Honestidad


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 18 de noviembre de 2008
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Honesty (no disponible online)

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.


Solo cuando comienzas a entrar en los dominios más profundos de la mente descubres lo que es la verdadera honestidad —lo que es verdadero para con tu naturaleza más profunda, lo que se mantiene cierto para con la corriente más honda de tu vida.”

Cuando la gente comienza a considerar que hay un Nuevo Mensaje de Dios en el mundo, una de las primeras preguntas que se hace es si este mensaje es honesto y real, y si el Mensajero que ha sido enviado al mundo a presentar este Nuevo Mensaje es honesto y auténtico. Por tanto, la honestidad aquí es una cuestión muy importante, porque hay mucho que se hace en nombre de la religión y la espiritualidad que no es honesto ni auténtico.

Muchas personas afirman estar trayendo mensajes divinos al mundo, así que cuando llega un verdadero mensaje Divino este es recibido con sospecha, burla y elusión. La gente afirma que es falso, porque hay muchas otras cosas que son falsas y no quiere ser engañada. No quiere entregarse a algo que al final demuestre ser irreal y deshonesto.

Aquí debes considerar la honestidad en su sentido más verdadero, en su nivel más profundo. No es suficiente con decir que estás expresando tus sentimientos y que por tanto estás siendo honesto, pues tus sentimientos podrían no ser honestos. Puedes afirmar que estás expresando tus puntos de vista y que estás siendo honesto al hacerlo, pero si tus puntos de vista no son realmente honestos dentro de ti mismo, entonces estás meramente difundiendo o proyectando tu propia deshonestidad en tus comunicaciones con los demás.

Las personas pueden sentir que están expresando sus emociones y que eso es honesto, pero la gente puede utilizar sus emociones para lastimar a otros. Puede usar sus emociones para condenar, criticar y ridiculizar a los demás, y eso no es realmente honesto. Aquí debemos llevar la honestidad a otro nivel, a un nivel más profundo, al nivel del Conocimiento dentro de ti mismo.

El Conocimiento es la mente más profunda que Dios ha puesto dentro de ti —para guiarte, protegerte y conducirte a un mayor logro en la vida—. Si lo que estás sintiendo, pensando y expresando no está realmente acorde con el Conocimiento dentro de ti, entonces no es realmente honesto. Si lo que estás pensando y diciendo no tiene tu corazón en ello, no es realmente honesto. Tal vez es la cosa normal que decir, la cosa esperada que decir. Tal vez eso es lo que sientes en el momento. Pero si no es realmente auténtico en tu experiencia, entonces no es realmente honesto.

En última instancia, si el Nuevo Mensaje de Dios es real o no debe discernirse a este nivel más profundo. La gente va a desestimar y condenar el Nuevo Mensaje basándose en sus ideas, basándose en su escepticismo, basándose en el temor de tener que lidiar con algo de esta magnitud, basándose en sus propios prejuicios contra la religión misma o a favor de una enseñanza o tradición en particular. Pero esto no es realmente honesto, como ves, porque no están considerando el mérito y la realidad del Nuevo Mensaje de Dios a un nivel más profundo. Ellos están solo rechazándolo o criticándolo al nivel de sus ideas, las cuales pueden no tener nada que ver en absoluto con su experiencia más profunda.

Este es un tema difícil, ya que hay muchas capas de falsedad a tu alrededor y, hasta cierto punto, incluso dentro de ti, tratar de ver qué es real y auténtico se vuelve un gran reto. Es por eso que no pedimos a nadie que crea que esto es el Nuevo Mensaje de Dios sin hacer esta evaluación más profunda dentro de sí mismos. Pues creer simplemente en algo porque se ve bien en realidad no es honesto, porque carece de esta evaluación más profunda. Adherirse a algo simplemente porque crees que te recompensará en realidad no es honesto, porque esa no es una relación honesta. Esa no es una relación basada en un verdadero reconocimiento y afinidad.

Vives en un mundo inmerso en capas de deshonestidad, donde las personas no solo son deshonestas con los demás, sino que ni siquiera son realmente honestas consigo mismas, excepto en raras ocasiones. Su pensamiento y la mente más profunda en su interior no están en resonancia y no están en armonía entre sí. Así que, después de un tiempo, las personas no saben qué pensar. No saben qué es real. No saben qué es auténtico, y entonces se alinean con lo que todo el mundo piensa. Siguen el punto de vista del consenso. Dicen: “Oh, sí, esto es real”, pero solo porque muchas personas creen que es real. O dicen: “Esto no es real”, porque aquello que están considerando tiene muy poco acuerdo al respecto. Así, cuando un verdadero Mensaje de Dios llega, de inmediato se disputa y es negado.

La gente dice: “Oh, bueno, Dios entregó todos sus Mensajes hace mucho tiempo. No hay necesidad de uno nuevo”, como si Dios hubiese perdido interés en la humanidad y no tuviera nada más que revelarle. La gente dice, “Hay solo una fe verdadera”, como si Dios hubiese tenido un único Mensaje que entregar y hubiese estado desatendiendo a la humanidad desde entonces. Algunas personas dicen, “Oh, bueno, esto no puede ser real porque el Mensajero no está haciendo milagros”, como si hacer milagros fuera un signo de responsabilidad y derecho Divino.

Ninguna de estas respuestas es honesta, pues en cada caso la persona no ha considerado en profundidad lo que está ante ella. No ha investigado ni estudiado el Nuevo Mensaje de Dios. No lo ha considerado con una mente abierta, para ver por qué un Mensaje así sería enviado al mundo en este momento y qué es lo que realmente tiene que comunicar. Por tanto, estas personas no están siendo honestas, y como resultado proyectan su deshonestidad sobre el Nuevo Mensaje de Dios, proclamando que es falso, que es deshonesto, que no es auténtico, cuando en verdad ni siquiera saben lo qué están mirando. No pueden verlo. No podrían ver la verdad si su vida dependiera de ello. Tan solo ven lo que quieren ver. Tan solo ven aquello que ellas ya creen, e intentan usar todo lo que perciben para apoyar y validar sus ideas preconcebidas.

Reconocer esto como el Nuevo Mensaje de Dios inmediatamente invoca un sentido de responsabilidad. Si esto es verdaderamente auténtico, ¿qué es lo que significa para ti? ¿Cuál es tu relación con ello? ¿Tienes una responsabilidad de aprenderlo, estudiarlo, aplicarlo y apoyarlo? Esto no es meramente un juguete, algo con lo que pasar el tiempo, ni algo con lo que experimentar, o algo que puedas intentar unir con otras cosas que encuentras interesantes. Si esto es verdaderamente el Nuevo Mensaje de Dios, ¡realmente lo es! Esto te pide ser honesto en lo que ves y en lo que haces como consecuencia de este encuentro.

En este sentido, el Nuevo Mensaje de Dios revela las múltiples capas de deshonestidad que existen a lo largo y ancho de la sociedad humana, impregnando las mentes y las creencias de la gente. Todos los Mensajes previos de Dios han sido repudiados y rechazados por exactamente las mismas razones. La gente no quiere encarar algo tan desafiante. No quiere tener que replantearse su posición y reconsiderar sus ideas y creencias.

En este caso, el Nuevo Mensaje de Dios te pide hacer mucho. Pone sobre ti un gran requerimiento de volverte honesto sobre tus pensamientos, tus sentimientos y tus actividades. Desafía tus ideas y nociones preconcebidas. En efecto, te está pidiendo que seas fundamentalmente muy honesto contigo mismo acerca de todo lo que piensas y todo lo que haces. Esto es lo que significa aprender y vivir el Camino del Conocimiento.

Además, el Nuevo Mensaje de Dios presenta a la humanidad desafíos que la mayoría de la gente desconoce y para los cuales no está preparada: el desafío de encarar el gran cambio medioambiental que está llegando al mundo y el desafío de encarar una Intervención de razas del universo que pretende aprovecharse de una humanidad débil y dividida. Ambas cosas son unos retos inmensos. ¡Ambas cosas son los mayores retos que se hayan cernido nunca sobre la humanidad en conjunto!

Esto es una cosa tremenda de encarar, tratar y contemplar. Si uno no quiere tratar con esto entonces no querrá en su vida el Nuevo Mensaje de Dios. Querrá rechazarlo, repudiarlo o acusarlo de ser falso o deshonesto cuando en realidad, en este caso, es uno mismo quien está siendo deshonesto. Es uno mismo quien no está encarando algo que debe ser encarado. Es uno mismo quien no está trayendo aquí una evaluación honesta a la situación.

Así que la pregunta es: ¿puede el Nuevo Mensaje ser considerado con honestidad? ¿Puede ser estudiado con honestidad? ¿Puede ser aplicado con honestidad? ¿Puede ser honestamente apoyado? Todos estos son umbrales de honestidad, como ves. Las personas pueden querer que Dios haga por ellas muchas cosas —que les traiga amor y felicidad y que les asegure empleo, salud y bienestar—, pero raramente quiere que Dios les pida nada. Como ves, es todo una relación en un único sentido.

Hasta que descubres y comienzas a plantearte que estás aquí con un propósito mayor y que has sido enviado al mundo con un propósito mayor, tenderás a querer que Dios te haga favores —como si Dios fuera tu pequeño chico de los recados— y a no considerar con seriedad lo que Dios desea que hagas, para qué tipo de actividad te ha diseñado y el propósito que te ha enviado al mundo, a encarar el mundo bajo estas mismas circunstancias que el Nuevo Mensaje de Dios está revelando.

No querer tratar con algo que es real y urgente y tiene tu nombre puesto encima es fundamentalmente deshonesto. Es un rechazo de la realidad. Es un rechazo de tu propia experiencia más profunda. Es un rechazo de tus responsabilidades. Y es un rechazo de una relación fundamental que tienes con Dios, que se expresa y se experimenta mediante el poder y la presencia del Conocimiento en tu interior. Aquí no estás cediendo tu poder a Dios. En su lugar, estás aceptando el poder que Dios ha puesto dentro de ti. Y lo estás aceptando sin engaño, sin manipulación y sin intentar usarlo para conseguir lo que quieres y evitar cosas en la vida.

El problema en sí, entonces, de tu habilidad para reconocer el Nuevo Mensaje de Dios, es un problema de honestidad —de autohonestidad—. Aquí debes reconocer que tú no eres solo tus opiniones o tus visiones o incluso tus creencias firmes. Pues quien eres no es la mente —la mente superficial que ha sido condicionada por el mundo—. Quien eres no es esto. No viniste a este mundo con esta mente. Y cuando abandones este mundo, dejarás atrás muchos de estos pensamientos. Así que, ¿Quién eres tú realmente, si no eres tu mente? ¿Quién y qué eres realmente?

Si observas tu mente objetivamente, parece claro que ella no puede ser tú. La gente está perdida en la superficie de su mente y no sabe qué hay por debajo. Permaneciendo constantemente estimulada en la superficie, la gente no sabe nada sobre sí misma. La gente es una extraña para sí misma. Así, ¿Cómo puede evaluar honestamente algo si es inconsciente de la inteligencia mayor que Dios ha puesto en su interior? Ella será gobernada por la opinión, por el prejuicio y por el consenso. Ella creerá en lo que se le enseñó a creer o en lo que piensa que debería creer para tener la aprobación de otros. Y no hay nada honesto en eso.

La gente lucha por encontrar verdadera honestidad en sus relaciones entre sí. Pero ellos hacen una representación ante el otro. Intentan ocultar sus defectos y sus debilidades ante el otro. Pueden estar juntos durante años y años y no tener una percepción real de quién es la otra persona. Aunque haya gente cercana, ellos permanecerán solos y desconocidos. Esta es la triste condición de la humanidad. Llegar a ser honesto sobre esto es un auténtico avance, porque dejas de pretender. Dejas de representar. Reconoces cómo te estás engañando a ti mismo y a otras personas con tus ideas y tu comportamiento social.

Esto, aunque inquietante y descorazonador, es un auténtico avance para ti. Significa que estás abriendo camino desde la superficie de tu vida. Es en la superficie donde el mundo te domina, tus miedos te dominan y tus necesidades te dominan. Pero abajo en lo profundo no eres dominado, porque el Conocimiento en ti no es dominado por el mundo. No está asustado del mundo. No está buscando desesperadamente amor, aprobación y validación. En su lugar, está aquí en una misión para lograr ciertas cosas en concierto con ciertos individuos. Tú como individuo fuiste designado para esta misión. Pero esta misión existe más allá del dominio y el alcance de tu intelecto, de modo que no puedes permanecer en la superficie y averiguar cuál es. Debes ir más hondo dentro de ti.

A medida que aprendes a hacerlo tomando los pasos al Conocimiento, descubrirás que tus verdaderos sentimientos sobre las cosas son diferentes de lo que pensabas. Y en la mayoría de los casos, tus sentimientos más profundos son diferentes a lo que tú creías. Esto es una revelación —una chocante revelación— de que tu pensamiento ha sido un sustituto de tu experiencia más profunda en tantos y tantos casos. Cómo te sentías realmente sobre ti mismo, lo que sabías realmente acerca de tus relaciones y lo que sabías realmente acerca de tu trabajo y tus actividades en el mundo era muy diferente de lo que puedas haberte dicho a ti mismo en tu intento de tranquilizarte y fortificar tus previas decisiones.

Solo cuando comienzas a entrar en los dominios más profundos de la mente descubres lo que es la verdadera honestidad —lo que es verdadero para con tu naturaleza más profunda, lo que se mantiene cierto para con la corriente más honda de tu vida—. Aquí lo que está de moda, lo que se espera de ti, lo que estás condicionado a creer y a hacer, a pensar y a no pensar, es todo superado. Bajo la turbulenta superficie de tu mente hay un gran manantial de silencio. Es en él donde encuentras paz y alivio. Pero es allí también donde comienzas a experimentar la corriente más profunda de tu vida, que fluye en lo profundo de ti como el agua que fluye bajo la superficie del desierto. Donde todo aparenta aridez en la superficie, existe el agua más pura fluyendo en lo profundo bajo la tierra.

Es lo mismo para ti. En la superficie, tu vida es estéril, sea rica o pobre. Estás sin dirección. Estás sin propósito. No puedes sentir ni saber lo que en lo profundo sientes y sabes, y por tanto tu vida es estéril. Cuando comienzas a decir la verdad sobre tu experiencia, ves que ella está yerma. Incluso si has conseguido todos tus objetivos declarados, en realidad estás vacío, porque estás viviendo solo en la superficie. No has encontrado la corriente más honda de tu vida y la dirección mayor que espera a ser descubierta por ti.

Por tanto, la honestidad es un tema difícil, porque todo en él depende del alcance de tu propia experiencia, de tu coraje y de tu integridad. Cuando haces una proclamación o un juicio, pregúntate, “¿Estoy realmente siendo honesto conmigo mismo al hacer esta proclamación o este juicio?” Al considerar el Nuevo Mensaje de Dios que está ahora en el mundo, pregúntate, “¿Lo estoy considerando honestamente?” Pregúntate, ¿Estoy realmente siendo honesto en mis relaciones?” Pregúntate, “¿Estoy realmente siendo honesto sobre mi trabajo?” Pregúntate, “¿Sé realmente cómo me siento acerca de mis relaciones?”

Como ves, estas preguntas te piden ir más hondo dentro de ti. No están simplemente rozándote en la superficie de tu mente. Estás dándote cuenta de que la honestidad no existe solo en la superficie. Ella requiere una mayor resonancia dentro de ti, una evaluación más profunda de lo que estás considerando y de las decisiones que sientes que debes tomar.

Aquí la honestidad no es lo que te dices a ti mismo. Es lo que sabes dentro de ti, lo que sientes más profundamente, lo que tu consciencia más profunda te está diciendo; no tu consciencia social, no todo ese condicionamiento social que te dice qué creer, qué no creer, qué es real, qué no es real y todo eso. No. Hay una consciencia más profunda dentro de ti que sabe cuándo algo está bien y cuándo algo está mal. No importa lo que te digas a ti mismo u otras personas te digan, tú sabes cuándo algo está bien y cuándo algo está mal. Esto es el Conocimiento. El Conocimiento es una consciencia más profunda dentro de ti.

Pero el Conocimiento es mayor que eso. Es un propósito. Es una dirección. Es una relación con aquellos que te enviaron al mundo. Es una responsabilidad fundamental por estar en la vida. Es un profundo sentido de ti mismo y un profundo reconocimiento de otros. Es la verdad que resuena dentro de ti y desde ti. Es la verdad que puede resonar a través de otras mentes. Es la fuente de la verdadera creatividad. Es una contribución para la humanidad. Está en el corazón de todas las grandes contribuciones que se hayan hecho alguna vez, en todas las áreas de intento. Es un poder mayor y una mayor verdad dentro de ti, esperando a ser descubierta.

No pretendas que estás siendo honesto. No pretendas que estás siendo honesto contigo mismo hasta que hayas conectado con el Conocimiento en ti. Pues hasta entonces, ello solo será lo que tú piensas que es ser honesto, y no estarás seguro. Ten cuidado aquí, pues es muy fácil engañarse a uno mismo. Es muy, muy fácil alinearte con tu condicionamiento social o las expectativas de otros. Es muy fácil tener miedo de ir en contra de los prejuicios de tu grupo, de tu familia o de aquellos a los que deseas causar buena impresión. Es muy fácil ser perezoso e indolente y simplemente tratar de expresar la visión del consenso.

Vas a tener que trabajar de verdad ahora, y eso es lo que el Nuevo Mensaje requiere de ti. No es simplemente una forma de asistencia social espiritual, donde vas y recoges lo que sea que necesites cuando sea que lo necesites. No, esto es una petición para ti y para la humanidad. El Nuevo Mensaje de Dios es una advertencia, una bendición y una preparación. Requerirá verdadero trabajo y autohonestidad discernir su significado y su inmensa importancia para el mundo en este momento.

No disputes esto hasta que hayas investigado verdaderamente el Nuevo Mensaje de Dios. No proclames que es simplemente otra enseñanza más hasta que lo hayas investigado y hayas comenzado a aplicarlo en tu vida. Porque, hasta que lo haces, realmente no sabes lo que es. Sería más honesto decir, “Realmente no sé qué es esto”, que hacer cualquier otro tipo de afirmaciones sobre él.

De hecho, sería más honesto para ti que dijeras que no sabes tampoco lo que son muchas otras cosas, pues nunca has ido en realidad más allá de su superficie. Aquí sería honesto que suspendieras tus puntos de vista, tus ideas políticas y tus juicios sobre otra gente y otras naciones. Pues a menos que hayas investigado una cuestión muy profundamente y desde muchos puntos de vista diferentes, ¿cómo puedes pretender tener al respecto alguna opinión educada?

Es fácil tener opiniones. Más difícil es penetrar la superficie y pasar tiempo considerando verdaderamente algo. Es fácil condenar a otros. Más difícil es realmente entenderles. Es fácil rechazar un Nuevo Mensaje de Dios. Más difícil es investigar qué es, por qué está aquí, qué significa y cómo puede ser estudiado y aplicado. Lo que es fácil raramente es honesto. Lo que es intrascendente raramente es honesto. Relaciones intrascendentes, búsquedas intrascendentes, ideas intrascendentes, pronunciamientos intrascendentes —raramente son honestos siquiera en algún grado.

Si realmente supieras quién eres y por qué estás aquí, no estarías involucrado en cosas intrascendentes. No estarías involucrado en relaciones intrascendentes, porque no hay valor en ellas. No estarías gastando tu vida, tu tiempo y tu energía en cosas que no tienen valor, ni propósito, ni significado. No lo harías porque serías honesto contigo mismo. Verías que tu vida es una gran oportunidad, y no querrías malgastarla en nada ni en nadie. Solo querrías involucrarte con gente y actividades que te aportaran un valor y un sentido más profundos. Y llevarías a cabo tu trabajo en el mundo considerándolo el precio de admisión por estar aquí, sin queja indebida.

Es todo sobre honestidad, como ves —sobre cuán honesto eres acerca de ti mismo, acerca de tus sentimientos, acerca de tu experiencia; sobre cuán profundamente has ido bajo la superficie de tu mente y sobre la gran exploración que te aguarda—. Considerar verdaderamente qué es honesto abre las puertas a tu experiencia interna. Esto te lleva más allá de tus creencias, tus actitudes y tus preferencias, hacia el dominio más profundo de la experiencia dentro de ti.

Es aquí donde debes ir si has de saber tu mayor propósito para estar en el mundo. Y es aquí donde debes ir para liberarte de la dominación de tus pensamientos y de los pensamientos de otros. Es aquí donde debes ir para encontrar alivio del estrés y la tragedia de la vida a tu alrededor. Y es aquí donde debes ir para encontrar tu verdadera dirección y experimentar tu naturaleza y propósito más profundos.

Aquí el Conocimiento dentro de ti sabe realmente lo que es honesto, lo que es verdadero y lo que es real. Y no puede ser engañado por ninguna otra cosa. No puede ser engañado por ti. No puede ser engañado por ningún otro. No puede ser engañado por el mundo. No puede ser engañado por las atracciones del amor y el miedo, del placer y el sufrimiento. Es completamente honesto en ti, y es por eso que debes seguirlo. Es por eso que es la fuente de tu fortaleza y tu integridad. Y es por eso que ofrecerá tus más grandes regalos, los regalos que has venido a este mundo a dar.