Las posesiones


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 9 de marzo de 1992
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Possessions

Audio original no disponible.

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.


Wisdom from the Greater Community, volume 2
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Ahora hablaremos sobre poseer cosas y tener cosas en el mundo. En primer lugar, diremos que no hay nada que puedas poseer que sea tan valioso o que de alguna forma pueda compararse con el valor del Conocimiento y la Sabiduría. Debes desarrollar la Sabiduría con el fin de experimentar el Conocimiento y llevarlo contigo. Cuando hablamos de las posesiones, no creas que les damos este valor. No pienses que tienen esta estima en nuestra opinión.

Hablamos de las posesiones porque poseer cosas es una parte de estar en el mundo. Hay cosas que son útiles y beneficiosas, y en cierto grado, proporcionan comodidad y alegría. Y, por supuesto, hay muchas cosas que son bastante inútiles y simplemente sirven como distracciones o son perjudiciales en sí mismas. Puesto que  todos tienen que poseer cosas, permítenos hablarte sobre la propiedad y darte el entendimiento de que lo más importante es que fijes tu mirada en la recuperación del Conocimiento y en el desarrollo de relaciones que puedan expresar eficazmente el Conocimiento.

En tu mundo, parece haber cosas prácticamente ilimitadas para poseer y para hacer. Ciertamente, son suficientes para llenar completamente tu tiempo, y esto está ocurriendo a tu alrededor. Las personas están obsesionadas con las cosas. Son consumidas por cosas. Compran cosas. Son dueñas de cosas. Arreglan cosas. Intercambian cosas. Venden cosas. Compran más cosas. Luego compran cosas para arreglar las cosas que ya tienen, y sigue y sigue y sigue. Y, por supuesto, cuanto más posees, más debes sostener lo que posees y, por lo tanto, debes trabajar más duro con el fin de mantener lo que tienes y, con suerte, comprar más. Así, este comprar y tener, se vuelve totalmente dominante. Esto eclipsa los mayores problemas de la vida y parece reducir el sufrimiento que los individuos sienten como resultado de vivir una vida que es desconocida para ellos y para los demás. El abuso de las posesiones está en todas partes. Sus manifestaciones están ahí para que las veas. Las formas en que las personas se relacionan con sus posesiones y como se entregan a ellas pueden ser reconocidas en muchísimas formas de expresión.

¿Es malo tener cosas mientras ocurren tantos grandes abusos? ¿Es esto malo? La respuesta a esto requiere una explicación. La respuesta es, sí, puede ser malo. Tener muchas cosas es una gran desventaja, no porque esto sea malo en sí mismo, sino porque aleja tu mente de otras cosas que son más importantes y te mantiene disociado de ti mismo. El mundo en el que vives está dedicado a poseer y a proporcionar cosas. De hecho, las personas son estimadas por lo mucho que tienen, lo duro que trabajan para ello, cómo lo han acumulado, y demás. La acumulación de posesiones es una carga cada vez mayor y un enfoque cada vez más dominante, eclipsando la posibilidad de vivir una vida verdadera.

Poseer cosas puede ser malo. Sin embargo, poseer cosas es un hecho de la vida, y debes poseer algunas cosas para poder funcionar con éxito en el mundo. Aquí reconoces que no eres un asceta. No has elegido una vida ascética, ni vivir en un monasterio. Tienes que poseer muchas cosas con el fin de funcionar en el mundo, así que, ¿dónde trazas el límite? Esa es la pregunta. La cuestión no es si es bueno o malo tener cosas. La pregunta es dónde trazar el límite.

Aquí debemos volver una vez más al Conocimiento, pues sólo el Conocimiento sabe lo que necesitas y lo que no  necesitas. Si puedes abrirte al Conocimiento, esperar por el Conocimiento y permanecer con el Conocimiento, entonces, tendrás la oportunidad de saber dónde trazar el límite por ti mismo. Sin esto, intentarás imitar a otras personas basándote en los valores que consideres más virtuosos. Intentarás, una vez más, vivir un conjunto de estándares basados en tu propio sistema de valores o en el de alguien que pienses que es mejor que el tuyo. Pero aquí no puedes trazar el límite. Aquí estás de nuevo funcionando únicamente desde la prueba y el error. Cuando estás funcionando desde la prueba y el error, eres decepcionado constantemente. Es muy difícil resolver las cosas, si este es el único medio que elijes.

Al hablar de posesiones no estoy hablando sólo de cosas físicas. También me refiero a las ideas. Así que permítanme hablar sobre esto, para que podamos tener una visión más amplia de lo que realmente son las posesiones. Algunas personas coleccionan objetos. Otras coleccionan ideas. Parte de la atracción de coleccionar ideas es tener pensamientos interesantes y tener la emoción de tener una idea, lo cual es como la emoción de comprar una cosa nueva —tal vez una nueva prenda de vestir, que tienes la emoción de llevar durante unos días, y luego se convierte sólo en una prenda de vestir, una cosa más—. Las personas a menudo valoran las ideas de la misma manera. Tienen una idea, y ¡oh!, están excitadas, y piensan que es muy significativa. Caminan orgullosas con ella y la comparten con entusiasmo con sus amigos. Luego, después de unos días, bueno, es sólo otro pensamiento que añadir a los millones de otros pensamientos que ya están ahí. Por eso, tener ideas es como comprar un vestido nuevo o un nuevo par de zapatos. La emoción desaparece rápidamente y tienes una cosa más.

Poseer cosas no es solo coleccionar objetos, también se coleccionan ideas. Muchas personas coleccionan ideas. Siempre están buscando nuevas ideas, y cuando las encuentran, dicen, “¡Oh, esto es tan interesante! ¡Que interesante idea! ¡Fantástica!” Ellas leen un nuevo libro y dicen: “¡Oh, un gran libro! ¡Oh, qué tremendas ideas!” Permanecen entusiasmadas con ese libro por unos días, y luego pasan a otras cosas nuevas, emocionantes e interesantes. Es como comprar baratijas. La única diferencia es que una es física y la otra es mental. Pero es todo acumulación. Las personas pueden tener una gran cantidad de ideas que han recopilado, incluso una enorme colección de ideas sobre un tema en particular. Siempre hay más para coleccionar, por supuesto, porque en el campo de las ideas no te agotas. Pero en el campo de las ideas encuentras que después de un tiempo la mayoría de las ideas se parecen a otras ideas. Las diferencias entre ellas no son tan grandes. Igual ocurre con los objetos. Después de un tiempo todos son iguales; ¡Eso es todo!

Algunas personas piensan que poseer cosas es despreciable, y por eso van y coleccionan ideas. Algunas personas coleccionan prácticas espirituales. Otras personas coleccionan artefactos espirituales. Coleccionar, coleccionar, coleccionar —ya sean objetos o ideas— coleccionar, coleccionar, coleccionar, hasta hincharse y quedar saturadas de todo eso, y todo eso parece llenar el vacío dentro de ti que es una llamada al Conocimiento.

Cuando algunos vienen a estudiar el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor, a menudo están ávidos de nuevas ideas. “¡Oh, quiero nuevas ideas!” Ellos leen la sabiduría de la Comunidad Mayor. “¡Oh, nuevas perspectivas! ¡Nuevas ideas! ¡Fantástico!” O dicen: “Oh, ya he oído esto antes”. Es como su otra colección de ideas. Todo son más ideas para ellos. Más ideas, más ideas. O tal vez más experiencias perceptivas. “¡Oh, tuve una gran experiencia!” Y luego, cuando se desvanece la experiencia dicen: “Aquí no queda nada para mí. Iré a por cosas nuevas”.

Muchas personas se acercan a la Enseñanza de esta forma, con la idea de coleccionar más cosas. O tal vez su búsqueda es más desesperada. Tal vez ellas están buscando una respuesta. Deben tener la respuesta. Ellas no están interesadas en coleccionar ideas, pero deben tener algo que les de alivio. Por eso, leen la Sabiduría de la Comunidad Mayor, y encuentran algo que les da alivio, pero sólo por unos días. Entonces su dolor regresa, y dicen, “Oh, bueno. Este programa no es para mí. Tengo que buscar otra cosa. No se ha llevado mi dolor. No me ha dado alivio”. Así que van por cosas nuevas.

Algunas personas se acercan a esta Enseñanza para recoger nuevas ideas, nuevas percepciones y así sucesivamente. Algunas personas llegan a pensar que si tienen estas ideas, serán capaces de hacer más dinero y comprar más cosas. Otras personas vienen porque buscan alivio, un escape de sus dificultades, y están buscándolo desesperadamente. Lo extraño es que todas ellas se sentirán decepcionadas. El Camino del Conocimiento no va de acumular cosas o de escapar de ellas, para nada. Por eso ponemos a disposición de las personas los Pasos al Conocimiento, el primer nivel de estudio. Contienen suficiente sabiduría como para superar la mayoría de las necesidades, si se estudian de manera adecuada, se aplican sabiamente  y se llevan al ámbito de las relaciones.

Curiosamente, también exponen los motivos de las personas para estudiarlos. Si estás estudiando los Pasos al Conocimiento con el fin de tener más ideas, nuevos conocimientos o para mantener la estimulación, si continúas con la preparación, serás capaz de tomar conciencia de tus motivos. En algún momento, llegas a comprender que tus motivos y lo que ofrecen los Pasos al Conocimiento no es lo mismo, así que debes abandonar la preparación con el fin de servir a tus motivos o abandonar tus motivos para participar en la preparación. En algún momento, las personas llegan a ese punto y toda su motivación para el estudio tiene que ser completamente reevaluada.

La verdadera motivación para estudiar Los Pasos al Conocimiento es misteriosa. La verdadera razón por la cual lo haces es que debes hacerlo. Ese es el Conocimiento. Sólo el Conocimiento puede motivarte para encontrar el Conocimiento. Otros intereses —la acumulación, la adquisición, el escape, la emoción, el amor— no pueden llevarte al Conocimiento. Incluso el amor, que en la mayoría de las mentes de las personas es una experiencia emocionante en lugar de una Presencia Espiritual viva, no te llevará al Conocimiento pues en el Camino del Conocimiento descubres que tienes algunas experiencias muy poco amorosas y difíciles. No es todo maravilloso, glorioso, emocionante y espiritual. Es duro. “¡Oh Dios mío! ¿Qué me está pasando? Yo era una buena persona, ¡ahora no sé lo que soy!”

Todas esas otras motivaciones para estudiar el Camino del Conocimiento deben ser revaluadas, porque no te llevan al Conocimiento. Vas al Conocimiento porque debes ir al Conocimiento. Es como un instinto muy profundo, más allá de tus deseos, miedos y preferencias personales. Es como un regreso a casa. Te sientes atraído y estás dispuesto a hacer los sacrificios. Estás dispuesto a asumir los retos y a hacer las reevaluaciones. ¿Por qué? Porque debes  hacerlo. La preparación no está prometiendo una gran vida amorosa, abundancia, un coche nuevo o una nueva personalidad, donde cambias la vieja personalidad por una nueva, una que sea más divertida. ¡No! Eso es adquirir posesiones.

Adquirir posesiones es como comer alimentos: Si comes demasiado, te atiborras y tendrás problemas de estómago. Si compras demasiadas cosas o ideas, te atiborras y tendrás problemas de salud y problemas mentales, y así sucesivamente. Tanto si estás intentando encontrar la verdad o la estimulación, la adquisición de cosas hará que enfermes, y deberás volver a la sencillez, que es permanecer con el Conocimiento. Permanecer con el Conocimiento es tan simple que las personas se confunden completamente, porque están intentando obtener algo, tener algo, escapar de algo o experimentar algo. El Conocimiento es. No es una mercancía. No es un conjunto de ideas emocionantes. No es un conjunto de objetos espirituales.

Al principio de Los Pasos al Conocimiento, estos dicen: “El Conocimiento está conmigo. ¿Dónde estoy yo?” Si pudieras entender completamente esta lección, aprenderías la mitad de toda la preparación ahí mismo. “¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo?” Por eso, cuando hablamos de las posesiones, estamos hablando de todas las cosas que todo el mundo está intentando obtener de la vida. A medida que intentas obtener cosas de la vida, la vida se te escapa. ¡Esto es frustrante!

Alguna noche, cuando esté despejado y las estrellas estén brillando, mira al cielo y pregúntate, “¿Qué quiero obtener de esto?” Habla a las estrellas y diles: “Bien. ¡Dádmelo! Quiero la experiencia de la Sabiduría Universal o la afinidad completa con la vida. ¡Dádmela!” Y las estrellas están ahí. No vienen hacia ti, ni se alejan de ti. Ni ceden ni retroceden. Ellas están ahí para ti.

Las personas toman Los Pasos al Conocimiento y dicen: “¡Bien! ¿Cuándo voy a conseguirlo? ¿Dónde está la recompensa? ¡Estoy aquí! Estoy practicando, más o menos. ¿Dónde está la recompensa?” En algún momento, si persisten en su preparación, comprenden que el problema no está en la preparación, el problema está en tus motivos. Verás, sin tus posesiones, tu mente personal, literalmente, no tiene nada para mantenerse unida. Todo su sentido de identidad está basado en lo que posee, lo que piensa, y en aquello con lo que se asocia. Como es artificial, tiene que tener todas estas cosas y seguir renovándolas, o comienza a encogerse y desmoronarse. Por eso, dejamos que se encoja, no drásticamente, sino poco a poco, no para castigarla, sino simplemente para redirigir la mente a desarrollar un conjunto diferente de habilidades y adquirir progresivamente un enfoque y orientación diferentes —una orientación que se aleje de la acumulación y se oriente hacia la experiencia profunda—, de manera que un día cuando mires a las estrellas, las estrellas estén ahí para ti y tú estés ahí para ellas.

La cuestión de la posesión, por cierto, explica gran parte de las dificultades que las personas experimentan en las relaciones. Aquí las personas entran en las relaciones y tienen todas estas expectativas sobre lo que conseguirán, y cómo lo conseguirán, y lo que se merecen, y demás. Por eso, su capacidad de experimentar realmente a otra persona y de experimentar el vínculo, se vuelve muy limitada. Después de todo, ¿cómo puedes tener una experiencia del vínculo si tienes toda esa agenda sobre lo que vas a tener, y lo que vas a ser y cómo va funcionar y demás?

Tener todas estas expectativas y motivos para la acumulación, te incapacita para poder experimentar al otro. Inhabilita tu discernimiento, inhabilita tu percepción, inhabilita la evaluación real basada en la compatibilidad y la dirección compartida. Si entras en una relación sin todos estos motivos para la acumulación, las cosas podrían ser claras para ti, muy claras. Pero la persona que se rige por estos motivos, necesita años para darse cuenta de lo obvio, y sólo después de que muchas de sus expectativas y deseos hayan sido decepcionados. Por eso, puedes ver que la decepción es una parte importante del aprendizaje, pero no puede ser la única parte del aprendizaje.

Volvamos ahora para ver dónde trazar el límite a la posesión de cosas. Si me has estado siguiendo hasta ahora y estás pensando sobre lo que te estoy diciendo, pensando en lo que se refiere a ti y no a otras personas, entonces puedes decir, “¿Dónde pongo el límite? Tengo que tener un cierto número de cosas para funcionar bien en el mundo, y tengo que tener un cierto número de ideas, conocimientos y buenas experiencias para funcionar en el mundo. Ahora, ¿dónde pongo el límite?, porque sé que puedo seguir comprando cosas y llevarlas a casa, hasta que mi casa esté llena hasta el techo de cosas. Puedo seguir acumulando ideas, reflexiones y experiencias felices hasta que mi mente esté llena hasta el techo, repleta de cosas. Sé que puedo hacer eso. ¿Dónde pongo el límite? ¿Dónde está el equilibrio?”

En primer lugar, averigua lo que realmente necesitas y lo que realmente utilizas. Lo que realmente utilizas y lo que realmente necesitas están muy relacionados. Esto se aplica tanto a la posesión de objetos, así como a la posesión de ideas. ¿Qué es lo que realmente utilizas? ¿Qué es lo que realmente necesitas? Las personas evalúan sus necesidades de cosas que les proporcionan bienestar y, a menudo, creen que algunas de sus pertenencias serán necesarias algún día, pero no hoy ni a corto plazo. ¿Qué necesitas realmente ahora? Cuando empieces a hacerte esta pregunta y a considerarla seriamente, verás que no necesitas una gran cosa. Sin embargo, las cosas que necesitas deben ser muy buenas. Los objetos que poseas deben estar bien hechos y ser duraderos. Las ideas con las que te asocias deben ser duraderas y útiles, tanto que no puedas agotarlas fácilmente. Muchas de las ideas y reflexiones que las personas acumulan para su propia edificación se agotan fácilmente y no tienen un valor permanente, no tienen profundidad y no pueden proporcionar significado. O bien son autocomplacientes o sólo son inicialmente estimulantes, y más allá de eso, ellas no pueden ofrecer nada más.

Lo que necesitas se basa en lo que utilizas. Ese es el primer criterio. Si tienes treinta prendas, y sólo utilizas cinco, entonces ¿para qué sirven las otras veinticinco? Y ¿por qué están ocupando tiempo y energía en tu vida? Esto también se aplica a las relaciones porque ciertas personas coleccionan relaciones de la misma forma que otras personas coleccionan libros, monedas, pinturas, plantas, ropa o lo que sea. ¿Qué relaciones son realmente importantes para ti? Esta cuestión fundamental requiere una respuesta honesta.

A continuación, pregúntate si sientes que es adecuado para ti, ser dueño de ese pensamiento, objeto, reflexión o estar en esa relación. No “¿Puedo justificarlo por sus beneficios?”, sino “¿Se siente correcto?” Esto implica apelar ahora a tu experiencia, no sólo a tus ideas, porque puedes justificar muchas cosas que no son buenas para ti y sólo resultan ser una carga.

El tercer criterio es apelar al Conocimiento para que te muestre lo que tienes que hacer. Esto es importante si los dos primeros no producen una decisión concluyente. Aquí estás pidiendo que se te muestre. “Muéstrame lo que necesito hacer. Muéstrame lo que es importante”. Recuerda que sólo necesitas un cierto número de objetos, ideas y relaciones, pero todas deben ser muy importantes y deben tener un gran valor, porque estos te sostendrán mental y físicamente. Por eso, la cuestión no es negar todas las posesiones, todas las relaciones y todas las ideas o abrirte a todo lo que se te presente. Esos son dos extremos. Ninguno de los dos es un camino saludable. Aprender el discernimiento y la discriminación es una parte importante del desarrollo de cada persona, [saber] si está basado en una verdadera asociación. Estoy hablando de una verdadera  asociación.

¿Qué posesiones realmente utilizas? ¿Cuáles realmente necesitas? ¿Para qué poseer algo más? ¿Qué ideas realmente te están ayudando? ¿Qué ideas tienen profundidad y son importantes? ¿Por qué necesitas entretenerte con otras ideas? ¿Qué relaciones son realmente esenciales para tu desarrollo y apoyan tu crecimiento espiritual? ¿Qué estás haciendo en las relaciones que no pueden hacer esto? Esta clasificación crea una economía real. La economía es esencial, ya que te da suficientes reservas de vitalidad en tiempo, energía y motivación, para dirigirte hacia cosas mayores.

Las personas que están dominadas por demasiadas ideas, demasiadas relaciones o demasiadas posesiones, no pueden entrar en un mayor ámbito de comprensión ni realización. Están llevando demasiado equipaje. Sus vidas están llenas. Sus preocupaciones las han superado. No tienen a donde ir. Todo lo que pueden hacer es servir a sus posesiones. Ellas no irán más lejos. Se identificarán con sus posesiones, ya sean objetos, ideas o personas. Se llenarán al 100%. No se les puede añadir nada. Nada nuevo puede entrar. Están cerradas a la vida. Están, en cierto sentido, al cuidado del museo de su vida. Son conservadoras del museo de su propia vida, llevan la cuenta de todo lo que han recogido hasta el momento. ¡Lo cual es una existencia polvorienta y triste! Miran el cielo y no lo ven. Después de todo, si su vida va de preservar su museo personal, ¿por qué tener un universo? Es simplemente un decorado. ¿Por qué hacer preguntas más grandes? ¿Por qué sentir tu dolor y tu anhelo por cosas mayores?

El hombre y la mujer del Conocimiento quieren economía, ya que necesitan tiempo para centrarse en el Conocimiento y en el aprendizaje de cosas mayores. No pueden estar empantanados con objetos, ideas o personas que no son parte de su propósito superior. Esto es economía, y es importante. A medida que avances y estudies el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor, poco a poco las cosas desaparecen, no porque sean malas, sino simplemente porque ya no son necesarias. No puedes usarlas. No quieres llevar muchísimo exceso de equipaje. Tu vida, en cierto sentido, se está simplificando. Tu carga es cada vez más ligera. Ahora puedes asumir mayores responsabilidades.

Como puedes ver en mi presentación, la idea de las posesiones es mucho más amplia de lo que puedes haber considerado antes. Esta nueva comprensión es muy importante, porque el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor representa la transformación de las relaciones, y la entrada a una nueva vida y a un nuevo tipo de experiencia. No puedes hacer este viaje si estás llevando demasiado equipaje. Sólo puedes llevar lo que realmente necesitas. Entonces, puedes dar un paso más rápido y más ligero, y te sientes menos oprimido por lo que estás dejando atrás.

Cuando se te presenten nuevos objetos o te surjan oportunidades para comprar cosas nuevas, adquirir nuevas ideas, conocer nuevas personas, o participar en nuevas actividades, pregúntate: “¿Qué es lo que realmente necesito y qué es lo que realmente utilizo? ¿Qué es esencial?” Parte de esto lo puedes responder por ti mismo. A veces, tienes que recurrir al Conocimiento, no sólo para darte la respuesta, pues el Conocimiento no se involucra en mucha conversación, sino para mostrártelo. Particularmente en decisiones muy importantes, el camino a seguir debe serte mostrado porque una idea no es suficiente. Tienes que verlo, conocer su valor y ver que es totalmente relevante para tu vida y tus necesidades. Esto viene a través de la demostración.

Las personas molestan al Conocimiento con todo tipo de preguntas. A menudo quieren acumular más conocimiento, más ideas y más personas. ¡Más, más, más! Pero el Conocimiento es silencioso. Lo que el Conocimiento hará, es crear una situación de aprendizaje que ayudará a la persona a llegar a un acuerdo con los problemas reales que están en juego. Esto es así, porque el Conocimiento no es como un pequeño chico de los recados que te ofrece todo lo que deseas, ¡como el servicio de habitación! El Conocimiento es el Maestro. Tú eres el estudiante. Sin embargo, las personas a menudo comienzan su estudio actuando como si ellas fueran el maestro y el Conocimiento el estudiante. En alguna parte del proceso, todo el orden de autoridad se invierte, a menudo gradualmente y, a veces, con pasos muy grandes­.

En el Volumen I de Sabiduría de la Comunidad Mayor afirma que el primer propósito de Dios es descargarte. Parece una buena idea. Pero piensa en lo que realmente significa. Lo que realmente significa es que todos los motivos de adquisición deben invertirse. Si vas a alguna parte en la vida, no puedes llevar todo contigo. Sólo puedes llevar lo que necesitas, y esto te descarga. Esto te da tiempo, energía, libertad mental y capacidad de establecer nuevas ideas y nuevas alianzas. Esto redefine y reorienta toda tu relación con los objetos en el mundo físico. Esta nueva relación no se basa ahora en la fantasía ni en las asociaciones pasadas. Se basa en la utilidad y el valor real. Esto crea una relación sana con el mundo físico, con las personas y con las ideas.

Algunas personas se han preguntado, “¿Por qué debería estudiar el Camino del Conocimiento de la Comunidad Mayor? Realmente no quiero leer más libros”. La razón es que el Camino del Conocimiento te da un par de cosas a considerar profundamente, en lugar de simplemente bombear más ideas en tu mente y mantenerla estimulada. Considera la idea, “El Conocimiento está conmigo. ¿Dónde estoy yo?” Se puede dedicar muchos años sólo a esta única idea. ¡Una idea! No puedes agotar esta idea. Es revolucionaria. “Solo, no puedo lograr nada”. Esta es otra idea revolucionaria. Ella podría cambiar el mundo si fuese contemplada y le dejaras alterar tu experiencia de ti mismo y del mundo. Entonces ya no eres lo que posees. Estás alineado con algo invisible y misterioso, que es el principio rector de toda la vida.