Tú no eres tu mente


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 29 de octubre de 2009
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Who You Are Is Not Your Mind

Escucha el audio original aquí (en inglés):

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Tú no eres tu mente. No eres tu intelecto. Quien eres no es tu pensamiento. No eres tus creencias. No eres tus recuerdos. No eres tus conflictos. No eres esas cosas con las que te identificas.

El misterio de quién eres existe más allá del alcance y el ámbito del intelecto, y más allá de la realidad del cuerpo. Pero ahora estás habitando ese cuerpo. Y el intelecto está ahí para ayudarte a navegar este mundo y participar en él. Es un maravilloso vehículo de comunicación. Es exquisito, profundo y capaz de hacer cosas maravillosas si se cultiva correctamente. Pero todos los estudiantes del Conocimiento, en todas las tradiciones, necesitan darse cuenta de la diferencia entre su naturaleza real, su naturaleza más profunda, y la composición de su mente y su sistema de creencias, no importa lo organizados o desorganizados que estos puedan ser.

Debes reconocer que vives en la superficie de la mente y no conoces sus profundidades, su misterio y su verdadero poder y capacidad. De lo contrario, pensarás que la espiritualidad es una creencia o un sistema de creencias. Pensarás que la práctica espiritual tiene que ver con reforzar ideas o creencias; y, por supuesto, esto es tremendamente manipulado por gobiernos e instituciones religiosas; manipulación de las creencias debido a que la mayoría de las personas aún no son conscientes de que ellas no son sus mentes, y entonces creen que lo que piensan es lo que son, y que esto representa su realidad.

Una vez que puedes romper esta suposición y esta fijación, toda una puerta comienza a abrirse a tu vida interior, y no tardas en experimentar que tienes una naturaleza mayor, una naturaleza más profunda más allá de tus pensamientos e ideas. Permanece quieto por veinte o treinta minutos y esto se hará muy evidente para ti.

Tu mente superficial es como el ruido en la calle: chocando y golpeando, moviéndose y colisionando. Está juzgando, está comparando, está fantaseando, está recordando, está proyectando culpa, está proyectando su voluntad. Está haciendo todo esto. Pero si tuvieras que alejarte de ella, cerrar las puertas, cerrar las ventanas y entrar en el santuario interior de tu hogar, los sonidos de la calle retrocederían y, finalmente, desaparecerían por completo.

Sucede lo mismo en tu mente. Una vez que penetras bajo la superficie de tu mente, encontrarás que existe una mayor realidad de la que nada sabes, una realidad con muchos niveles, y que tú tienes aquí asociaciones y relaciones más profundas.

Tienes relaciones con tu Familia Espiritual, (con miembros) que no están en el mundo. Tienes relaciones con (miembros de) tu Familia Espiritual que viven en otros mundos. Tienes una relación con tus Maestros, esas Presencias Invisibles que vigilan tu desarrollo y te envían pensamientos de vez en cuando para ayudarte a abrirte a la realidad de tu verdadera vida. Y, por supuesto, tienes el poder del Conocimiento, la Mente más profunda dentro de ti, la Mente que Dios creó, no la mente que la cultura y el mundo crearon.

Esta Mente más profunda es completamente diferente de tu intelecto y tiene gran poder y certeza. No es gobernada por el miedo ni el deseo. No es impulsada por la compulsión ni por la ansiedad. No necesita reafirmarse, defenderse ni abrumar a otros para buscar poder y reconocimiento en el mundo. Solo está aquí para servir a un propósito mayor, del cual solo ella es consciente dentro de ti.

Una vez que rompas tu apego a la superficie de tu mente y reconozcas que esta es solo un papel que juegas en el mundo —como el papel que un actor interpretaría en un escenario—, entonces puedes comenzar a ver, sentir y experimentar la corriente más profunda de tu vida. Esto te abre a la vida para experimentar relaciones que representan esta corriente más profunda, este reconocimiento más hondo, este mayor propósito juntos.

Esto disminuye el impacto del miedo. Esto disminuye el impacto del deseo y la compulsión. Esto rompe tu fascinación con tus propias fantasías. Esto rompe las cadenas de identificación que te mantienen esclavizado a un conjunto de ideas y actividades que no tienen nada que ver con quién realmente eres y por qué estás realmente en el mundo.

Cualquiera que tenga alguna profundidad espiritual, sin importar su tradición (espiritual) ni su período de la historia, ha roto esta fijación e identificación con la superficie de la mente. Sabe que pueden experimentarse verdades más grandes que las ideas por sí solas no pueden contener, y que las teorías, las filosofías y los sistemas de pensamiento no pueden representar plenamente.

Ellos ven los límites de la ciencia. Ven los límites del intelecto. Ven los límites de la teología y la filosofía. Reconocen que existe un misterio en sus vidas, y que ellos tienen la oportunidad de experimentar ese misterio y de expresarlo a otros. Este es un gran punto de inflexión, como ves.

Pero cuando miras el mundo, ves que las personas están totalmente ocupadas. No pueden dejar la calle y buscar el santuario dentro de sí mismas. Están muy ocupadas, siempre estimulando su mente: obteniendo nuevos pensamientos, nuevas creencias; y ejercitando y reforzando sus antiguas creencias; y encontrando a otras personas en relaciones que pueden ayudarles a reforzar sus creencias. Todo esto para evitar el miedo, la vacuidad, el miedo a la pérdida, el miedo a no encontrar, el miedo a perderte, el miedo a la confusión, el miedo al caos, el miedo a tu propia mortalidad, el miedo a la muerte y a la aniquilación.

Toda esta actividad constante para reforzar la identidad propia es simplemente una huida. Estás escapando de la realidad que vive dentro de ti en este momento, la única que contiene el mayor propósito y significado de tu vida. Estás huyendo de ti mismo. Estás escapando de tu propio miedo e incertidumbre, constantemente arrastrado y ocupado. No es un accidente que esto esté sucediendo. No es meramente circunstancial.

Las personas no pueden sentarse quietas ni por cinco minutos. Ellas no pueden culpar a sus circunstancias por esto. El tiempo que pasan frente al espejo en el baño todos los días, podrían pasarlo sentadas en silencio, practicando la escucha interior, abriéndose al paisaje de la mente y al gran pozo de silencio dentro de sí mismas, el cual trae paz, perspicacia y poder al individuo.

Las personas están tan atrapadas en su intelecto que aparentemente no pueden encontrar una salida, como si estuvieran rodeadas de alambre de púas y no pudieran escapar. Pero quedarte quieto y seguir tu respiración, o repetir un sonido o una palabra, es suficiente si permaneces con ello, si continúas tu práctica y no te decepcionas ni te frustras al principio, cuando descubres cuánto te domina la mente y cuán esclavo eres de tus pensamientos, de tus creencias, de tus recuerdos, de tus miedos y de las proyecciones de tu miedo.

Rico o pobre, esta es la esclavitud bajo la que la humanidad lucha y sufre. Visita los lugares más ricos del mundo, y verás que las personas siguen siendo esclavas de la mente, esclavas de sus necesidades y deseos, de sus compulsiones y ansiedades. Incluso si viven en esplendor, actúan como sirvientes: trabajan arduamente, sin darse cuenta de lo que los oprime, incapaces de ver una salida.

La religión, entonces, es gobernada por la mente, por el intelecto. Se convierte en un ritual, una creencia, un requerimiento social, una validación social. Y pierde su primacía, su intimidad, su fervor, su misterio y su gracia.

Ahora debes ir a la iglesia, a la mezquita o al templo porque se espera que lo hagas. Y tienes miedo de lo que podría pasar si no lo haces. Y le pides a Dios cosas para ayudarte, para salvarte, para tener lo que quieres, para proteger a tus seres queridos.

Algunas peticiones son genuinas y otras no. ¿Pero buscas una experiencia de unión con lo Divino? ¿Buscas experimentar lo que está bajo la superficie de tu mente? ¿Buscas conocer tu realidad y naturaleza espiritual, que existe más allá de las expectativas y especulaciones teológicas?

Estás totalmente atrapado en la vida manifiesta, pero ¿qué hay de su misterio, de su propósito, de su significado? Estas cosas solo pueden encontrarse bajo la superficie.

Puedes crear explicaciones maravillosas, teorías fantásticas en las que creer, ideologías extraordinariamente complejas; pero la mente no puede captar el poder del Espíritu, ni la realidad o la sabiduría del Espíritu, que es el poder y la sabiduría del Conocimiento dentro de ti. Pero para comenzar a participar en esta exploración más profunda y desarrollar las habilidades, la paciencia y la determinación que necesitarás para proceder, debes comenzar a dar los Pasos al Conocimiento, de forma que aprendas cómo enfocar tu mente y deslizarte más allá de sus seducciones y sus fijaciones.

Dios te ha dado las prácticas espirituales más puras que puedas encontrar para practicar la quietud y la escucha interior. Y las prácticas se dan en los Pasos al Conocimiento. No requieren de creencias fantásticas. No requieren de ídolos a los que adorar. No requieren de figuras heroicas, santos, salvadores o avatares. Puedes practicarlas en cualquier momento. Puedes practicarlas esta noche o mañana por la mañana.

Practicas porque quieres conocer la realidad más profunda de tu vida. Y sabes que existe algo allí porque siempre lo has sabido. No es una cuestión de creencia.

Las creencias cambian. Las creencias son manipuladas. Las creencias se refuerzan, y luego se deshacen. La razón por la que las personas tienen que reafirmar constantemente las creencias es que son inherentemente inestables, ya que carecen de una base más profunda. Y hasta que tengan una base más profunda, serán inestables y poco confiables, y pueden llegar a ser muy deshonestas.

En la meditación, aprendes a retirarte de tu mente y a encontrar la calma y la paz que permiten que tu mente se abra y que tus sentidos se vuelvan claros y agudos. De esto surge un mayor discernimiento y discreción en la vida.

Dejas de hablar tanto y empiezas a escuchar más. Te alejas de la estimulación constante para poder permanecer con tu propia experiencia. Empiezas a valorar tu experiencia más que tus ideas, al comprender que tu experiencia es mucho más verdadera y mucho más confiable. Escuchas a los demás de manera diferente. Te relacionas con los demás de manera diferente. Empiezas a experimentar la profundidad de la naturaleza no solo como escenario, sino como fuerza vital. Comienzas a experimentar el ambiente mental de tu vida, el entorno de pensamientos e influencias, y nuevos mundos comienzan a abrirse para ti.

Dios realmente no puede hacer nada por ti hasta que comiences este camino de liberación. Tú no serás liberado completamente; ese no es un objetivo realista. Pero una vez que hayas comenzado a diferenciar entre tu experiencia más profunda y tu intelecto, las puertas comenzarán a abrirse para ti.

Tu vida empezará a tener sentido. Y comenzarás a experimentar la corriente más profunda de tu vida —la cual siempre ha estado fluyendo— en contraste con tus planes, tus metas y gran parte de lo que ha ocupado tu vida antes.

Dite a ti mismo: “No soy mi mente. No soy mi intelecto”. Estos también son pensamientos, pero hacen referencia a una mayor realidad dentro de ti que no trata sobre pensamientos. Aquí no denigras el intelecto, sino que comprendes que debe ser gobernado por un Espíritu mayor dentro de ti, y que tu Espíritu mayor está gobernado por la Fuente de toda espiritualidad.

Aquí valoras el intelecto, así que quieres cultivarlo. No quieres contaminarlo con cosas feas y violentas. No quieres denigrarlo con un comportamiento autodestructivo y degradante. Quieres que sea claro y poderoso. Quieres que te sirva en lugar de ser tú quien le sirva a él.

Esta es una gran corrección en tu relación contigo mismo, que es fundamentalmente tu relación con tu mente y con tu cuerpo. Porque tú solo tienes un Ser, y por eso tu relación con tu Ser es tu relación con la realidad más profunda dentro de ti. Pero, desde esta realidad, tienes una relación con tu mente y tu cuerpo, los cuales deben ser gobernados, gestionados y dirigidos con sabiduría y compasión, en lugar de dejar que se dirijan a sí mismos.

Tu cuerpo es un vehículo maravilloso. Sin él no podrías comunicarte con otras personas aquí. Ellas no podrían oírte. No podrían verte. No se percatarían de tu presencia, incluso si estuvieras a su lado. Si no tuvieras una mente, no podrías alcanzar las suyas. Serías invisible. Ni siquiera sabrían que te encuentras allí. Así que la mente es algo muy preciado. El cuerpo es algo muy preciado, a pesar de ser tan trágicamente maltratado y abusado en el mundo.

Pero tú ahora debes encontrar una manera de construir una relación real con tu mayor Ser, tu naturaleza más profunda, porque esta es la clave de tu vida y de tu futuro. Y cuanto más te acerques a esto, más difícil te resultará cometer un error y desperdiciar tu vida.

No pienses que no estás desperdiciando tu vida, que estás justo donde necesitas estar o que ya estás siendo guiado y gobernado, porque no es así. Si eres honesto contigo mismo, sin duda tendrás que admitirlo.

Este es un gran viaje que se extiende ante ti. Y Dios te ha dado un camino, una forma de redescubrir el poder y la presencia del Conocimiento y su inmensa importancia para tu vida y tu futuro. Es lo más confiable que existe.

A medida que el mundo se vuelva más turbulento y caótico frente a las Grandes Olas de Cambio, necesitarás esta fuerza, esta guía y esta confianza en ti mismo. Necesitarás encontrar esto en otros y apoyarlo en otros, ya que será la fuerza del Conocimiento y la fuerza de las relaciones genuinas lo que te protegerá, te guiará y te dirigirá hacia tus mayores logros en la vida.

El intelecto no sabe de estas cosas. Solo puede especular, tener esperanza y creer. Pero la certeza de tu vida mayor ya existe dentro de ti, como una carga secreta que no puedes abrir por ti mismo. Debe ser llamada a surgir de ti, pero para que sea llamada debes estar listo. Debes prepararte. Debes liberarte lo suficiente de la superficie de tu mente para poder viajar bajo ella siempre que sea necesario.

De esta manera, te vuelves un intermediario entre tu Antiguo Hogar y el mundo, entre tu realidad física y tu realidad espiritual. Te vuelves un vehículo para la gracia, el poder y la contribución. Este es el deseo de tu corazón. Fuiste creado para hacer esto.

No fuiste creado para vivir una vida miserable y caótica en un mundo duro y difícil. Ese no es tu verdadero destino. Puede que sea tu realidad actual, pero no es tu verdadero destino. Sin embargo, no son las ideas por sí solas las que pueden asegurarte esto. Debes experimentarlo más profundamente dentro de ti y en tus verdaderas relaciones con otros.

Escucha estas palabras. Escucha el Poder y la Presencia en estas palabras. Escúchalas profundamente. No las cuestiones. No uses tu mente como una especie de valla o barrera. No uses tu mente para esconderte. No uses tu mente para discutir con aquello que está ahí para servirte más profundamente.

Dios tiene un plan para tu vida. No puedes imaginarlo con tu intelecto, porque no fue creado por tu intelecto y lo supera con creces. Por eso, tus creencias religiosas nunca pueden ser absolutas, a menos que seas necio y arrogante. El Misterio siempre las excederá, las confundirá y te liberará de ellas.

Permite que este sea tu entendimiento.