Como fue recibido por
Marshall Vian Summers
el enero 1, 1989

Como se reveló en el capítulo anterior, debes estar disociado de ti mismo para tener una relación contigo mismo. En otras palabras, deben existir al menos dos para que haya una relación; de lo contrario, la idea no es aplicable. La relación es un entorno en el que dos o más aprenden a trabajar juntos en armonía. No es necesario que se consideren iguales, pero pueden aprender a encontrar la involucración adecuada entre ellos a fin de servir y alimentar la experiencia de un propósito compartido.

Dado que en verdad solo eres uno, debes considerar tu relación contigo mismo en términos de tu relación con tu mente y tu cuerpo. Tienes una relación con ambos, pero no eres ni el uno ni el otro; ninguno de los dos es tan grande como tú. Sin embargo, debes experimentar y expresar quien eres a través de estos vehículos para que tu vida tenga sentido en el mundo. Y te guste o no estás en el mundo, donde se supone que has de estar.

Tu relación con tu mente y tu cuerpo representa el escenario principal donde la sanación y el empoderamiento deben ocurrir. Son los ámbitos para el crecimiento. Tu relación con Dios no supone un ámbito para el crecimiento, ya que está plenamente establecida. Tu conciencia de ella es limitada, pero dicha conciencia crecerá a medida que amplíes tu relación contigo mismo, con los demás y con el mundo.

Tu necesidad actual es crecer y desarrollarte. Eso es lo que debe preocuparte ahora en el mundo. Finalmente, llegarás a un lugar donde el crecimiento y el desarrollo no son necesarios. Pero queda un largo camino desde donde estás ahora, porque todavía no has alcanzado la cima de la montaña. Por tanto, es necesario que te preocupes sobre en qué parte te encuentras de esta montaña y sobre las condiciones que ahora se te presentan.

Tienes una relación contigo mismo, que es principalmente una relación con tu mente y tu cuerpo. Tu mente es un mecanismo pensante que hace funcionar tu cuerpo. Tú eres el Ser que hace funcionar tu mente. Sin embargo, si te identificas completamente con tu mente no podrás experimentar tu Ser. Y si te identificas completamente con tu cuerpo, rara vez podrás experimentar tu mente de una manera objetiva.

La verdadera jerarquía de poder dentro de ti es primero tu Ser, luego tu mente y después tu cuerpo. Todos son importantes. La mente es el medio entre lo espiritual y lo físico; puede asimilar lo espiritual y dirigir lo físico. Sin embargo, las personas se asocian principalmente con sus ideas y su preocupación es su supervivencia física. Se están identificando con su mente y su cuerpo. Esto hace que no sean en absoluto conscientes de su Ser o que solo puedan considerarlo teóricamente.

La experiencia del Ser se produce en el momento en que ocurre la experiencia religiosa. Esta experiencia no es inherentemente física ni mental, aunque puede manifestarse en los ambientes físico y mental. La experiencia del Ser es inexplicable y misteriosa, al igual que tu relación con Dios. Incluso unos instantes de esta experiencia pueden cambiar tu vida, porque ofrecen un contraste entre tu Ser, tu mente y tu cuerpo. Esto abre la puerta a un verdadero crecimiento y desarrollo.

El cuerpo es un vehículo limitado. La mente, aunque mucho más grande que el cuerpo, es también un vehículo limitado. Si tu conciencia de ti mismo solo opera en el nivel de tu mente y tu cuerpo, te experimentarás como limitado y falible, porque la mente y el cuerpo son ambos limitados y falibles.

En un estado puro del Ser, que no es el estado del ser en el mundo, no necesitas ni mente ni cuerpo. Aunque esto parece increíble, si piensas en ello verás que es cierto. Porque si no tienes cuerpo, ¿para qué vas a tener una mente? No hay nada que tu mente deba gestionar. Sin embargo, tu Ser tiene una mente que es muy diferente de la mente que piensa. Esta mente mayor se llama Conocimiento. Tu Ser sabe, mientras que tu mente piensa y tu cuerpo actúa.

Tu cuerpo es el más frágil y temporal de tus tres aspectos. Tiene una vida útil limitada, está acosado por dificultades y está hecho del mismo material que el mundo. Sin embargo, tu cuerpo es absolutamente necesario y requiere cuidado y mantenimiento. Es el medio a través del cual el mundo se puede comunicar contigo y tú puedes comunicarte con el mundo. Si tienes una mente, pero careces de cuerpo, podrías comunicarte con el mundo, pero ¿cómo podría escucharte el mundo? Y si estuvieras en un estado puro del Ser, simplemente lo impregnarías todo y estarías en comunicación con todo.

Tu cuerpo no vive tanto como tu mente; tu mente vive el tiempo que necesites estar en la realidad física; y tu Ser vive para siempre. Por tanto, los ámbitos de desarrollo son el físico y el mental, pues tu Ser no se puede desarrollar, solo se puede recuperar. No hay crecimiento al nivel del Ser, solo recuperación y redescubrimiento. Debes recuperar tu Ser dentro de los ambientes físico y mental, ya que fuiste enviado aquí para hacerlo. Estos son los ámbitos donde tu disociación interna debe sanarse.

Estos ejemplos pretenden ser tan simples como sea posible, porque no necesitas una compleja filosofía o cosmología para comprender la esencia de las cosas. Necesitas un marco muy sencillo y útil, que se te está proporcionando aquí. Sin embargo, incluso el marco más simple y útil requiere de tu parte que pienses, porque debes penetrar en lo que al principio puede parecer confuso para averiguar lo que en verdad es obvio. Esto exige un uso adecuado de tu cuerpo y tu mente. Aquí es donde se produce el crecimiento. En realidad, no existe el crecimiento espiritual; te desarrollas física y mentalmente para que tu Espíritu pueda brillar.

Como se ha dicho, el cuerpo sirve a la mente y la mente sirve al Espíritu. Este es el verdadero orden de las cosas, pero no es el orden que experimentas actualmente. En el orden que experimentas ahora tu mente sirve a tu cuerpo y tu Espíritu sirve a tu mente. Cuando te preocupas sobre todo por la supervivencia y la realización personal, te estás preocupando con todo lo que sirve a tu mente y tu cuerpo. Usarás tus relaciones con este fin y, ya sea a sabiendas o sin saberlo, requerirás que Dios sirva también a ese propósito.

En las etapas iniciales de la recuperación del Conocimiento, la mayoría de las personas intentan asegurarse de que todo sirva al cuerpo: a la supervivencia del cuerpo, a las comodidades del cuerpo, a las necesidades y la belleza del cuerpo. Aquí el cuerpo es tu bien más preciado, y tu mente, siendo todavía su esclava, intentará satisfacer las necesidades del cuerpo. Pero esto es engañoso, porque incluso en este caso el cuerpo está al servicio de los propósitos y designios de la mente. En efecto, es la mente quien quiere sobrevivir en el mundo, quien quiere ser atractiva para los demás, quien quiere ser aceptada y quien quiere ejercer control sobre otros y sobre la vida. El cuerpo en realidad no piensa, más bien responde a la mente o al entorno. Sin embargo, también puede responder al Espíritu. Tu cuerpo puede convertirse en un vehículo para el Conocimiento si sirve al Espíritu. Este es su mayor logro, y es hacia donde se dirige tu verdadero desarrollo.

Por tanto, al comienzo de la evolución de la conciencia todo sirve al cuerpo. Cuando empieces a comprender que simplemente estás usando el cuerpo para servir a tus propios motivos, verás que el cuerpo está, de hecho, al servicio de tu mente. Esto te dará una mayor determinación en tu vida, porque tu mente puede cambiar. Tu mente representa tus pensamientos, tu voluntad y tu sentido de propósito. Estos pueden ser cultivados y alterados. Las necesidades básicas del cuerpo no pueden, en efecto, ser alteradas. El cuerpo responde al entorno. Si hace frío, siente frío. Si hace calor, siente calor. Si tiene hambre, siente hambre. Si está cansado, siente cansancio. Tu sentido de la autodeterminación estará muy limitado si pones todo tu énfasis en tu cuerpo. Por tanto, descubrir que el cuerpo sirve a la mente representa un gran avance en tu evolución, porque tu mente puede pensar y, por tanto, cambiar. Y tu mente está en condiciones de responder a una mente superior dentro de ti, que es tu Conocimiento. La mente es el mayor ámbito para el crecimiento, porque la mente es el medio entre lo espiritual y lo físico.

A medida que la evolución de tu conciencia continúa, descubres que tu mente ha creado su propio propósito, y este propósito debe cuestionarse. Si se basa en disociarte de otros y en el empoderamiento personal en detrimento de los demás, entonces utilizarás tu cuerpo y tus relaciones de manera destructiva.

La mente es el ámbito principal para el desarrollo, pero no es el único. Porque incluso en las etapas avanzadas de la realización espiritual, el cuerpo también se cultiva. Este pasa de ser simplemente un vehículo de supervivencia a ser un instrumento de comunicación, un lugar donde tu mente puede expresar algo mayor.

En la primera gran etapa de desarrollo, que es donde ocurre la mayor parte del crecimiento personal, aprendes a poner tu cuerpo de forma consciente al servicio de tu mente y con un propósito mayor. Esto no hace que tu cuerpo sea un esclavo. Simplemente, le das la oportunidad de expresar algo más grande que sus propias necesidades básicas. El cuerpo seguirá funcionando como cuerpo. No pienses que puedes hacer que el cuerpo funcione como la mente, porque eso no es posible. Las personas que piensan que el cuerpo puede hacer cualquier cosa que la mente quiera se están labrando grandes y graves decepciones. El cuerpo es un vehículo limitado con su propia naturaleza y diseño. Su posibilidad de grandeza yace en su capacidad de servir a un Poder Mayor. Poner conscientemente el cuerpo al servicio de la mente puede unir a ambos en una relación valiosa y compatible.

La segunda gran etapa de desarrollo implica poner la mente al servicio del Espíritu o Conocimiento. Porque, al igual que el cuerpo, la mente solo puede tener un significado duradero y un verdadero potencial expresando un Poder Mayor. En última instancia, para satisfacer tu necesidad de estar en el mundo, tu cuerpo y tu mente deben entrar en una relación correcta con tu Espíritu. Entonces el Espíritu podrá realizar su contribución a través de estos vehículos, y tu vida podrá completarse y realizarse. Esto hará posible la verdadera felicidad.

Tu mente sobrevive más allá de tu vida en la realidad física. Sin embargo, cuando ya no necesites estar en la realidad física ni siquiera necesitarás una mente. Esto puede provocar miedo y parecerte una gran pérdida en este momento, porque estás tan identificado con los pensamientos que asumes que eres tu mente. Incluso puedes tener miedo a la idea de que tu cuerpo físico ya no será necesario, porque piensas en ti mismo como un cuerpo. Sin embargo, tu cuerpo y tu mente son vehículos temporales. Tu cuerpo te servirá mientras estés en el mundo, y tu mente te servirá mientras estés en la realidad física.

Al trascender estos ámbitos, trascenderás estos vehículos sin pérdida o sacrificio de ningún tipo. De hecho, mantenerlos más allá de su utilidad se volvería una gran restricción y confinamiento. Sentirías que tu libertad está siendo infringida, y esto podría crear una reacción negativa dentro de ti. Sin embargo, mientras estés aquí necesitas valorar mucho tu cuerpo físico, ya que está destinado a ser un vehículo para la comunicación con el mundo. Necesitas valorar mucho tu mente, ya que es un vehículo para la grandeza en el mundo. Por tanto, puede decirse que lo pequeño es lo que sirve a lo grande, y esto le da a lo pequeño todo el significado que tiene.

Los estudiantes del Conocimiento se encuentran en el proceso de poner su cuerpo al servicio de su mente y su mente al servicio del Conocimiento, o el Ser. Lo hacen con humildad, porque reconocen las limitaciones de sus vehículos físicos y mentales. Sin embargo, lo hacen también con el entendimiento de que la grandeza y el aprecio total se generan al poner la mente y el cuerpo al servicio del Conocimiento. Aquí no hay esclavitud, sino solo una relación correcta y significativa dentro de ti mismo.

Lo que te permite encontrar tu verdadero propósito, significado y dirección en la vida es tu capacidad para representar al Poder Mayor que te ha enviado al mundo. Lo que da a tu cuerpo propósito, significado y dirección es su servicio a tu mente. Lo que da a tu mente propósito, significado y dirección es su servicio a tu Ser. Lo que da a tu Ser propósito, significado y dirección es su servicio a Dios. Y lo que da a Dios propósito, significado y dirección es expresarse a través de todo lo que puede expresar a Dios.

Esta mayor comprensión solo te despertará ansiedad si tienes mezclado el orden de tu relación contigo mismo. Es posible que aún desees que Dios sirva a tu mente, mientras que tu mente quiere servir a tu cuerpo. Sin embargo, esto debe ser revertido, porque para que tu mente sirva a tu cuerpo, tu mente tendrá que ser tan débil y falible como tu cuerpo. Si quieres que Dios sirva a tu mente, la cual sirve a tu cuerpo, entonces Dios también parecerá ser débil y limitado. Es entonces cuando Dios te parece necio, cruel o débil. El cuerpo puede parecer necio, cruel o débil. Sin embargo, el cuerpo solo puede serlo si está sirviendo a esos motivos en la mente. El cuerpo por sí mismo, sin la mente, ni siquiera existe. Carece de sentido. Es solo una masa de materia orgánica. Lo que da vida a tu cuerpo es tu mente; lo que da vida a tu mente es tu Ser.

La vida en el mundo parece ser el movimiento de las cosas físicas, porque es una realidad física. Lo que mueve a la vida en el mundo es la mente tras las cosas físicas. Lo que motiva a la mente es el Ser que lo impregna todo. Si piensas en la vida de esta manera, comenzarás a ver la verdadera relación entre tu cuerpo, tu mente y tu Ser.

En este momento, tu mente todavía está al servicio de tu cuerpo, ya que se preocupa por tu supervivencia, por ser querida y por lucir bien. Lucir bien también trata sobre la supervivencia, porque sobrevivir no significa solo poder seguir respirando, sino también ganar seguridad y sentido mediante la asociación con otros. En este punto, puede decirse que hay solo dos cosas en la vida: el Conocimiento y lucir bien. Gran parte de tu pensamiento es para lucir bien, de modo que puedas compensar tu dolor, tu sentimiento de culpa y tu ansiedad. Esto te lleva a querer tener un cuerpo con buen aspecto, para que puedas ser aceptado por otras mentes en cuerpos que se dedican a la misma actividad.

Aquí la mente usa el cuerpo para compensar sus propias inseguridades. ¿Cómo puede la mente estar insegura a menos que se desvincule de su Fuente? Aquí la mente está disociada del Poder Mayor. Sin embargo, conforme tu relación con Dios se haga cada vez más real y evidente para ti y seas capaz de experimentarla de manera más completa, tu sensación de disociación, que es la causa de tu culpa, tu miedo y tu incertidumbre, será borrada. Con el tiempo, desaparecerá para siempre.

Liberarte de la culpa, el miedo y la incertidumbre requiere un nuevo uso del cuerpo y de la mente. El nuevo uso del cuerpo se producirá a medida que tus pensamientos sean redirigidos para poder expresar el Conocimiento dentro de ti. Puede que te identifiques con tus pensamientos y creas que eres tu mente, pero el hecho mismo de que puedas mantener una relación contigo mismo significa que no puedes ser realmente tu mente. Puedes decir que forma parte de ti, y esto es parcialmente correcto, pero aun así existe una relación. Eres algo más grande que tu mente.

Para tener una relación adecuada con tu mente y tu cuerpo, debes comprender tanto sus limitaciones como los grandes recursos que te ofrecen. Tu cuerpo es un vehículo y un mecanismo maravilloso. Lo que puede hacer y expresar es fantástico. Merece totalmente tu atención y tu desarrollo, no para solo lucir bien, sino para funcionar como un vehículo de comunicación. La mente, cuando no está dominada por el miedo a tu supervivencia física o social, solo usará el cuerpo para expresarse. Es a esto a lo que se refiere la gente cuando habla de la creatividad. La creatividad existe cuando el cuerpo está siendo utilizado como un vehículo de comunicación para la mente. Sin embargo, lo que da a la mente todo su sentido como vehículo de comunicación es su servicio a un Poder Mayor. La mente es un medio entre lo espiritual y lo físico. Un medio es algo a través de lo cual el poder de un nivel da poder a otro nivel. Conforme el poder pasa a través de tu mente, se expresa en el mundo a través de tu cuerpo.

Las personas pueden pensar que son ellas mismas quienes crean, pero en verdad solo transmiten. Tu mente tiene dominio sobre tu cuerpo, pero solo hasta cierto punto. El cuerpo no puede tener dominio sobre la mente, a menos que la mente haya renunciado a su autoridad. Tu mente existe más allá de tu cuerpo. Incluso si tu cuerpo perece, la mente continuará, con un énfasis en su vida en la realidad física. Sin embargo, la mente también es temporal porque, consciente o inconscientemente, está al servicio del Espíritu.

Al igual que tu cuerpo, tu mente es un instrumento maravilloso. Tiene muchas más posibilidades y capacidades que tu cuerpo. Es un vehículo mucho mayor. De hecho, en comparación con tu cuerpo, tu mente parece casi como un dios, porque un poder más alto siempre parece ser un dios para el poder que se encuentra debajo. Al comenzar a ver tu mente objetivamente, te parecerá que es semejante a un dios en comparación con tu cuerpo. Es esto lo que expresa la gente cuando habla de la mente como si fuera Dios, o piensa en ella como si se asemejara a un dios. Sin embargo, la mente solo es un medio. Se vuelve divina cuando está al servicio de lo Divino. Y debido a que tu cuerpo sirve a tu mente, también se volverá divino al servir a lo Divino.

Si tu mente no está al servicio de lo Divino, entonces está tratando de servir a sus propias ideas, porque en el universo solo existe Dios y la imaginación individual. La imaginación individual sirve a ideas que no son reales. Es el pensamiento temporal sin fundamento. Esto no quiere decir que la imaginación sea mala, es solo que se aplica de forma inadecuada. No hay nada malo en ti, solo está siendo mal aplicado. El cuerpo no es malo, es neutral. Su valor será determinado por aquello a lo que sirve. Si solo sirve a la imaginación de la mente, será caótico, destructivo y decepcionante. Sin embargo, si sirve a lo Divino se volverá divino en su servicio.

A medida que comiences a abrirte y a cultivar la conciencia del Conocimiento, que es el poder espiritual, considerarás tu mente cada vez más como un medio, y esto le brindará a tu mente una gama mucho más amplia de expresión y comprensión. Esto ocurrirá en el contexto de tus relaciones, pues este es el escenario donde el crecimiento se anticipa, se lleva a cabo y se cumple. El mensaje de este libro es principalmente sobre el Conocimiento y las relaciones. Al principio, puede parecer que el Conocimiento es tu objetivo y las relaciones son el medio. Sin embargo, en última instancia las relaciones verdaderas son la meta, y el Conocimiento es el medio.

Podrás amar tu cuerpo cuando en verdad sirva a tu mente. No puedes amarlo si sirve a tu imaginación, porque entonces su servicio te traerá dolor, discordia y confusión. Sin embargo, podrás amar tu cuerpo cuando sirva a tu mente, y amarás tu mente cuando sirva a Dios. Verdaderamente, solo puedes amar algo que sirva al Amor mismo. Solo puedes confiar en algo que sirva a lo que es inmutable. Estarás en paz con tu cuerpo cuando este exprese tu verdadero propósito para estar aquí. Y estarás en paz con tu mente cuando se haya entregado en servicio al Poder Mayor, a través del Conocimiento dentro de ti.

El amor propio es el resultado de expresar el Amor mismo. No puedes amarte al margen de esto. No puedes amarte en un estado disociado. Todo lo que puedes hacer es intentar aceptar tus limitaciones y tu confusión con tanta compasión como sea posible. El amor es el resultado de experimentar afinidad, y no puedes experimentarla contigo mismo si estás separado de la propia vida. Por tanto, para poder recuperar el verdadero amor debes recuperar la verdadera relación.

Aquí no renuncias a tu individualidad. En cambio, tu individualidad recibe un nuevo significado, propósito y dirección en servicio al Espíritu, o el Conocimiento. Tú sigues siendo una conciencia diferenciada, pero ahora estás siendo amado y alimentado por la Conciencia misma. Aquí tus conflictos comienzan a borrarse y tu experiencia de la vida será aumentada.

A la mayoría de la gente le preocupa mucho perder su individualidad. Esto es el resultado de tener la mente al servicio del cuerpo, pues los cuerpos son mucho más distintos entre sí que las mentes. Si tu cuerpo sirve a tu mente y eres consciente de esto, y estás redireccionando su servicio de acuerdo con el Conocimiento, experimentarás mucha menos separación y comprenderás que tu individualidad existe para poder dar algo especial al mundo. Es entonces cuando tu individualidad se vuelve una fuente de alegría en vez de ser una fuente de dolor y conflicto.

¿Qué es el ego, sino el intento de mantener a la mente sirviendo al cuerpo? Esto castiga el cuerpo y crucifica la mente. Revertir esta disposición destructiva es el primer propósito de Dios. El primer propósito de Dios es librarte de tus propios conflictos, de modo que puedas expresar el propósito mayor que te ha traído al mundo.

Es mucho más difícil ver la separación entre las mentes, porque las mentes no están separadas. Lo que une a las mentes es el servicio al Poder Mayor, porque el Poder Mayor es uno. Si la mente está al servicio de sus propias ideas y hace que el cuerpo sea esclavo de ellas, habrá mucha confusión y conflicto y nada será claro y directo. Sin embargo, cuando la mente sirve al Ser, aprende a comprometerse de forma constructiva y armoniosa en las relaciones con los demás. Entonces sabrás con quién debes estar y cuál debe ser la naturaleza de tu participación. Esto te liberará de otras compulsiones y deseos que no representan el Conocimiento. Pues las compulsiones y deseos nacen del miedo a la pérdida y la separación. Este miedo parece estar siempre presente, porque tratar de mantener tu disociación es eminentemente difícil y terriblemente temeroso, y la vida siempre está erosionando tu intento de separación y amenazando tu supervivencia.

A medida que tu mente comience a servir al Espíritu sabrá cada vez más qué hacer, y aprenderá a manejarse en las relaciones. Aprenderá a discernir a los demás y sus motivos. Esto te conducirá a las personas que son esenciales para tu propósito y tu progreso, a la vez que te aleja de involucraciones divisivas con aquellas que no lo son. Sanará la necesidad de dolor, y aumentará tu capacidad para la alegría.

Por tanto, es necesario que te preocupes por tu relación contigo mismo, que es principalmente la relación con tu mente y tu cuerpo. Ya sea que estés actualmente en una relación íntima con otros o no, tus relaciones con los demás solo pueden reflejar el estado de tu relación contigo mismo. Sin embargo, tu relación con otros es el escenario donde tu relación contigo mismo puede hallar su verdadera expresión.