Cielo e infierno


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 29 de enero de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Heaven and Hell

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

En el entendimiento humano de la espiritualidad y la religión, es un tema común que existe una verdad mayor, un reino superior, y que existe un reino inferior, un reino infierno de dolor y sufrimiento. Porque estar en la realidad física es experimentar ese dolor y sufrimiento y ver sus manifestaciones en todas partes a tu alrededor. Sin embargo, la memoria de tu Antiguo Hogar, la realidad de una existencia mayor y más completa, es aún recordada, aunque solo sea por momentos fugaces.

Así que existe esta dicotomía. Estas dos realidades parecen coexistir dentro del individuo, dentro de ti. Claramente hay evidencia del sufrimiento. Claramente existe un énfasis en la separación y en la singularidad de uno mismo, en cómo uno se diferencia de los demás y en cómo uno se aísla en la vida.

Sin embargo, también existe esa experiencia, noción o recuerdo recurrente de que existe una vida más grande dentro de ti y más allá de ti. El hecho de que esto exista dentro de ti no es solo una esperanza, no es solo un sueño o una fantasía, es más bien un recuerdo. Es un hilo de la realidad que existe a lo largo de tu vida en el universo físico, un hilo que puede ser evitado y olvidado, pero no extinguido.

El recuerdo de esto vendrá a ti quizás solo fugazmente en momentos de gran angustia, en momentos de gran consuelo, en momentos en que estás fuera de tu estado mental normal. Tienes la sensación de que estás aquí con un propósito, que esta vida no es tu realidad última, que estás de paso, que estás en un viaje, que has emprendido una estancia en la realidad física para lograr algo, algo que aún no has descubierto.

En una forma conceptual, y en una forma conceptual extrema, esto inicia la idea del Cielo y el infierno. Cielo e infierno son una especie de uso, o manipulación, de esta conciencia más profunda, la conciencia del sufrimiento propio y la conciencia de que uno está conectado a una vida más grande, en algún lugar, de alguna manera.

La idea del Cielo que se ha creado en el mundo es un producto natural de esta conciencia, pero ha tomado algunas formas extremas y algunas muy distorsionadas. En muchas enseñanzas religiosas, el Cielo es una especie de recompensa por hacer el bien en la vida, por creer en Dios, por seguir los edictos de Dios y los de la religión —una especie de recompensa futura, una vida mejor que te espera, pero una vida que solo puede lograrse cumpliendo ciertas expectativas y requisitos.

El infierno ha sido creado como un lugar de castigo. Para aquellos que no cumplen con esos requisitos y expectativas, ellos van a un lugar mucho peor, un lugar aún peor que su existencia física —un infierno que, en algunas tradiciones, se describe en detalle.

Así que el Cielo es la recompensa y el infierno es un castigo. Y sin embargo, a menudo se representa a Dios como todo misericordioso, todo amoroso. Entonces, ¿cómo puede existir esta noción del infierno si Dios es totalmente misericordioso y amoroso? ¿Y por qué estaría Dios tan enojado con los individuos, cuando Dios sabe exactamente lo que harán, y cuando Dios entiende que están en una realidad donde el error es tan frecuente y las seducciones del error son tan grandes que existen muy pocas personas que alguna vez podrían superarlas?

Esta contradicción, por supuesto, ha llevado al rechazo de la religión y, para algunos, al completo rechazo de Dios. Sin embargo, no pueden negar que tienen una realidad espiritual dentro de sí mismos, algo que no parece ser el producto de su cultura ni incluso de su existencia física.

El Cielo ha sido descrito como un lugar físico donde eres feliz todo el tiempo, donde no hay dolor, ni muerte ni sufrimiento, pero donde aún estás en algún tipo de forma física. Cuando piensas en ello, estar eternamente en la forma física, sin contrastes en la vida, sin nada que hacer con ese cuerpo que aún tienes en este Cielo imaginado, el Cielo se vuelve extremadamente soso y aburrido. No puedes cantar “Gloria Aleluya” por siempre sin cansarte de eso, por supuesto.

Aquí el Cielo, aunque parece ser un gran alivio para las dificultades de tu existencia actual, parece no ofrecer un alivio real de forma permanente. Dado tu estado actual de conciencia, dada tu identificación con tu cuerpo y tu respuesta servil a las necesidades y los deseos asociados al cuerpo, ¿cómo sería realmente el Cielo si todavía estuvieras en un estado físico?

Todos se cansarían de alabar a Dios y, de todos modos, Dios no necesita ser alabado, por lo que toda esa idea se vuelve más bien tonta después de un tiempo. Si estás en el Cielo y aún tienes un cuerpo, el cuerpo sigue siendo un problema: alimentarlo, alojarlo, mantenerlo cómodo. Luego está la necesidad de cambio y el deseo de cosas. El Cielo ciertamente no puede ser un lugar donde comprar compulsivamente. No puede ser un lugar de placer sensual constante sin crear el tipo de incertidumbre y discordia interna que tales experiencias crean para las personas incluso aquí en la tierra.

Así que existen todas estas ideas del Cielo como un lugar físico donde tienes una especie de existencia física indolora y entonces, por supuesto, hay un infierno que es una especie de castigo, cuando no lograste el objetivo, cuando no alcanzaste la meta o no fuiste un buen chico o una buena chica en la estimación de Dios.

Por supuesto, algunas personas miran todo esto y piensan que es una locura y rechazan la religión completamente, aún teniendo alguna noción de que tienen algún tipo de conexión con una vida mayor y que tienen una realidad espiritual que no es simplemente una consecuencia de su psicología o de sus necesidades físicas en el mundo.

Aquí Dios se convierte en alguien al que tienes que complacer y cuando tienes que complacer a otro, esto genera resentimiento y resistencia, lo que hace que el error y la indulgencia personal, incluso la indulgencia personal destructiva, tengan un cierto atractivo. Esta atracción está asociada con algún tipo de figura demoníaca que siempre te está alejando de Dios.

Esto prevalece en muchas de las religiones del mundo —la existencia de espíritus amorosos y espíritus malignos, y de una especie de tira y afloja entre la atracción del Cielo y las atracciones del infierno. Esto se confirma claramente en la experiencia de una persona porque existe una especie de tira y afloja dentro de ella.

El Nuevo Mensaje de Dios que ha sido enviado al mundo trae claridad aquí si uno busca resolución. Porque la proyección del Cielo y la proyección del infierno provienen de tu existencia actual, mientras que la realidad del Cielo y la realidad aparente del infierno están ciertamente más allá de tu experiencia actual. Entonces, ¿cómo puedes proyectar tus ideas sobre lo que realmente son estas cosas desde tu posición actual? Solo son imaginaciones.

Imaginas que el Cielo satisface tus necesidades y expectativas actuales, y temes al infierno, e imaginas que el infierno es una especie de caída en desgracia, una condición peor. Y, por supuesto, estos Cielos imaginados y los infiernos imaginados son utilizados por instituciones y tradiciones para intentar alentar a las personas a tener un buen comportamiento, incluso para intentar inspirar un buen trabajo, una buena ciudadanía, o la adhesión a los principios religiosos o a la propia organización religiosa.

Claramente, el verdadero Cielo, y existe un verdadero Cielo, está ciertamente más allá de tu estimación. Y sin duda está más allá de lo que tu imaginación puede revelarte. Es un estado totalmente diferente. Y por supuesto si existiera un infierno que es peor que tu condición actual, también estaría más allá de tu estimación. No importa cuánto proyectes tus temores sobre el infierno y tus deseos sobre el Cielo, estas dos realidades están más allá de tu existencia actual, y no puedes concebirlas. Las instituciones religiosas tampoco pueden crear una imagen precisa de lo que realmente son, porque también están funcionando a partir de su realidad actual, que no es ni el Cielo ni el infierno.

El Nuevo Mensaje de Dios entonces trae una claridad, pero la claridad debe entenderse en términos de existir en diferentes niveles. Si estás en la parte inferior de la montaña, no puedes imaginar cómo es estar en la cima a menos que hayas pasado mucho tiempo en elevaciones muy altas. Y si solo has vivido en lo alto de las montañas, ¿cómo puedes imaginar lo que es vivir una existencia completamente diferente, cerca de la costa, cerca de las tierras bajas?

El Nuevo Mensaje revela que has sido enviado al mundo para servir a un mundo necesitado, que has venido de una realidad completamente diferente donde se sabe quién eres, dónde estás completamente conectado, donde hay muy pocas preguntas y las respuestas están siempre presentes, a una realidad donde hay preguntas interminables y muy pocas respuestas, donde estás solo y eres desconocido para los demás e incluso para ti mismo.

Has tenido que tomar una forma, ahora tienes que cuidar de un cuerpo que tiene tremendas necesidades, un instrumento muy frágil que puede ser herido, dañado o destruido por un sin número de cosas. Tiene que ser alimentado, tiene que ser vestido, tiene que ser protegido. Está sujeto a la enfermedad y a la degradación. Es algo que ahora requiere una gran cantidad de cuidado y atención. Y parece darte una identidad en el mundo, una identidad única, de modo que ahora tu identidad se explica en términos de tus características físicas, el color de tu piel y más allá de esto, las peculiaridades de tu personalidad individual y de la conciencia que has desarrollado, que ha sido condicionada en gran medida por tu familia, tu cultura y tu religión.

Aquí te conviertes en algo completamente diferente de lo que eras antes. Te conviertes en un individuo que ahora está identificado con su cuerpo y con sus ideas, y con las ideas de su cultura y las costumbres de su cultura. Y tu cultura te dice quién eres, qué debes hacer, cómo debes comportarte, qué se espera de ti y que puedes hacer para satisfacer las necesidades de tu cuerpo, para sobrevivir, sentirte cómodo, tener tus necesidades cubiertas. Y, por supuesto, hay situaciones políticas y costumbres sociales muy singulares y diferentes a las que debes adaptarte.

Y así tu vida aquí se vuelve muy absorbente. Cada minuto del día estás involucrado en la adaptación, la búsqueda de recursos o el intento de llevarte bien con otras personas que se rigen por sus propios incentivos, que no te conocen y que son desconocidas para ti. Y desde esa posición intentas imaginar el Cielo, que es solo una versión mejor de lo que estás experimentando ahora.

Pero Dios ha colocado el Conocimiento dentro de ti, una Mente más profunda, no una mente que cuestiona, especula, contrasta y condena; sino una Mente que es certera, una Mente que sabe, una Mente que sabe porque has llegado al mundo, una Mente que no es engañada por todos los horrores y seducciones de tu existencia física, una mente que esta libre de tu manipulación, una mente que llevas como un cargamento secreto dentro de ti, un tesoro escondido, un tesoro en el fondo de la  bodega del barco que intentas navegar por el mundo.

Y el recuerdo de tu Antiguo Hogar, aunque aparentemente borrado por tu experiencia actual, aún existe. Brilla como el sol más allá de las nubes. Y aunque vives en un mundo muy nublado donde este sol apenas parece brillar, sin embargo, está ahí de todas maneras.

Puedes identificarte con cualquier tipo de grupo, movimiento político o asociación religiosa. Puedes considerarte de muchas maneras. Existe un gran número de caracterizaciones para elegir aquí. Puedes identificarte con tus pensamientos, tus emociones, tus tendencias, tus adicciones, tus pasiones, tus gustos, tus aversiones —todo lo que parece hacerte parecer único— aquello por lo que sufres, lo que deseas. Y sin embargo, existe dentro de ti un hilo de la realidad que no se puede perder. Puedes negarlo y olvidarlo, pero todavía está ahí.

Existe una cuerda de salvamento hacia tu Antiguo Hogar. Esta se mantiene viva debido al Conocimiento dentro de ti. Puedes negar la religión. Puedes negar a Dios. Puedes afirmar que eres solo un animal. Puedes inventar una creencia muy firme respecto a estas cosas. Pero el Conocimiento todavía está dentro de ti.

Puedes negar la existencia del Conocimiento. Puedes decir que todo es bioquímica. Puedes decir que son todas las esperanzas y los sueños de un animal que sufre, que es consciente de su propia mortalidad y de su propio sufrimiento. Puedes presentar cualquier argumento que desees y reclamar una gran aprobación de otros que tengan la misma opinión. Pero no puedes destruir el Conocimiento.

Simplemente permanecerá en silencio dentro de ti hasta que entres en razón, hasta que tengas algún tipo de experiencia en la que comiences a darte cuenta de que eres más que carne y hueso, que eres más grande que tu psicología y que cualquier corriente de pensamientos que te preocupen en este momento.

Y aunque no tengas ninguna noción del Cielo, sabes que estás conectado a algo más grande más allá del ámbito físico, más allá de tu rango visual. Más allá de todas las cosas que dominan tu conciencia y existencia actuales, existe algo mayor más allá.

Y no necesitas ser religioso para tener esta experiencia. Ni siquiera  necesitas tener una religión. Puedes afirmar que eres ateo, y sin embargo, el Conocimiento que Dios ha colocado dentro de ti todavía está ahí, esperando a ser descubierto. Y su presencia es algo que no puedes sacudir o negar por completo. Es como un hilo constante en tu vida.

Te amas, te odias. Vas aquí, vas allí. Entras y sales de relaciones. Cambias tus circunstancias, cambias tu filosofía. Pero hay algo en ti que no cambia. Está ahí. Es como si tu corazón siguiera latiendo sin importar lo que hagas, sin importar lo que pienses, sin importar lo que creas; tu corazón sigue latiendo. Es algo así, excepto que el Conocimiento no cesa al final de la vida.

Y respecto al infierno, tú estás viviendo en una especie de infierno, el infierno de la Separación. No eres enviado al mundo como una especie de castigo. No es una institución penal. No es un lugar a donde se envían a las personas porque fueron malas en el Cielo. “Bueno, fuiste malo en el Cielo, y ahora tienes que ir a la Tierra o a algún otro mundo en la Comunidad Mayor de mundos”. Has elegido venir a esta realidad porque parte de la Creación existe dentro de la realidad física, y deseas venir aquí para contribuir y también para redimirte por todo lo que hayas pensado o hecho que sea ajeno, extraño o destructivo para tu naturaleza.

Por tanto, existe el Conocimiento perfecto que necesitas para venir aquí y tu Familia Espiritual, tu grupo de aprendizaje que Dios ha reunido para ayudarte, el cuál te trae aquí. Entras en el mundo. Pasas por un estado de amnesia. Vienes al mundo con los sentidos abiertos, impresionables, esperando a ser marcados por tu familia, tu cultura y tus circunstancias.

Tienes que tener ese estado de amnesia porque si recordaras tu Antiguo Hogar, simplemente no querrías estar aquí. Querrías dar la vuelta y volver de inmediato. Cuando llegases a las luces brillantes y al frío del mundo, solo querrías darte la vuelta y regresar. Entonces, la amnesia es necesaria para permitirte estar aquí, para darte un incentivo para estar aquí, para darte la oportunidad de estar aquí. De lo contrario, pasas de un lugar de total seguridad y completa relación a un lugar de completa inseguridad y un lugar donde las relaciones son muy difíciles de establecer y mantener. Vienes de un lugar donde no tienes un cuerpo físico, al menos no en la forma firme que experimentas ahora, a un lugar donde debes cuidar ese vehículo físico en todas sus muchas necesidades y problemas.

Así que pasas por un estado de amnesia. Tú vienes al mundo. Aquí estás. Y tu identidad comienza a formarse desde el primer día. Te dan un nombre. Identificas que tu cuerpo tiene ciertas características, que son deseables o indeseables para otros. Te dan roles y funciones dentro de tu familia. Eres educado en tus escuelas. Si tu cultura es religiosa en su enfoque, te dan las enseñanzas de la religión. Y para cuando eres un adulto joven, bueno, has estado completamente condicionado para encajar con lo que tu cultura espera de ti.

Pero, por supuesto, las personas no encajan, y su verdadera naturaleza no puede ser aprovechada. Esta no se puede volver a crear completamente. Y así existe una parte rebelde de ti: una parte que está más allá de los dictados de la familia, la cultura y la religión, una parte que las personas temen y, que a menudo, intentan complacer de forma destructiva. Esto se debe a que tu verdadera naturaleza no puede adaptarse completamente para satisfacer tus requisitos y expectativas actuales. Y también porque el Conocimiento vive dentro de ti, porque el Conocimiento es tu verdadera naturaleza, una naturaleza creada por Dios, una naturaleza que es parte de Dios, que está conectada a Dios, que responde a Dios.

Puedes elegir si quieres ser religioso o tener una orientación espiritual en el mundo, pero no puedes elegir la verdadera naturaleza que existe dentro de ti. Puedes elegir experimentarla o no, pero no puedes elegir si existe o no.

Es muy afortunado para ti que esto sea cierto. Si realmente pudieras separarte de Dios, bueno, entonces el infierno y la tragedia serían eternamente reales. Pero en definitiva no puedes separarte de Dios. Y por eso el infierno tiene que ser temporal. Cualquier manifestación que el infierno tome dentro de tu ámbito físico y más allá de tu ámbito físico, entonces es temporal.

Si crees que estás en el infierno porque Dios está enojado contigo, bueno, eso no tiene ningún sentido. ¿Por qué estaría Dios enojado contigo cuando Dios sabe los errores que vas a cometer? Cuando Dios te ha enviado a una situación tan comprometida, la probabilidad de cometer errores graves es inevitable y abrumadora en un entorno donde la pureza real es tan rara que está fuera del alcance y las expectativas de otros.

Puedes afirmar que a través de la gracia, Dios puede disolver todo error para aquellos que Dios elija. Pero esto no tiene sentido porque debes elegir. Debes tomar este viaje. Debes cumplir tu destino aquí.

Podrías quedarte en el cielo y decir: “Bueno, simplemente no voy a entrar en la realidad física. Es demasiado difícil. He escuchado cosas terribles sobre ella de aquellos que han regresado”. Pero sabes en tu corazón que quieres venir y extender tu verdadera naturaleza aquí. Es natural hacer eso. Dios te hizo un dador. Si no estás dando, si no te estás extendiendo, si no te estás comunicando, si no te estás conectando, bueno, eres miserable, y esto es, por supuesto, lo que da origen a la Separación, para empezar, y al infierno y a todas sus manifestaciones y formas imaginadas.

Por supuesto, las personas intentan imaginar a Dios como una proyección de sí mismas, pero mejor y más poderoso, pero aún así dado a la ira, el resentimiento y la venganza; débil como ellas, mezquino como ellas, egoísta como ellas. No pueden imaginar un Dios que no tenga estas cosas.

Y quieren que su Dios imaginado castigue a otros a quienes ellos mismos no pueden soportar, a quienes ellos ven que son injustamente tratados o recompensados ​​en el mundo. “Bueno, Dios se encargará de ellos. Serán enviados al infierno”. No pueden imaginar a un Dios que no envíe a las personas al infierno. Es difícil para ellos ver que son ellos mismos quienes están en el infierno y quieren enviar a otros a un infierno más profundo.

¿Dónde estaría hoy la religión en el mundo sin una noción del infierno?, ¿sin un lugar de castigo? ¿Qué motivaría el buen comportamiento en las personas? ¿Qué crearía el orden social? ¿Qué establecería una ética más elevada si no existiera una forma de castigo y que la fuente de ese castigo viniera de algún Dios?

Las personas parecen necesitar tener la espada sobre su cabeza para comportarse correctamente porque no están conectadas con el Conocimiento,  quien naturalmente los guiaría a pensar y actuar de manera constructiva. Sin el Conocimiento, necesitan algún tipo de señor para amenazarlas y obligarlas a tener un buen comportamiento. Y necesitan tener recompensas por su buen comportamiento, recompensas en este mundo y recompensas más allá de este mundo.

Ahora, el infierno más allá de tu existencia actual, tiene demostraciones muy, muy crueles —fosas y demonios, tortura y agonía y todo ese tipo de cosas.— Y ciertamente existen formas de separación peores y más contraídas que las que tú experimentas actualmente. Y de hecho, existen personas que caminan a tu alrededor que están en estados más profundos de infierno que tú.

E incluso más allá de lo físico, hay estados más profundos de infierno. Esos estados representan cuando alguien deja su vehículo físico, pero ellos no pueden regresar a su Familia Espiritual porque tienen demasiada vergüenza, tienen demasiada hostilidad, son demasiado conflictivos. Algunos de estos seres desencarnados todavía están conectados a la realidad física, frecuentando ciertos lugares, están atrapados, están atados. A través de la queja, la vergüenza y el apego, parece que no pueden abandonar ese lugar, a pesar de que han perdido su vehículo físico. Están atrapados en una especie de limbo. Pero incluso esto es temporal, porque con el tiempo el Conocimiento dentro de ellos los liberará, y encontrarán una manera de salir de su aprieto.

Luego están los infiernos de las personas que se encuentran en tal estado de autocondena, que están congelados en una especie de realidad más profunda. Pero incluso esta realidad es temporal, porque finalmente todos volverán a Dios.

Pero con el tiempo, esto es trágico, porque el sufrimiento es trágico. Y el sufrimiento sostenido es realmente trágico. Pero es temporal. Con el tiempo, la Separación cesará, el Conocimiento emergerá y el individuo iniciará un camino de recuperación bajo la dirección del Conocimiento, con la guía y la asistencia que Dios pondrá a su disposición.

Por supuesto, existen personas que no estarán de acuerdo con esto porque afirmarán que debe existir un infierno, que debe haber un castigo y que debe haber justicia. Creen que saben lo que es la justicia. Ellas son los árbitros de la justicia. Es su noción de justicia la que piensan que Dios debe seguir. Ellas piensan, “Los malvados deben ser castigados. A los injustos se les debe negar el Cielo. Aquellos que han creado actos terribles o que creen en cosas terribles deben ser castigados”, y por eso quieren que Dios les castigue por ellas.

Esto solo representa su estado conflictivo. Esto representa su propio estado de Separación. Perdidas ahora en la realidad física, se imaginan lo que Dios es, lo que Dios hará y lo que Dios hace a los malvados y a los no creyentes. Y entonces ellas mismas son parte del problema, ya ves. Pero Dios también ha colocado el Conocimiento dentro de ellas, y el Conocimiento no es engañado por estas creencias y estas expectativas, estas demandas y estas admoniciones.

Tu regreso a Dios puede estar más allá de la comprensión humana, pero el Plan de Dios lo hace inevitable. Y Dios ha colocado el Conocimiento dentro de ti y de todos los demás para que el retorno sea inevitable. Por eso, el enfoque de tu vida ahora, a continuación, es no seguir reforzando la creencia en Cielos e infiernos. No es proyectar en Dios el papel del gran castigador, el juez que envía a algunos a prisión y absuelve a otros. Eso es lo que tú haces, pero eso no es lo que Dios hace.

Dios te ha enviado a una situación difícil y ha colocado el Conocimiento dentro de ti para permitirte servir a esta situación y para darte un camino de vuelta. Es como entrar en una cueva profunda donde la luz del día queda completamente atrás, y estás en algún lugar del laberinto, y te envían allí para ayudar a otros que están perdidos en el laberinto, y tú mismo parece que estás perdido en el laberinto, solo que Dios ha colocado una pequeña cuerda atada a ti —un tipo de cuerda sin fin que no importa cuántos giros tomes, no importa cuán profundo llegues en ese laberinto, no importa cuánto olvides la luz del día,  todavía existe una cuerda de salvamento para ti.— Puedes estar perdido, pero no estás perdido para Dios.

Por eso el énfasis ahora es construir tu relación con el Conocimiento. Es establecer una conexión con el Conocimiento, que representa tu naturaleza espiritual y eterna. Si haces cosas que están mal, es porque estás violando tu naturaleza. Y es por eso que te sientes mal, y es por eso que te sientes incómodo. Y cuanto más violas tu naturaleza, más pareces retroceder dentro de ti y te alejas de la relación con ella.

Y como en el caso con tu relación con otros, si estás fuera de una relación por mucho tiempo, hay cierta evitación del acercamiento. Tienes miedo ahora de reconectarte. Es difícil. Es embarazoso. Te vuelves reacio a la relación, y esto se ve reforzado por todo tipo de nociones sobre ti y sobre otras personas, pero es un tipo de resistencia que surge de la Separación.

Esto pasa incluso con tu verdadera naturaleza. Te vuelves resistente a experimentarla. Cierras los ojos durante unos minutos y sientes la resistencia. Quieres ser sacado de nuevo al mundo. No quieres enfrentar lo que está dentro de ti. Quizás pienses que todo es infernal y terrible, pero en realidad es tu verdadera naturaleza la que reside debajo de la turbulenta superficie de tu mente. Y ahora hay resistencia; hay evasión. Y el infierno en el que estás viviendo aún tiene sus atractivos, y te identificas con él, por lo que apartarte de él es alejarte de sus atractivos y de tu identificación. Y hay resistencia. Hay ansiedad. Hay malestar.

Debes reconectarte con el Conocimiento, ya ves. Tus planes y metas, ya sea que te traigan placeres temporales, o riqueza temporal, o un sentido temporal de logro, no satisfacen la necesidad más profunda de tu alma. No hablan del propósito superior que te ha traído aquí. No resuelven tu conflicto fundamental sobre quién y qué eres.

A través de todas las religiones del mundo, Dios ha establecido vías para volver al Conocimiento, pero estas vías se han oscurecido debido a en qué se ha convertido y cómo se usa la religión. Solo en el Nuevo Mensaje, el camino se restablece sin el peso de la historia, sin la influencia de la cultura, sin la intrusión de la psicología humana. El camino está claro. Existe un camino que conduce fuera del laberinto.

Amas ese laberinto y odias ese laberinto, todo a la vez. Te intriga, aunque te atrapa y te aprisiona. Pero no puedes escapar de inmediato porque estás aquí para dar algunas cosas al mundo, para conectarte con ciertas personas con un determinado propósito que solo el Conocimiento conoce. Para cumplir tu destino aquí, estos regalos deben ser dados lo mejor que puedas. Estarán condicionados por las circunstancias en cuanto a cómo, cuándo y dónde se pueden dar, pero deben darse, como ves.

De lo contrario, volverás a tu Familia Espiritual con tus regalos sin abrir, tu contribución sin entregar, y entonces solo querrás volver porque ese es tu deseo y tu destino, ya ves. Querrás volver y dirás: “De acuerdo. Esta vez no te olvidaré. No olvidaré el Conocimiento. No olvidaré a todos los que me están enviando al mundo. No olvidaré a Dios ”. Pero luego entras en el mundo y te olvidas.

Entonces la pregunta es “¿Recordarás?” Y la única forma en que puedes recordar es reconectando tu mente pensante con la mente más profunda que existe dentro de ti. Creer en santos y avatares, creer en redentores, creer en lo que establece la religión humana, eso solo no lo hará. Todas estas cosas pueden ser beneficiosas, pero solo si estás conectado con el Conocimiento.

Así que existe una gran claridad aquí. El énfasis es claro. Pero el camino sigue siendo misterioso, porque no sabes qué es el Conocimiento o qué te guiará a hacer, cómo se expresará o si te llevará más allá de tus parámetros actuales de cultura y religión. No puedes controlarlo. No puedes usarlo. No puedes manipularlo. Solo puedes reconectarte con él y seguirlo.

Y, por supuesto, hay mucho temor sobre lo que las personas podrían hacer si se guían por algo dentro de ellas, lo cual parece imposible o una locura para aquellas que han perdido el contacto con el Conocimiento dentro de sí mismas. Ellas tendrán miedo de él. Pensarán que las conducirá al caos. Pensarán que las conducirá a las peores formas de indulgencia humana, error humano, locura humana y destrucción humana. Y piensan estas cosas porque han olvidado. No son conscientes de que el Conocimiento está dentro de ellas y que Dios tiene un Plan Mayor que los planes que ellas tienen para sí mismas.

Así que esto requiere fe, al principio en particular, en momentos de gran duda, y en momentos de gran decisión en los que tienes que elegir un camino que no inventaste para ti mismo; se necesita mucha fe, sí. Pero con cada paso que das hacia el Conocimiento, este se vuelve más fuerte en tu experiencia. Tu conciencia se vuelve más fuerte. Tu sentido de lo que es realmente correcto se vuelve más fuerte.

Esta conciencia no está establecida por la religión ni la cultura. Está establecida por Dios. Cuando violas tu naturaleza, sientes que has hecho algo mal y no puedes escapar de esto. Cuando haces algo que confirma tu verdadera naturaleza, te sientes bien. Sientes inspiración. Te da una sensación de renovación. Es como pasar calor y frío contigo mismo. Si haces algo mal, sientes frío. Si haces algo bueno, sientes calor. Si quieres ir hacia el calor, sigues haciendo esas cosas que te dan una sensación de calidez, incluso si son muy pequeñas e insignificantes. Si haces algo que viola tu naturaleza, te sientes cada vez más distante y alienado de ti mismo.

Así que aquí no es a Dios a quien estás tratando de complacer. Se trata más bien de ser fiel a tu verdadera naturaleza, fiel a ti mismo, honesto, honesto a un nivel mucho más profundo. Honesto, no solo por decir lo que sientes, sino también por sentir lo que realmente sabes, y por convertir esto en la base de tu comunicación, toma de decisiones e identificación en el mundo. Tu situación puede parecer imposible, incomprensible, pero Dios tiene una manera de sacarte del laberinto, de sacarte de este inframundo de tu propia experiencia personal separada.

Para seguir el Conocimiento no tienes que pertenecer necesariamente a una religión. No importa dónde vivas, en qué país vivas ni qué aspecto tenga tu cuerpo. No importa tu posición social ni tus circunstancias políticas. El camino es el mismo. Aunque seguirás un camino que es único a ti y a tus necesidades y tu mayor propósito, el camino es el mismo.

Las creencias difieren, las interpretaciones difieren, las explicaciones difieren, los entendimientos teológicos difieren, pero el camino es el mismo. Si Jesús es tu guía, el camino sigue siendo a través del Conocimiento. Si Mahoma es tu guía, el camino sigue siendo a través del Conocimiento. Si Buda es tu guía, el camino sigue siendo a través del Conocimiento. El guía no cambia la ruta que debes seguir.

Las personas discreparán, las personas debatirán, las personas se opondrán, las personas condenarán, las personas se molestarán, las personas se enfurecerán y se enfadarán, pero eso representa su condición. Eso refleja su estado mental y de conciencia. El Conocimiento vive dentro de ti. La forma en que lo consideres está determinada por tu condición, estado mental y conciencia. Pero no puedes cambiar el Conocimiento. Y esto representa en última instancia tu salvación.

El grado en que estás disociado del Conocimiento es el grado en que vives en una especie de infierno. Podrías estar más desasociado y vivir en un infierno más profundo. Tu sufrimiento podría intensificarse. Tu aislamiento podría llegar a ser más profundo. Tu sentimiento de vergüenza y culpa podría volverse más abrumador. Pero el problema es el mismo. Podrías ir a la parte más profunda del laberinto y negar toda posibilidad de redención para ti mismo, pero el Conocimiento todavía está dentro de ti. El fuego del Conocimiento, aunque solo sea una pequeña luz, sigue siendo una brasa ardiente dentro de ti.

Después de un tiempo, esconderse y castigarse pierden su atracción, y el Conocimiento comienza a llevarte hacia ti mismo, a tu verdadero ser, a tu realidad, a la realidad que te ha enviado al mundo. Incluso si has cometido los peores crímenes imaginables, el Conocimiento está dentro de ti. Te enmendará. Te hará hacer grandes obras. Te dará grandes tareas para que puedas experimentar tu propia redención, pero aún está dentro de ti, siendo el impulso de Dios, la presencia de Dios y el poder de Dios en tu vida.

Si realmente quieres agradar a Dios, entonces la alabanza y la adoración solas no son el camino. Realmente debes hacer lo que Dios te envió aquí a hacer. Debes realmente honrar lo que Dios ha colocado dentro de ti para honrar, y también debes honrar esto dentro de otros. Y debes seguir esto lo mejor que puedas, permitiendo que se exprese en un mundo de circunstancias cambiantes y situaciones difíciles. Esto honra tu relación con Dios. Esto te permite resonar con lo que Dios ha puesto dentro de ti.

Dios no necesita alabanza, pero sí que se haga el trabajo, que se den los regalos, que experimentes la redención. Dios necesita que no te pierdas en un mundo de terror, placer y desorientación. En el Nuevo Mensaje, esto se vuelve realmente claro. Pero debes bajar la guardia para experimentar esto, recibir el gran regalo y ver que esta es la esencia de todas las religiones del mundo —religiones que la humanidad ha rehecho para adaptarlas a su propio estado comprometido, pero que, sin embargo, existen en forma pura.

Piensa en el Cielo como el lugar de donde has venido, y en el infierno como el lugar a donde has sido enviado a servir, para ayudar a reclamar a los separados, para apoyar su reasociación con el Conocimiento dentro de si mismos y para crear un mundo donde el Conocimiento sea más evidente de lo que lo es hoy, donde la inspiración sea más evidente de lo que lo es hoy, donde la armonía y la cooperación sean más evidentes de lo que lo son hoy. Es como si hubieras venido del Cielo cargando un ladrillo, y el ladrillo es aquí parte de la base de una realidad más grande, más completa y más genuina.

Todos están aquí para cumplir su destino en el mundo. Cuantos más puedan saber esto y experimentarlo, menos temeroso, conflictivo y dividido será el mundo, y será más propicio para la verdadera naturaleza de todos los que habitan en él.