El recuerdo


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 12 de marzo de 2016
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: The Remembrance

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Hoy hablaremos sobre el recuerdo.

Dentro de ti, muy por debajo de la superficie de tu mente, de esa parte de tu mente que ha sido condicionada por el mundo y está obsesionada con él, llevas el recuerdo de tu Antiguo Hogar. En lo más profundo de ti hay un mayor recuerdo, una mayor Presencia, una mayor conexión con tu Familia Espiritual más allá de este mundo, la cual te ha enviado aquí con una misión, con un propósito que cumplir.

No has perdido tu conexión con el Cielo. De hecho, estás atado al Cielo incluso mientras deambulas por el universo, viviendo en Separación —en Separación de todo lo que verdaderamente es que es permanente, atemporal y eterno—. Pero lo que es atemporal y eterno no es lo que tus ojos ven, lo que tus oídos escuchan o lo que tus manos pueden tocar.

Porque ahora estás viviendo en un tipo diferente de realidad, una realidad temporal —temporal en una larga escala de tiempo—. Tiene un principio, un punto medio y un final, y en este momento estás en algún lugar del medio, porque el final está muy por delante de ti y el principio está muy por detrás.

Eres como un iceberg. Parte está por encima de la línea de agua, pero gran parte está por debajo, fuera de la vista, escondida, aunque sigue siendo completamente parte de la estructura de quien eres. De hecho, es el lastre —como el lastre que estabiliza el barco— de quien eres. Es la base de lo que eres. Es quien eres en la realidad atemporal.

Pero aquí, en este mundo y en este momento, eres una persona. Eres una identidad singular, parte de una cultura, parte de una nación, parte de los eventos de este mundo en esta época, condicionado, obsesionado y dominado por este mundo.

Pero en lo profundo bajo la línea de agua, en lo profundo de la superficie de tu mente, se encuentra el poder del Conocimiento, la mente más profunda dentro de ti. Y este Conocimiento contiene el recuerdo de tu Antiguo Hogar.

En algún momento, quizá en un momento de desesperación o de gran sobriedad respecto a tu vida, o bien en un momento de gran presciencia y claridad mental, sentirás este recuerdo. No es algo que recuerdes en forma de imágenes; es más bien un sentimiento más profundo de conexión: cómo se sentía el estar allí, y qué diferente era de donde estás ahora, que sin ninguna duda es una realidad completamente diferente. Y tal vez, en estos momentos de mayor claridad en los que no estás obsesionado con el mundo o contigo mismo, sentirás estas cosas, pues viven dentro de ti en todo momento. Verdaderamente, no puedes perderlas. Aunque deambules por el tiempo y el espacio, siempre están contigo.

Y cuando dejes esta vida, retornarás al recuerdo y a aquellos que te enviaron al mundo, y verás con gran claridad lo que fuiste enviado a hacer aquí, y tendrás completa certeza de si lo hiciste o no. Aquí no hay castigo. No hay condena, porque eso es una creación humana. Solo está el recuerdo. “Ah, sí, estuve en ese mundo, en ese lugar”.

Pero aquí, en este momento, el recuerdo es muy importante, porque comienza a restaurar en ti —conscientemente— tu conexión con el Cielo, y con esta conexión tienes una línea de vida que te da fuerza, propósito y coraje.

Antes de esto eres un producto de tu cultura, como si hubieras sido rehecho dentro de esta cultura —dominado por otros, por tu familia, por tus amigos, por las expectativas de la sociedad; dominado incluso por las fuerzas físicas de tu cuerpo—.

Pero ahora, la otra gran porción de tu vida comienza a surgir en tu conciencia. Ya no eres solo la punta del iceberg sobre la línea de agua. Te estás volviendo algo más profundo, más fuerte y más grande que esta frágil criatura que eres hoy, más independiente, menos afectado por el mundo turbulento y trágico que te rodea, menos atraído por el deseo y menos desalentado por la catástrofe.

Dios ha enviado la Nueva Revelación al mundo para este tiempo y los tiempos venideros. Te trae la puerta al recuerdo por medio de los Pasos al Conocimiento, que involucran tu mente mundana con la mente más profunda e inmortal dentro de ti. Y con esto viene, tal vez en pequeños incrementos aquí y allá, el recuerdo de tu Antiguo Hogar en forma de sentimiento.

No recuerdas qué aspecto tenía, porque no es así cómo se retrata esta realidad. Pero recuerdas estar con ciertos individuos y presencias, con el entendimiento claro e inmediato de lo que estás haciendo y de por qué estás viniendo al mundo. Todo esto forma parte del recuerdo.

Más allá de esto está la propia Creación, atemporal, inconcebible desde donde te encuentras hoy. Todo lo que es inmortal es inconcebible para una mente que ha sido creada en el tiempo y el espacio. Es por eso que no puedes concebir el Cielo. Si lo intentas, como hacen muchas personas, este se vuelve una especie de extensión de tu vida en el mundo, solo que mucho mejor, por supuesto, pero en última instancia extremadamente aburrido y sin incidentes. Porque si la vida es buena todo el tiempo, deja entonces de ser una experiencia agradable.

Pero tu Antiguo Hogar es completamente diferente, y es por eso que no puedes imaginarlo. Pero puedes sentir el poder y la presencia del Conocimiento dentro de ti: una mente nacida del Cielo, una parte de ti que nunca ha dejado a Dios, tu línea de vida hacia el Cielo; y —en este mundo, en esta vida— el fundamento de tu fuerza e integridad y el guardián del propósito mayor que te ha traído hasta aquí, y con ello el recuerdo y el reconocimiento de aquellos que jugarán en la vida un papel necesario en la expresión de este propósito.

¿Qué mayor fuerza podría Dios darte que la del recuerdo? Porque con él viene la fuerza de tu inmortalidad, la cual comienza a desenredar las innumerables capas de miedo, aprehensión, resentimiento y falta de perdón que forman parte de tu experiencia viviendo en la Separación.

¿Qué mayor regalo podría darte Dios que el recuerdo de quién eres, de por qué viniste, de quién te envió y de lo que significa estar en el mundo, viviendo con un mayor propósito y con una misión?

A medida que tomas los Pasos al Conocimiento, a medida que comienzas a permitir que el Conocimiento remodele tu vida y el recuerdo te aporte su fuerza, su coraje y su integridad, verás a otros como si estuvieran viviendo encadenados —encadenados a sus ideas, perdidos en sus miedos y fantasías, creyendo en sus delirios, tratando de ser felices, tratando de estar cómodos; tratando de estar seguros pero sintiéndose siempre inseguros, siempre incómodos, siempre impulsados por la ansiedad.

Su difícil situación, que antes era también la tuya, ahora se hace cada vez más clara, y mirarás a esas personas con compasión, porque verás su dilema con mayor nitidez. Verás más claramente la realidad de vivir en Separación, separado de tu Antiguo Hogar y todo lo que allí existía. Pero ahora has comenzado a recordar de manera lenta y segura, a medida que tu vida comienza a simplificarse y aclararse, a medida que tu mente comienza a abrirse de su largo y turbulento sueño de Separación.

Es el recuerdo. Es la sensación de que no estás solo. Es el reconocimiento de que no estás realmente perdido, perdido como lo estabas antes. Hay ahora algo más sólido y permanente dentro de ti que trasciende toda creencia e ideología.

Puedes sentirlo, y conforme lo sientes se vuelve más fuerte y prevalente en tu vida, proporcionándote contraste y liberándote de la ansiedad y el autorrepudio constantes. Tus valores cambian. Tus prioridades cambian naturalmente, porque estás empezando a recordar.

Y al recordar sientes que el Cielo te sonríe, y que tu viejo temor a Dios, al castigo, al pecado y a ser expuesto a la Presencia comienza a derretirse. Como hielo en un estanque, comienza a derretirse con la calidez del Cielo.

Ahora tienes un ancla para estar en el mundo, que no es del mundo pero debe estar en él. Pues tú no eres del mundo, pero ahora debes estar en el mundo. Sin embargo, como ves, necesitas esta ancla, o estarás a la deriva en los turbulentos mares del mundo, perdido, vagando sin rumbo, desconocido para ti mismo y para los demás.

Pero ahora tienes velas y tienes dirección. Ahora tu vida puede comenzar a moverse como estaba destinada a moverse, con el movimiento para el que fue diseñada, con el movimiento para el que fue concebida. Poco a poco, en momentos aquí y allá, lo sientes.

Pero los momentos aumentan a medida que tomas los Pasos al Conocimiento. A medida que permites que tu mente se asiente, y aprendes a vivir sin miedo e incertidumbre constantes, y encuentras libertad cada día del autorrepudio y la duda en ti mismo, y te liberas de tus compromisos malsanos con otros y de los hábitos malsanos en tu propio pensamiento y comportamiento, los momentos de recuerdo aumentan y se vuelven más penetrantes; se vuelven más el trasfondo de tu verdadera vida. En vez de ser solo instantes fugaces aquí y allá, se vuelven el suelo bajo tus pies, el lastre de tu barco gracias al cual puede resistir los vientos del mundo y navegar los mares turbulentos con seguridad.

¿Qué podría Dios darte que fuera más grande que esto? ¿Riqueza? ¿Romance? ¿Profundizar tu compromiso con la Separación o tu apego a cosas que no tienen significado ni valor?

¿Cómo podría Dios darte paz mental si no tienes idea de quién eres, o de por qué estás aquí, o de qué debes hacer, o de a dónde debes ir? ¿Qué seguridad podría Dios darte realmente más allá del poder del Conocimiento y del recuerdo?

Conforme subas esta montaña, tu miedo al Cielo desaparecerá. Tu miedo a la muerte comenzará a disminuir. Ahora, a medida que avanzas, lo que es importante es tu dirección y no quieres que esta sea amenazada o destruida.

Tu futuro en el Cielo está asegurado; no habrá infierno ni condenación. Pero tu éxito en esta vida depende del reconocimiento y el cumplimiento de tu misión, así como del descubrimiento de aquellos individuos que jugarán un papel significativo y necesario al respecto.

Esto se volverá tu prioridad. El miedo que vive dentro de ti, por tanto, es el miedo a no poder cumplir esta misión, o a que te vuelvas a distraer como antes, o a que tu vida se quiebre, o a que tu salud se desplome.

Tu énfasis aquí es completamente diferente. Ahora está en seguir la dirección con una comprensión creciente de lo que es y no es, de a dónde debe ir y a dónde no, de a quién involucra y a quién no. Como ves, no se trata solo de una definición, sino de despejar lo que no te pertenece, lo que no eres tú, lo que se aferró a ti o tú aferraste contra ti en tu vida anterior.

A medida que estas cosas desaparecen y entras en la claridad, tu dirección se vuelve más evidente, más segura y más sustancial. Lo importante no es solo el resultado final; es el descubrimiento, porque eso es lo que deshace la Separación dentro de ti —liberándote finalmente de tus cadenas, dándote finalmente los ojos para ver y los oídos para escuchar, dándote finalmente la verdadera relación—. Porque con el recuerdo viene la experiencia de la verdadera relación.

Aunque estés completamente solo y no hayas encontrado a tus verdaderos compañeros en el mundo, sentirás que eres conocido y apoyado y que tu vida es valorada por razones que no puedes inventar, pero que viven intrínsecamente en ti. Sabrás esto con el recuerdo, y el recuerdo crecerá a medida que continúes recibiendo la gran Revelación de Dios para el mundo.

Pues aunque todas las Revelaciones anteriores trajeron el recuerdo, fueron cambiadas por el hombre y recubiertas de costumbres y tradiciones que no tenían nada que ver con el propósito original de la Revelación. Se convirtieron en la cultura; se convirtieron en el estado; se convirtieron en las ideas de todos. Y el recuerdo se perdió, salvo en aquellos que pudieron ver más allá de todas estas cosas y se adhirieron a las verdaderas Revelaciones, tal como se dieron en tiempos anteriores.

Pero ahora estás escuchando la Revelación sin contaminar, sin cambiar por las personas, sin adulterar, sin cultura ni política, y sin que la voluntad, la codicia o la corrupción humanas enturbien la corriente. Porque aquí las aguas son claras y puras, y en ellas la Voluntad del Cielo es evidente. Esto te ofrece la mejor oportunidad de encontrar tu camino, de dejar atrás tu pasado problemático y de comenzar a experimentar el recuerdo.

Porque ¿cómo puedes no recordar dónde has vivido la eternidad? ¿Cómo puedes no recordar cómo se sentía? ¿Cómo puedes no recordar a aquellos que te enviaron al mundo, a aquellos que representan tu grupo de trabajo, tu Familia Espiritual? Tu existencia actual es como un grano de arena, y tu verdadera existencia es como la playa que se extiende hasta donde alcanza la vista. ¿Cómo puedes no recordar algo tan grande?

La verdad es que puedes, y lo harás. Pero debes tener la preparación, el enfoque y la instrucción adecuados. Y debes tener relaciones en la vida aquí que puedan apoyar esto y reflejarlo para ti.

Por eso, el Mensajero hace una llamada a reunirse con él en ciertos momentos, para poder impartir la Presencia y el recuerdo y para que tú, que te sientes llamado, puedas reconocer que no estás solo y que las relaciones de verdadero significado están ahí, no solo en una persona, sino por todo tu alrededor, conforme te reúnes en el Círculo del Mensajero. Todo esto forma parte del recuerdo, como ves.

Porque el poder y las persuasiones del mundo son muy fuertes y dominantes, tan dominantes que pueden eclipsar el recuerdo, como ha sucedido para todos aquí hasta que comienzan a despertar.

Así pues, Dios debe dar el camino. Debe dar el Mensaje. Debe recordarte repetidamente, una y otra vez, lo que vive en lo profundo de ti, más allá de la superficie de tu mente: el recuerdo de eso, y con ello el recuerdo de que has venido de una Realidad Mayor, a la cual regresarás en algún momento cuando tu trabajo aquí haya terminado, cuando tu servicio a los que permanecen atrás se haya cumplido lo suficiente.

Y llevarás esto más allá de este mundo para unirte a los que velan por el mundo. Porque cuando mueres no vas simplemente al cielo; te unes con aquellos que apoyan a todos los que permanecen atrás —con tu Familia Espiritual, tu grupo de trabajo—. Son como arroyos que con el tiempo se unen con otros arroyos, que se unen con ríos, que se convierten en grandes ríos y que conducen al gran océano del Amor, el Poder y la Presencia de Dios.

Eres bendecido por conocer la Revelación. Eres bendecido porque el Conocimiento vive dentro de ti. Este Conocimiento permanece incontaminado por el mundo, y no tiene miedo del mundo, y no está confuso respecto a nada de lo que te confunde a ti hoy. Y eres bendecido porque el recuerdo de tu Antiguo Hogar y de aquellos que te enviaron al mundo está contigo, siempre.

Toma ahora, entonces, los pasos hacia el recuerdo. Toma ahora, entonces, los Pasos al Conocimiento. Recibe con humildad y gratitud la Revelación para este tiempo y los tiempos venideros.

Deja que tu corazón y tu sentido más profundo te permitan responder. Deja que tu mente se sienta confusa, porque ya está confusa. Deja que las cosas permanezcan indefinidas hasta que, con el tiempo, el Conocimiento pueda clarificarte la vida. Deja que tu viaje se abra ante ti, paso a paso, en vez de construir alguna creencia sobre lo que es y lo que significará.

Al hacer el viaje te controlarás a ti mismo. Necesitarás controlar tu mente, tus emociones y tus interacciones con otros, así como traer mayor claridad y discernimiento a estas cosas.

Pero el viaje en sí lo estás recibiendo desde más allá de ti. Porque tú no sabes cómo volver, y tampoco es algo puedas construir por ti mismo.

Es algo misterioso, como lo es el recuerdo, como lo es el Conocimiento dentro de ti, como lo es la mayor realidad de ti que vive bajo la línea de agua, bajo la superficie de la mente.