Marshall Vian Summers
el enero 1, 1989
Tarde o temprano debes casarte con alguien o algo en la vida. Puede ser con una persona, o puede ser con un grupo de personas que estén sirviendo a una gran causa en el mundo. Puede ser con una carrera profesional. Puede ser con algo distinto, pero tiene que involucrar a otras personas. Debes casarte con alguien. El matrimonio con una idea no es significativo.
El matrimonio, en su sentido más auténtico, es donde experimentas una Realidad Mayor en una relación. El verdadero matrimonio no es solo ir a la iglesia y tomar los votos. Es un vínculo, una rendición, un compromiso. Es vincular con otro tu mente y tu cuerpo, los cuales han sido el pináculo de tu propia identidad. El verdadero matrimonio es la renuncia a una vida separada hasta cierto punto, y es un compromiso con el crecimiento espiritual. Esta es la esencia misma del matrimonio. En él no renuncias a ti mismo, sino que obtienes un mayor yo. Ahora no solo tienes una mente para ayudarte, tienes dos mentes. No solo tienes un cuerpo, tienes dos cuerpos. Y si tu matrimonio es con un grupo de personas, tienes más mentes y más cuerpos. Aquí tus recursos para la sabiduría aumentan. Esto puede eclipsar cualquier sentido de limitación personal.
Hasta que realmente contraigas matrimonio con alguien, hasta que te entregues completamente, seguirás todavía atado a tu imaginación y eclipsado por tus ideas. La imaginación sin el Conocimiento es caótica, y arroja confusión y oscuridad sobre tu mente. Sin embargo, la imaginación con Conocimiento es una fuente de gozosa creación y expresión. Tanto si pasas tu vida en el celibato como si eres una persona de familia, debes estar profundamente conectado con otras personas.
El verdadero matrimonio se vuelve absolutamente necesario en la tercera etapa de desarrollo. Cualquier cosa inferior a un matrimonio deja de tener aquí valor. Esto se debe a que solo este compromiso más profundo del matrimonio puede llevarte a una mayor visión y un propósito superior en el mundo. Si vas a ser una persona de familia, te casas con tu pareja y te vinculas a tu descendencia. Te comprometes con su bienestar y provees para ellos. Conforme lo hagas, verás que no estás apartado de ellos. Aunque sigues siendo un individuo y todavía tienes tu santuario dentro de ti, tu vida se entrelaza con la suya. Esto cambia tu suerte y tu destino, y te ofrece una recompensa que no podrías obtener de ninguna otra manera.
Cada día, son muchos los matrimonios que se hacen y se rompen en el mundo. Hay contratos y acuerdos. Hay intentos de devoción y entrega. Sin embargo, a menos que el Conocimiento sea su base, a menos que hayas llegado a ese punto en el que el verdadero matrimonio es una necesidad y no solo una opción, a menos que te hayas preparado para estar en una relación de este nivel, tu matrimonio será solo un intento. Esto es cierto incluso si valoras el matrimonio por las razones correctas. Es por eso que debes estar preparado.
Hasta cierto punto, en el verdadero matrimonio renuncias a ti mismo. Sin embargo, en realidad solo estás renunciando a una ilusión de ti mismo. En cierta medida, te estás divorciando del matrimonio con tus ideas autolimitantes, para restablecerlo en el contexto de tu relación con otro. En esencia, siempre estás casado con alguien o algo, porque siempre estás comprometido con algo. No es correcto decir que no estás comprometido. Eso es falso. Todos en el mundo se han comprometido con algo, están sirviendo a algo y están enseñando algo, ya que en el mundo debes estar comprometido, debes servir y debes enseñar. Esta es la función natural de estar en el mundo. Es ineludible. Aquí el acento está en la calidad, la dirección y el sentido de tu involucración, ya que en todos los casos estarás involucrado.
En un verdadero matrimonio renuncias a ti mismo hasta cierto punto. Lo que ganas a cambio es un mayor yo. No escapas de todos los problemas de la Separación, sino que asumes un nuevo conjunto de problemas. Por ejemplo, si eres una persona soltera y te casas con alguien, renuncias a cierta serie de problemas a cambio de otra serie de problemas. Algunos problemas son los mismos, pero en un contexto más amplio. Todavía tienes que ganarte el sustento, pero ahora tienes que ganarlo para alguien más que para ti mismo. Tienes que compartir con tu pareja y mantener a tu descendencia. Proporcionar sustento es muy importante, porque la esencia del matrimonio es proporcionar sustento, no gratificación personal. Sin embargo, proporcionar verdadero sustento es increíblemente gratificante. De hecho, es lo más gratificante de todo, ya que produce una satisfacción y una contribución duraderas.
Dos personas que contraen un verdadero matrimonio deben proveer para sus hijos o bien para alguna otra cosa en el mundo, porque todo verdadero matrimonio provee más allá de sí mismo. Esto es lo que lo diferencia de una alineación temporal entre dos personas que intentan escapar de su soledad y utilizarse mutuamente en nombre de la realización personal.
Si observas el mundo, encontrarás que el verdadero matrimonio parece ser raro. Esto se debe a que no hay muchas personas en la tercera etapa de desarrollo. El matrimonio en la primera etapa es diferente del matrimonio en la segunda, y el matrimonio en la tercera etapa es completamente diferente del matrimonio en las dos primeras.
Muy pocos matrimonios pueden ir de la primera etapa a la segunda, y aún menos matrimonios pueden ir de la segunda etapa a la tercera. Por tanto, es común que las personas se divorcien si una de ellas se está moviendo a la siguiente etapa. Aquí la persona se da cuenta de que tienen que seguir adelante, pero descubren que su pareja no puede o no quiere acompañarlas. Y a pesar de los acuerdos y la cooperación que puedan existir entre ambas, esta es la verdad del asunto. Los matrimonios a menudo fracasan entonces, porque no pueden seguir el ritmo de la evolución natural de las personas que los forman.
El verdadero matrimonio debe proveer a otros, porque lo que generarán dos personas superará con creces sus propias necesidades personales. Ellas se volverán una fuente de auténtica comunidad para la gente a su alrededor. Este es el resultado de un verdadero matrimonio. Mientras que antes, en las dos primeras etapas, los individuos pueden haber tratado de dar a los demás y quizá han tenido éxito hasta cierto punto, en la tercera etapa, el valor y la esencia del matrimonio se convierten en una auténtica fuente de sustento para otros.
La vida de las personas, los animales, las plantas y todos los demás seres vivos trata sobre proveer. Toda la naturaleza trata sobre proveer. Esto no glorifica al individuo. Se expresa por sí mismo a través del individuo. De este modo, el individuo se hace grande y necesario sin haber recibido preferencia o prioridad sobre los demás. Esto se confirma en la naturaleza. Si observas la vida a tu alrededor, reconocerás que los seres humanos tienen mucho que aprender de la naturaleza para llegar a ser más naturales. Hay mucho que desaprender aquí, y esto puede lograrse porque el Conocimiento está contigo.
Dentro de las tres etapas de desarrollo, existen también tres etapas en el matrimonio. Cada una tiene un énfasis diferente. En términos generales, el matrimonio en la primera etapa trata sobre la seguridad personal; en la segunda trata sobre la exploración personal; y en la tercera trata sobre la contribución personal. A pesar de que surjan problemas y el aprendizaje continúe a través de cada una de estas etapas, estos son los énfasis principales.
En cada una de las tres etapas de desarrollo existe en el matrimonio un proceso de rendición. En cada etapa adquieres algo y sacrificas algo por el otro. Lo que adquieres y lo que sacrificas determinará el tipo de matrimonio que tendrás y hasta dónde podrá acompañarte en última instancia.
En última instancia, la rendición auténtica significa permitir que tu cuerpo sirva a tu mente y que tu mente sirva a tu espíritu, el cual es una expresión de Dios. Aquí rendirse restablece el orden correcto de autoridad dentro de ti. Sin embargo, muchas personas piensan que rendirse es renunciar a lo que realmente quieres a cambio de otra cosa, o entregar tu poder a otra persona. Esto es lo que muchas personas asumen frecuentemente en las dos primeras etapas. Pero la auténtica rendición trata sobre encontrar quién eres, por qué estás aquí, qué necesitas hacer y cuáles son tus regalos. Aquí las cosas se abandonan voluntariamente para despejar el camino a este gran descubrimiento. El sacrificio aquí es pequeño y la recompensa es muy grande.
El matrimonio en la primera etapa se centra, generalmente, en cosas como el placer, la seguridad emocional, la seguridad económica y, en algunos casos, la posición social. Para adquirir esto, a sabiendas o sin saberlo, las personas sacrifican su libertad, su honestidad consigo mismas, su integridad y su crecimiento espiritual. Esto es común. El acento puede estar en el amor, pero esta es una experiencia muy limitada del amor, y su énfasis principal está la gratificación personal o, en otras palabras, en conseguir lo que uno quiere. Tras una primera fase romántica atractiva, estas relaciones pueden experimentar serias dificultades a la hora de aceptar las exigencias de una vida real. A medida que las personas siguen adelante en estas relaciones, la verdadera intimidad y honestidad tiende a secarse mientras intentan proteger su «inversión» en los bienes comunes y la seguridad económica. Los niños a menudo se convierten en la razón de permanecer juntos, lo cual les hace sentirse culpables y responsables de la relación cada vez más infeliz de sus padres.
Tarde o temprano, una o, en raros casos, ambas personas en el matrimonio enfrentarán el hecho de que su matrimonio es insatisfactorio y debe hacerse una reevaluación y un cambio. Aquí el Conocimiento está empezando a moverse en la persona, alentándola a buscar una mayor unión, ya sea con su pareja o con otra persona. La persona se acerca ahora a la siguiente etapa de su desarrollo.
El matrimonio en la segunda etapa del desarrollo es mucho más prometedor. Aquí el crecimiento espiritual y la honestidad personal reciben una prioridad más alta, pero todavía existe un gran énfasis en la seguridad emocional y la seguridad económica. Estos matrimonios a menudo reflejan la creciente lucha entre el Conocimiento y la realización personal que una o las dos personas involucradas están experimentando. Como resultado, el matrimonio se carga con la tarea casi imposible de equilibrar las dos grandes fuerzas que están luchando por el predominio dentro de una o de ambas personas en la relación.
En la segunda etapa, ninguna de las dos ha descubierto aún de qué trata realmente su vida, ni tiene una idea clara de hacia dónde se dirige. Y a menudo, descubren tarde o temprano de que no van en la misma dirección que su pareja. Aquí el énfasis en la seguridad emocional y la seguridad económica se ve amenazado, y tiene que competir con la gran incertidumbre que la exploración interna puede generar. Aquí las personas pueden renunciar a su salud, a su estabilidad económica y, a veces, incluso a su cordura, para tratar de dar sentido a la discrepancia entre la dirección de su vida individual y su compromiso en el matrimonio. Y lamentablemente, muchas personas terminan sacrificando su propio descubrimiento del Conocimiento al intentar mantener intacto su matrimonio y sus beneficios.
El matrimonio en la primera etapa tiene muy poca base, y por lo general se ve amenazado por el surgimiento de la verdad y la verdadera honestidad, las cuales, en conjunto, suelen revelar todo lo que falta realmente en la relación. El matrimonio en la segunda etapa reflejará a menudo criterios y metas personales más altos, pero casi siempre estará acosado por el hecho de que las personas involucradas no han construido todavía sus cimientos sobre el Conocimiento en su interior. Como resultado, terminarán tratando de satisfacer a la vez tanto sus deseos personales como la necesidad más profunda de su alma, con un gran costo para su bienestar y su estabilidad personal. Quizá experimenten juntos el verdadero amor, pero este verdadero amor puede obligarles a separarse por razones que aún no pueden entender.
En esencia, la primera etapa trata de la dependencia, la segunda de la independencia y la tercera de la interdependencia —dependencia, independencia e interdependencia—. El matrimonio en la primera etapa gira en torno a crear seguridad y reforzar la dependencia. Esto se opone fundamentalmente a la honestidad personal y al surgimiento del Conocimiento. El matrimonio en la segunda etapa trata más sobre descubrirse y diferenciarse aprendiendo a pensar y actuar de forma independiente. Esto produce crecimiento personal, pero hace que la posibilidad de alcanzar una unión y compromiso reales en la relación sea muy difícil de establecer.
Intentar el matrimonio en las dos primeras etapas es muy difícil. En ambos casos, debes poner el matrimonio en peligro para encontrar y seguir el Conocimiento dentro de ti. Si no puedes hacerlo, terminarás abandonando por completo tu Conocimiento y, con él, cualquier esperanza de encontrar la verdadera felicidad y satisfacción en tu vida.
Tu vida está destinada a llegar a alguna parte. Tiene el propósito de permitirte alcanzar una verdadera claridad y madurez en ti y en tus relaciones. Aquí debes renunciar a tu intento de realizarte personalmente, para tener la libertad de encontrar la verdadera realización que te espera. De forma natural, esto te llevará a través de las etapas de desarrollo. Irás más allá de la dependencia para independizarte, y eso representa un gran proceso en sí mismo. Y después, tarde o temprano, irás más allá de la independencia para ser interdependiente. Es entonces cuando el matrimonio tendrá el máximo potencial, porque solo podrás estar en verdadero matrimonio cuando estés en un estado de interdependencia.
La tercera etapa es la etapa de la interdependencia. Aquí descubres que por muy libre e independiente que seas no puedes hacer nada solo. En solitario tu vida tiene poco sentido y promesa. En solitario eres únicamente un potencial. Para encontrar tus regalos necesitas relaciones reales en tu vida, y estas deben basarse en el Conocimiento. Aquí entregarte se vuelve la expresión natural de tu deseo de dar tu vida tanto a esas personas como al propósito superior que te está destinado. Aquí en realidad no te entregas, sino que es tu Conocimiento quien te entrega. Aquí no necesitas debatirte sobre si quieres darte a otro; simplemente lo sabes.
Lo que antes pensabas que era importante, ahora se hace necesario. Puede que hayas buscado la honestidad, la integridad, la compatibilidad y el servicio al mundo en las dos primeras etapas, pero ahora se vuelven los criterios determinantes respecto a con quién puedes estar y cómo debes participar con él o ella. Aquí las fantasías del amor se disipan a favor del verdadero poder del amor, que está conectado a tu propósito superior en el mundo. Cuando entregues tu vida a este propósito superior, el verdadero amor emanará de ti de manera natural. Sin embargo, si abandonas tu propósito superior y vas en su contra, el amor degenerará en deseo frenético y miedo, y perderás su gracia y su poder redentor.
El verdadero matrimonio es la recompensa por atravesar las etapas de desarrollo. Lo que antes buscabas se vuelve ahora verdaderamente posible y necesario. Siempre te estás preparando para el verdadero matrimonio, porque se trata de tu meta. Es la verdadera contribución. Puede expresarse a través de la unión con otra persona o bien con muchas personas que estén sirviendo a una gran causa en el mundo. En cualquier caso, el Conocimiento, la compatibilidad y el servicio en el mundo son lo que distingue a un verdadero matrimonio de todas las demás relaciones.
El verdadero matrimonio es donde cambias una pequeña autonomía por una autonomía mayor, sin perder tu individualidad. Es donde tu individualidad se vuelve parte de algo más grande y un vehículo para algo más grande. Aquí tu individualidad es un activo y no un obstáculo. Te libera en vez de mantenerte en la esclavitud. En las primeras etapas estabas obligado a servir a tus deseos y creencias. Ahora estás sirviendo algo más grande. Este es el camino de la realización.
El verdadero matrimonio te está esperando. Sin embargo, puede que no sepas qué aspecto tendrá. Puede que no sepas si estarás con una sola persona o bien con un grupo de individuos que estén sirviendo a una gran causa. Puede que no sepas si tu matrimonio con otro será con el propósito de tener hijos o no. Sin embargo, el verdadero matrimonio te espera.
Siempre y dondequiera que se establezca un verdadero matrimonio, se habrá producido en el mundo una gran bendición, se habrá manifestado un milagro. Dos o más personas habrán trascendido sus límites. Estas alianzas, por muy raras que sean, son realmente beneficiosas y tienen una gran base. Son las que han mantenido vivo el Conocimiento en el mundo. Son las que permiten que la humanidad siga avanzando.
En el verdadero matrimonio, puedes experimentar con la otra persona la misma unión que tienes con tus Maestros Internos y tu Familia Espiritual. Esta unión se está expresando ahora en el mundo. Una vez que hayas experimentado tu unión con tu Familia Espiritual, no querrás nada inferior en tu matrimonio con otro.
Una vez que hayas establecido un matrimonio verdadero, debes asumir y mantener un compromiso con el crecimiento. Tu deseo de ello surgirá de manera natural. Sin embargo, no puedes ser negligente y dar por sentado que la otra persona estará contigo para siempre. Porque si olvidas lo que debéis hacer juntos y descuidas lo que debes hacer dentro de ti mismo, entonces hasta un matrimonio lleno de promesa se marchitará. Esta relación debe seguir siendo cultivada y alimentada. Sin alimento, morirá. Dejará de progresar, y sin progreso no podrá mantenerse.
Desde un punto de vista en el que se respalda y se defiende la Separación, la verdad parece ser una amenaza que socava la felicidad de una persona y su realización personal. Pero para el Conocimiento, la verdad es una bendición, un invitado bienvenido y maravilloso que deseas que se quede para siempre; es una experiencia tan diferente a todo lo que está en contraste con ella y es tan sumamente beneficiosa y reafirmante, que con el tiempo no buscarás nada más.
Por tanto, acepta que el verdadero matrimonio es inevitable para ti, porque ya estás casado con tu Familia Espiritual y tus Maestros Internos. Este matrimonio debe expresarse en el mundo en tus relaciones con otros. Acepta que ya estás comprometido con tu Familia Espiritual y tus Maestros Internos. En el mundo, estarás casado y comprometido con tus ideales hasta que seas capaz de liberarte para experimentar el matrimonio y el compromiso, en el contexto de tus relaciones auténticas con otros.