves en el mundo, entre los ricos y entre los pobres, son producto de la confusión y la incomprensión humanas. [Son] el producto de personas que viven sin el poder y sin la presencia del Conocimiento para guiarles, bendecirles y colocarles correctamente en relación con otras. [Son] el producto de vivir en Separación: divorciado de ti mismo, divorciado de tu Fuente, divorciado del centro de tu poder espiritual, integridad, certeza y dirección. Por supuesto, el mundo se verá así. Es un milagro que no tenga peor aspecto.

Las personas son buenas y malas, nobles y patéticas, representando toda la gama de cualidades deseables e indeseables. ¿Quién puede encontrarle sentido a eso? ¿Creó Dios a una criatura tan conflictiva? ¿Dios te colocó en un ambiente tan difícil e incierto? ¿Dios te arrojó del Cielo para vivir en un mundo de circunstancias siempre cambiantes, de gran peligro e incertidumbre?

Aquí una comprensión correcta te da la oportunidad de ver la relación de las cosas de manera diferente. Aquí la comprensión es importante, aunque sea sólo un componente de lo que te permitirá levantarte sobre la miseria de tu pasado y sobre la miseria que ves a tu alrededor, en los ricos y en los pobres.

Dios no controla el clima del mundo. Dios no está moviendo la sangre por tus venas. Dios no está derramando el agua sobre el acantilado. Dios no está haciendo brotar la semilla en la tierra. Todo eso se puso en marcha al principio de los tiempos, al comienzo de la Separación, la misma Separación que te ha traído al mundo y te mantiene aquí hasta que puedas aprender a seguir el poder y la presencia que Dios ha puesto dentro de ti, la cual está disponible para todos; para toda la gente, para todas las religiones, para la familia humana y para las innumerables razas del universo que viven con vosotros en una existencia separada. Lo que creó la Separación está más allá de tu comprensión, al igual que la Separación misma, pero tú vives con sus efectos todos los días.

Así que no culpes a Dios por los acontecimientos del mundo. No culpes a Dios por enfermedades o desgracias. No pienses que todo está sucediendo según un Plan Divino, como si cada evento tuviera significado, propósito y valor para ti.

El mundo es caótico e incierto. Todo puede cambiar en un momento. No existen garantías. Por eso Dios os ha dado la gran dotación del Conocimiento, porque es lo único verdaderamente cierto, puro y eficaz en el mundo.

Aprende a reconocer esto en tu experiencia. Aprende a valorar esto por encima de tus deseos y tus miedos. Aprende a reconocer cómo has vivido la vida sin el Conocimiento, el terrible costo que esto ha tenido para ti, y los grandes precios que has pagado por tus errores y malentendidos. Y finalmente llegarás a valorarlo, porque tiene la única esperanza y promesa verdadera de tu vida.

Dios salva a los separados a través del Conocimiento. El Creador de todo el universo y de todas las dimensiones del universo no está dirigiendo los acontecimientos de tu vida porque Dios es inteligente. Dios te ha dado la libertad de vivir en Separación porque esa fue tu decisión inicial, ¿lo ves? Pero vivir en este ambiente es muy peligroso y por eso Dios te ha dado la gran dotación. Este al final es el regalo más grande de todos, pero tú sólo lo verás y lo sabrás si puedes reconocerlo, valorarlo y aprendes a seguirlo, dando los Pasos al Conocimiento.

Este es el comienzo del retorno, no para dejar el mundo sino para traer una vida mayor al mundo: la vida que estabas destinado a vivir aquí, la vida que aún no estás viviendo, la vida que debes vivir para encontrar aquí la felicidad y realización verdaderas.

Dios puso en movimiento las fuerzas, las fuerzas geológicas y biológicas, que han tardado mucho tiempo para alcanzar la existencia, antes de que los seres humanos pudieran siquiera estar en este mundo. Pero el tiempo no es nada para Dios, aunque lo sea todo para ti.

Así que no culpes a Dios por las condiciones de la vida, ni siquiera por la dureza de la naturaleza, la cual no parece tener una verdadera consideración por ti ni por tu bienestar. No culpes a Dios por los huracanes y los terremotos, la pestilencia y las hambrunas, porque eso es simplemente la naturaleza funcionando de acuerdo con sus propias reglas y pautas.

Dios se mantiene a un lado observando quién puede responder al poder mayor que se le ha dado. Y la Asamblea Angélica de Dios vela por el mundo para ayudar a las personas que se encuentran en grandes momentos decisivos de sus vidas, para que ellas tengan la oportunidad de encontrar la fuente de su redención, que vive dentro de ellas en cada momento. Y tu Familia Espiritual te envía mensajes para ayudarte, aunque es posible que no escuches mucho de lo que tienen para ofrecerte.

Eso llegará con el tiempo, cuando tu mente se calme, cuando te liberes de tu corona de espinas, cuando aprendas a observar la naturaleza y los acontecimientos del mundo con compasión y a reconocer que todo lo que sucede, incluso los acontecimientos más dolorosos, son una demostración de la gran necesidad del Conocimiento, en tu vida y en el mundo en su conjunto.

Dios es puro y está más allá de estas cosas, pero Dios ha puesto dentro de ti algo que es puro y está más allá de estas cosas, que no se puede corromper, que no se puede contaminar, que ni siquiera se puede usar mal. Sólo puede ser malentendido, y en esto las personas cometerán muchos errores. Pero el poder y la pureza existen dentro de ellas, más allá de su intento de manipularlo para su propio beneficio.

Porque Dios sabe que al final retornarás al Conocimiento. En esta vida o más allá, retornarás al Conocimiento, porque nunca puedes abandonarlo. Es la garantía de tu redención, por muy lejana que este en el futuro. Es lo único en la vida que es, en definitiva, digno de confianza: el Conocimiento dentro de ti, el Conocimiento dentro de los demás, las relaciones construidas sobre el Conocimiento y un propósito superior. Éstas son las cosas más seguras de la vida, porque todo lo demás puede cambiar y cambiará de maneras que aún no puedes predecir.

Para liberarte por fin de la ansiedad y la incertidumbre constantes, para liberarte de las restricciones de tus ideas fijas, este será tu viaje hacia la libertad real —la libertad emocional, la libertad intelectual, la libertad circunstancial— que has buscado desesperadamente de tantas otras maneras. La Nueva Revelación de Dios ha dejado esto muy claro y lo ha repetido una y otra vez para que tengas la oportunidad de escucharlo y finalmente verlo y reconocer su importancia esencial en tu vida.

Aquí sabrás que Dios te ama y se preocupa por ti, porque la garantía de tu redención ha sido puesta dentro de ti sin importar cuan dolorosa haya sido tu vida, sin importar cuan profundos que sean tus remordimientos. Y si has cometido violencia en el mundo, bueno, te tomará un poco más de tiempo llegar al poder y la presencia que vive dentro de ti, porque tu vergüenza será más profunda. Tus remordimientos serán más profundos. Tu dolor será más profundo. Pero sólo el Conocimiento dentro de ti puede disipar estas cosas oportunamente y darte la fuerza para compensarlas viviendo una vida verdadera y eficaz.

Las personas pueden disputar los puntos de la religión. Las personas pueden debatir interminablemente, y ha debatido interminablemente, el significado de Dios y la realidad de Dios. Pero la Revelación de esto existe en el ámbito de la experiencia pura, porque las ideas sólo pueden indicarte una dirección. No pueden llevarte a la montaña. Para ello necesitas fuerza interior y determinación, no sólo ideas o creencias firmes.

Deja que los eruditos permanezcan al pie de la montaña y discutan y debatan el significado de sus ideas y de sus tradiciones, mientras quienes sean verdaderamente valientes comenzarán a aventurarse a subir las grandes laderas. Porque sólo cuando alcances un punto de vista más alto en esta montaña podrás realmente ver la configuración del terreno y comprender la naturaleza de tu verdadero viaje en la vida, a dónde estaba destinado a llevarte, quién te envió a este viaje, quién te supervisa y te ha cuidado, y qué tienes realmente que hacer, ver y saber aquí.

Por lo tanto, debes aprender en qué confiar dentro de ti mismo. Debes considerar quién piensas que eres y qué piensas que eres, y comprender tu verdadera relación con tu mente y tu cuerpo de una manera muy compasiva. Debes comprender la naturaleza de Dios y la diferencia entre Dios y lo que tú ves en el mundo físico, incluso en el mundo natural.

No llames Dios a la naturaleza porque esto sería inadecuado. Aunque sea grandiosa y puede ser exaltante considerarlo, Dios es incluso más grande que esta. Te lleva más y más allá; más allá de tus pensamientos, más allá de tus nuevos pensamientos, más allá de tus viejos pensamientos; más allá, a un reino de reconocimiento que es claro, sin adulterar y sin corromper por tu experiencia de estar en el mundo.

Dios te lleva luego a donde la confianza es obvia, profunda y lo suficientemente poderosa como para vivir en un mundo de incertidumbre, en un mundo donde las personas siguen perdidas a tu alrededor; perdidas en su miedo, perdidas en su esperanza, perdidas en su degradación y en sus circunstancias.

No las condenes, porque ellas te muestran el estado del que ahora estás intentando escapar. Y sólo Dios te ha dado los medios para hacerlo, dados ahora de forma clara, dados ahora para que puedas encontrar lo que realmente vinisteis a hacer aquí.