Criar a los hijos


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 18 de diciembre de 2007
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Raising Children

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.




Nota a los lectores:
Esta traducción fue provista a la
Society por estudiantes del Nuevo Mensaje que se han ofrecido voluntariamente a traducir el texto original en inglés. La publicamos en esta forma inicial para que todo el mundo tenga una oportunidad de interactuar con una porción del Nuevo Mensaje en un su propio idioma.

Es importante recordar que el propósito de todos en el mundo es descubrir el Conocimiento que Dios ha puesto en su interior y hacer esto lo mejor posible, dadas sus circunstancias y sus oportunidades de contribución.

Actualmente, en muchos lugares del mundo, estas oportunidades y estas circunstancias están muy restringidas, porque las personas están luchando para ganarse la vida en circunstancias ambientales y políticas muy difíciles. En algunos casos, sus creencias religiosas también las limitan. Esto crea grandes problemas para que las personas comprendan su verdadera naturaleza Divina y limita su acceso al descubrimiento y expresión del Conocimiento, la Inteligencia más profunda que el Creador de toda vida ha puesto dentro de cada persona como un potencial.

La oportunidad, entonces, de tener hijos dentro de un entorno de apoyo como el matrimonio, es única en lo que respecta a las oportunidades que puede brindar a una persona para obtener una ventaja real en el desarrollo de la conexión con el Conocimiento y en la experiencia del poder y la presencia del Conocimiento, incluso desde una edad temprana. Aquí, como padre, tienes la oportunidad de crear un entorno más óptimo para que el Conocimiento sea experimentado y expresado en una persona joven.

Los niños muy pequeños, a menudo experimentan el Conocimiento tremendamente, pero se ven forzados a adaptarse a entornos donde el Conocimiento no se reconoce ni se expresa, donde la verdadera honestidad no se valora ni se experimenta. Ellos son extremadamente impresionables y sensibles, por lo que captan todas las poderosas influencias del entorno mental, el entorno de pensamiento que les rodea. Y debido a que están indefensos y aún no tienen la fuerza para determinar su propia conciencia y sus propios límites, ellos están abiertos a todas estas fuerzas e influencias.

Crear un entorno mental positivo para los niños es muy importante, un entorno que sea alentador y, al mismo tiempo, enfatice una especie de sabiduría práctica que ellos necesitarán para funcionar con éxito en el mundo y aprender a llevarse bien con otras personas jóvenes, así como también con otros adultos.

Si bien no es necesario que un joven aprenda sobre el Nuevo Mensaje de Dios, es importante que pueda participar en la obtención de las habilidades que proporciona el Nuevo Mensaje: aprender a experimentar el Conocimiento; aprender a discernir lo que está pasando objetivamente; aprender a valorar la propia experiencia por encima de las expectativas de los demás; reconocer los peligros y oportunidades del mundo; desarrollar sabiduría sobre cómo participar con las personas, cuándo expresarse, cuándo no expresarse, cómo escuchar a los demás para discernir lo que realmente están comunicando, cómo interpretar las fuerzas que les rodean.

Todo esto parece muy avanzado, pero realmente en esencia es bastante simple si el individuo puede valorar su propia experiencia y con el tiempo ganar habilidad para interpretar lo que sucede dentro de él y a su alrededor.

Darle a un niño pequeño muchas cosas en las que creer es aquí contraproducente. Esto comienza a restringir la conciencia y a encerrar la mente. Aquí la educación religiosa a una edad temprana puede ser muy dañina para una persona joven.

Porque, en última instancia, es necesario que las personas, en lugar de alabar a Dios o creer en los dictados o los principios de una religión en particular, valoren y sigan lo que Dios ha puesto dentro de ellas.

En el Nuevo Mensaje, esto se llama Conocimiento. Es la Mente más profunda dentro de cada persona. Naciste con esta Mente más profunda. Y mientras tu intelecto está siendo formado y moldeado por el mundo que te rodea, por la influencia de tus padres y tu familia, el Conocimiento sigue vivo dentro de ti. Te está enviando mensajes. Incluso te está aconsejando desde una edad muy temprana.

Al educar a un niño pequeño, no puedes destruir el Conocimiento dentro de él, pero puedes revestirlo con ideas, creencias y expectativas. Y debido a que los niños también nacen con una naturaleza humana, también tendrán tendencias humanas. Tendrán ira. Tendrán decepción. Sentirán celos. Querrán cosas que no son buenas para ellos. Todavía no tendrán la capacidad de discriminar lo que es saludable, lo que no es saludable, lo que es peligroso de lo que es beneficioso. Todo esto es parte del entrenamiento en la sabiduría que es tan importante que comiencen a acumular, incluso a una edad muy temprana.

Entonces, aunque los niños nacen con el Conocimiento completamente intacto, ellos deben aprender sabiduría. La sabiduría debe ser aprendida. Por lo tanto, es muy importante comenzar a apoyar a tu hijo para enseñarle sabiduría a un nivel muy fundamental: qué lo ayudará y qué lo lastimará, qué parece bueno y qué es realmente bueno, qué es ventajoso y qué es peligroso.

Es triste que la mayoría de los padres ni siquiera puedan hacer estas distinciones de manera muy efectiva y, por lo tanto, no pueden enseñar a sus hijos lo que ellos mismos aún no han aprendido. Por eso en el Nuevo Mensaje no se pone un gran énfasis en enseñar a los niños porque son los padres quienes deben adquirir una base en el Conocimiento y deben aprender a discernir su propia sabiduría mundana —en la medida en que se haya establecido hasta ahora—, de sus propios deseos, creencias y preferencias.

Preparar a los padres entonces es realmente el primer paso, porque ellos no pueden dar a sus hijos lo que ellos mismos aún no han aprendido. Si los padres aún no han aprendido el verdadero discernimiento, ni han aprendido el valor de la discreción, ni han aprendido a escucharse objetivamente dentro de sí mismos, ni han aprendido a contener el juicio y la condena de los demás, entonces ¿qué pueden dar a sus hijos excepto sus propios prejuicios, sus propias expectativas y, además, la carga de lo que les fue impuesto en su niñez?

Lo que es importante para los niños es lo que es importante para los adultos: Conocimiento, sabiduría, relación y propósito.

Como hemos dicho, todo el mundo nace con el Conocimiento intacto. De hecho, el Conocimiento, incluso dentro del recién nacido, está completamente intacto. Contiene el propósito de las personas y su dirección. Contiene la información de a quién deben conocer, qué deben lograr y la sabiduría residente que necesitarán para poder encontrar todo esto dentro del transcurso de sus vidas, dentro de los muchos eventos inciertos que la vida les pondrá por delante y en los que se encontrarán.

No necesitas enseñar a los niños el Conocimiento porque no puedes enseñar el Conocimiento. Solo puedes recordar a las personas que el Conocimiento está vivo dentro de ellas y que existe un camino hacia el Conocimiento, que existen los Pasos al Conocimiento que ellas pueden tomar.

Para el niño pequeño, entonces, lo importante es que empiece a valorar lo que ve y siente. A una edad muy temprana, es demasiado pronto para aprender a discriminar con respecto a su propia experiencia. Primero debes aprender a prestar atención a tu propia experiencia y a valorar tu propia experiencia. Esto viene antes de la discriminación, antes de aprender a distinguir lo que es realmente cierto de lo que no lo es.

Si le dices a un niño que sus sueños son falsos, que sus sentimientos no son importantes, ellos no valorarán su propia experiencia. Les enseñarás que su propia experiencia carece de valor, que no tiene mérito y que sólo deben aprender a seguir los dictados de la cultura y la religión.

Esto es extremadamente peligroso. Y para muchas personas, realmente, esto establece un patrón de fracaso con el que tendrán que vivir por el resto de su vida, un patrón de fracaso que tal vez nunca puedan superar.

Busca que el niño comience a escuchar su experiencia. Pregúntales qué ven. Pregúntales qué sienten. Permíteles expresarse. Incluso si lo que están viendo y sintiendo parece absurdo o falso, lo importante es que ellos puedan aprender a escuchar dentro de sí mismos. Lo que escuchan no es tan importante todavía, no es tan importante como el deseo y la capacidad de oír, escuchar y sentir lo que su propia experiencia les está diciendo.

La evaluación viene después. Discernir la propia experiencia viene después. Si no tienes acceso a tu propia experiencia, bueno, no sabrás qué discernir. No podrás notar la diferencia entre tu experiencia y tus ideas.

Este es el gran problema al que se tiene que enfrentar la humanidad y otras formas de vida inteligente en el universo. Porque tú naces con dos mentes: una mente para pensar y una Mente para Saber. La Mente para Saber es la parte permanente de ti. Es el regalo del Creador para guiarte, protegerte y conducirte a tus mayores logros en la vida.

La mente para pensar está realmente para navegar por las particularidades de la vida, para lidiar con la realidad física, para aprender habilidades y comunicación. Tiene un papel fundamental, por supuesto, pero no debe ser la guía de tu vida, porque está destinada a servir al Conocimiento, pues la mente está destinada a servir al Espíritu.

Así pues, los niños muy pequeños tienen que escuchar su experiencia: “¿Qué sentiste hoy al ver esto? ¿Cómo te sentiste al estar cerca de estas personas? ¿Qué sientes en este momento?” Y deja que se expresen. Déjales escuchar. Permíteles tratar de comprender cuál es su propia experiencia y anímales a expresarse.

A medida que ellos crecen, si tú te conoces a ti mismo, puedes empezar a enseñarles la diferencia entre pensar y experimentar realmente el Conocimiento. La diferencia aquí es bastante profunda, pero la mayoría de las personas aún no pueden discernirla de manera muy efectiva.

Lo que se sabe es muy persistente dentro de ti. No cambia. No vacila. No está sujeto a las opiniones de los demás, ni al condicionamiento social, ni a las creencias predominantes en tu sociedad. Lo sientes en todo tu cuerpo. Tal vez lo sientes como una idea. Tal vez lo experimentas como una idea. Tal vez lo experimentas como una sensación. Tal vez veas una imagen asociada con ello. Es muy distinto a tus pensamientos. Es permanente. Es persistente. Se siente en todo tu cuerpo.

Pero la mente está pensando todo el tiempo, por lo que estas experiencias pueden parecer raras y pueden perderse entre tus pensamientos, tus actitudes, tus creencias y tus reacciones al mundo que te rodea.

Hacer que un joven escuche su experiencia es el comienzo del aprendizaje para escuchar el Conocimiento: escuchar, sentir, ver, mirar, comenzar a escuchar dentro de ti mientras estás escuchando al mundo, comenzar a escuchar dentro de ti mientras estás experimentando el mundo. Esto es natural en niños muy pequeños, pero ellos aún no han desarrollado ninguna sabiduría. Así que el Conocimiento es sólo un potencial dentro de ellos.

No pienses que los niños son sabios. Ellos aun no tienen sabiduría. Se tirarán por el precipicio si los dejas. Pondrán sus manos en el fuego si lo permites. Ellos todavía no tienen sabiduría.

La sabiduría ahora es muy importante. Ciertamente todo padre sabe que debe enseñar a sus hijos ciertas cosas básicas para evitar el peligro. Este es el comienzo mismo del entrenamiento en la sabiduría, que en última instancia trata de cómo estar en el mundo, cómo estar en el mundo guiado por el Conocimiento.

Pero tú debes aprender estas cosas. Estar en el mundo es muy diferente de estar en tu Antiguo Hogar. Se necesitan años y años para aprender estas cosas. La civilización humana, los compromisos humanos, las relaciones humanas son muy complejas y muy conflictivas. Se necesita una verdadera habilidad para poder navegar todo esto de manera efectiva sin perderte a ti mismo, o sin caer presa de la adicción, la depresión y la autodestrucción.

Así que, cuando saques a tu hijo de casa al mundo, comienza a enseñarle cosas sobre el mundo. Haz que observen. Diles, muy objetivamente, lo que ellos están viendo. No emitas juicios sobre otras personas. No digas: “Eso es bueno”. “Eso es malo”. Sólo haz que miren. Diles lo que está pasando allí, lo que están haciendo esas personas. Llévalos a la naturaleza. Pídeles que observen los animales y las plantas, porque ese es un ambiente mental muy refrescante para un niño.

Déjales vagar dentro de límites. Déjales explorar. Los niños aman explorar. Obsérvalos, pero no seas demasiado protector. Pregúntales qué están experimentando. Señálales cosas. Pasa este tiempo con ellos mirando igual que ellos: con ojos nuevos y abiertos.

Si estás demasiado preocupado para pasar este tiempo con los niños, entonces no deberías tener hijos. Y si tienes hijos, debes aceptar que esto es parte de su regalo para ti, y es parte de tu regalo para ellos.

Este entrenamiento en la sabiduría no debe ir acompañado de un lenguaje muy temeroso. No quieres aterrorizar a los niños. Simplemente quieres que sean capaces de entender por sí mismos lo que ellos están viendo mientras les das ciertas pautas: lugares que son seguros, lugares que no son seguros, compromisos humanos que son seguros, compromisos humanos que no son seguros. Esto es normal, por supuesto, en casi todas las familias, pero no se lleva muy lejos en la mayoría de las circunstancias. Debes permanecer con esto a lo largo de todo el desarrollo de tu hijo.

En cierto punto de la adolescencia, bueno, ya no puedes enseñarles el entrenamiento en la sabiduría. Ellos no te escucharán. Necesitan aprender de otros. Por eso es bueno que haya otros adultos en su vida que puedan ayudarlos a aprender cosas y experimentar cosas: otros miembros de la familia o amigos cercanos. Es importante que los niños tengan acceso a otros adultos además de sus padres.

Lo tercero es el discernimiento. Aquí tú quieres que tu hijo sea capaz de escuchar su propia experiencia y con el tiempo aprenda a discernir lo que es sustancial en su experiencia y lo que no lo es, lo que siente profundamente y lo que solo contempla en la superficie de su mente.

¿Qué están realmente escuchando en otros? ¿Cómo están evaluando a otras personas? Por ejemplo, un niño puede experimentar el sufrimiento de sus padres o de otros adultos a los que está expuesto. Es importante permitirles que lo expresen preguntando: “¿Qué viste en esta persona? ¿Qué sentiste al estar con esta persona?”. Todo esto es parte de comprometerlos con un discernimiento muy natural, el cual es uno de los grandes regalos del Conocimiento dentro de ellos.

Si bien puedes decirle a alguien algo que no es cierto, no puedes hacer que el Conocimiento dentro de ellos lo crea. Si bien puedes ser falso en la forma en que te presentas a ti mismo, no puedes engañar al Conocimiento en otro. Si estás enojado, ellos lo sentirán. Si tienes problemas, ellos lo sentirán. Si estás asustado, ellos lo sentirán. Si eres deshonesto, ellos lo sentirán.

Es este discernimiento lo que quieres en tu hijo, porque esta es una habilidad fundamental en la vida. Esto los salvará de muchas calamidades y les dará una fuerza cada vez mayor a medida que crezcan a través de su infancia y adolescencia.

Comparte la sabiduría de otras personas: de maestros, de poetas, de músicos, de grandes pensadores. Exponlos a la sabiduría. No les digas lo que significa o cómo deben considerarla. Deja que ellos mismos lidien con ella, cuando sean capaces, cuando alcancen una edad en la que puedan considerar pensamientos más complejos o ideas más profundas, cuando crezcan sus habilidades de evaluación.

Y por todos los medios, comparte con ellos la sabiduría que has aprendido en tu vida: las cosas que hiciste que no funcionaron, las cosas que hiciste que fueron verdaderos errores; las cosas que hiciste que realmente marcaron la diferencia, que fueron muy sabias y efectivas. Comparte tu experiencia aquí, pero no agregues mucha evaluación. Simplemente di: “Hice esto y esto es lo que sucedió y fue un error”. O “Hice esto y esto es lo que sucedió y realmente funcionó muy bien para mí”.

Cualquier idea que tengas que resulte ser correcta, compártela con tus hijos. Ellos quieren saber. Ellos están interesados ​​en estas cosas. Pero debes empezar temprano. No puedes comenzar a hablarle a tu hijo cuando es un adolescente, pues es posible que ya no te escuche. Ellos estarán tratando de escuchar a otras personas. Ellos ya estarán diferenciándose de ti.

A continuación tenemos el propósito, pero el propósito es algo que evolucionará naturalmente dentro del individuo si sus cimientos se construyen sobre el Conocimiento y si ha ganado una creciente reserva de sabiduría en su vida. A menudo se espera que los niños sepan cómo va a ser su vida, de qué trata su vida a una edad temprana, y esto no es útil; o bien pueden necesitar aprender habilidades profesionales, o necesitan educación.

No impongas la cuestión del propósito demasiado pronto. Cuando son adolescentes, digamos pasados ​​los catorce y quince años, entonces es importante comenzar a sugerirles que consideren cuáles son sus mayores habilidades y lo que ellos pueden hacer en el mundo. Pero esto es el comienzo. Es una pregunta, no una respuesta. Es una posibilidad, no una demanda. Es algo en lo que tú quieres que ellos piensen por su cuenta.

Muchas de sus conclusiones no serán valiosas, pero eso está bien porque están pensando en ello. Están dejando la pregunta abierta, porque aquí la pregunta es más importante que la respuesta. Porque ellos tendrán que aprender a considerar preguntas que no tienen respuestas inmediatas. Esto será parte de su entrenamiento en la sabiduría: vivir con preguntas, en lugar de adoptar respuestas.

Hay muchos adultos que tienen muchas respuestas y ninguna sabiduría, que no tienen la habilidad, la capacidad, para vivir con la pregunta. Son demasiado inseguros. Están demasiado orientados a sus ideas y sus creencias. Piensan que sus creencias son la verdad. Piensan que ellos son sus ideas, porque nunca aprendieron de la Mente más profunda dentro de ellos, y nunca construyeron una base allí.

En última instancia, el mayor regalo que puedes darle a tu hijo, con respecto al propósito, es que tú mismo estes viviendo un propósito real, que tú mismo estes demostrando un propósito. De hecho, las cuatro cosas que hemos mencionado —Conocimiento, sabiduría, discernimiento y propósito— se enseñan mejor a través de la demostración. Si un niño crece en un ambiente donde sus padres se dedican a un trabajo realmente útil, bueno, eso vale más que todas las palabras del mundo. Eso dice más de lo que las palabras pueden transmitir.

Por eso el Nuevo Mensaje está enfocado en el adulto y no en el niño pequeño. Pero los adultos tienen hijos, y cuando puedes comenzar a enseñarle a tu hijo lo que estás aprendiendo, mediante la demostración y fomentando la perspicacia y la observación, entonces puedes transmitir lo que estás aprendiendo a aquellos que están bajo tu cuidado, quienes están mirándote para aprender sobre el Conocimiento y la sabiduría.

Ahora, tu hijo tendrá que lidiar con el mundo, y lidiar con la educación en el mundo, y lidiar con el entorno social con otros niños y con otros adultos. Y aquí existen muchos problemas y muchos peligros.

Primero, permítenos decir, que es importante, si es posible, que tu hijo no sea puesto en un entorno en el que tenga que tratar con el sexo opuesto durante un buen tiempo. Es óptimo que las niñas aprendan con las niñas y que los niños aprendan con los niños, en edades tempranas. Es importante que las personas jóvenes tengan la oportunidad de adquirir un sentido de sí mismos y de sus propias inclinaciones más profundas antes de verse arrojados a situaciones en las que existen fuerzas sociales de conformidad muy poderosas.

Algo de esto no puede evitarse porque así es el mundo, pero es muy importante que los niños tengan muy poca exposición a la sexualidad y al intento de tener compromisos significativos con niños del sexo opuesto. A una edad muy temprana, las amistades evolucionarán en el juego y eso está bien, pero cuando los niños entran en la adolescencia es importante que adquieran un sentido de sí mismos antes de verse obligados a adaptarse a las complejidades y los compromisos que implican entornos sociales reales con otros niños.

La sexualidad prematura es dañina. Es obstaculizadora. Cambia el enfoque de una persona antes de que haya adquirido un sentido de sí misma y de su dirección en la vida. Y es cierto que niñas y niños pequeños que no tuvieron mucha exposición social de este tipo, luego se convirtieron en verdaderos y exitosos contribuidores en sus emprendimientos en la vida.

Porque un muchacho joven debería estar cultivando sus habilidades en el trabajo. Debería estar considerando su profesión. Debería estar desarrollando habilidades prácticas y no estar persiguiendo a las chicas, y lo mismo es cierto para las chicas. [Ambos] deben enfocarse en la educación, en desarrollar habilidades para la vida, en construir lo que el Nuevo Mensaje llama los Cuatro Pilares de su vida: el Pilar de las Relaciones, el Pilar de la Salud, el Pilar del Trabajo y el Pilar del Desarrollo Espiritual, que —de esta manera, en este contexto— es el cultivo de la sabiduría y la experiencia del Conocimiento.

Quieres que tus hijos sean librepensadores, no simples ecos de la cultura. Quieres que los niños piensen por sí mismos, que tomen decisiones, no que simplemente sigan lo que sus amigos les dicen o lo que ellos piensen que deben creer para ser socialmente aceptables.

Tendrán que lidiar con estas fuerzas de compromiso y, en muchos casos, no podrán superarlas. Pero cuanto mayor sea la fuerza que tenga un niño para pensar por sí mismo y reconsiderar sus ideas y creencias, mayor ventaja tendrá en el futuro para marcar un verdadero rumbo en su vida, a medida que crece.

Nuevamente, el valor del entorno mental en el hogar, el compromiso de aprender, ver y saber con sus padres hace una gran diferencia. Si sus padres están ausentes, no están atentos, sus hijos gravitarán naturalmente hacia quien les esté prestando atención, y estos suelen ser sus amigos y sus entornos sociales.

Los niños absorben los valores y expectativas culturales. Incluso si se rebelan contra estas cosas, todavía las están adoptando, porque la rebelión misma es un tipo de conformidad. Cuanto más te rebelas contra algo, cuanto más crees que es real, más lo has adoptado tú mismo.

Entonces, para que los niños tengan un pensamiento libre, deben tener un entorno donde esto se fomente, lo cual puede que no sea así en la escuela o entre sus amigos. Niños y niñas deben aprender habilidades que sean valiosas. Ellos las necesitarán en los tiempos difíciles que se avecinan. Necesitarán aprender cómo hacer cosas y arreglar cosas, y necesitarán aprender habilidades prácticas en el discernimiento y las relaciones: con quién estar y con quién no estar. Esto es muy importante.

En la adolescencia, un niño puede comenzar a aprender los Pasos al Conocimiento, pero solo si está realmente listo y lo desea por sí mismo, solo si ve la ventaja que esto le brindará en su trato con los demás y en la navegación por los complejos entornos sociales en los que probablemente se encontrará.

Aquí los padres deben ceder el control gradualmente a medida que su hijo entra en la adolescencia. Aquí tú debes servir como un buen ejemplo. Aquí debes ejercer la moderación y la tolerancia. Aquí debes establecer firmes expectativas de tus hijos, que deben ser realistas, alcanzables y humanas. Aquí tu vida y tu hogar deben ser manejados de tal manera que haya certeza sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. Porque cuando no hay límites, nada parece importar. Cuando no hay consecuencias, nada parece importar. Y esto lleva a la gente a la desesperación.

Los límites se establecen en el hogar de acuerdo con lo que los padres han establecido para sí mismos como norma de vida. Un niño debe crecer dentro de estos estándares, y los estándares deben ser lo suficientemente flexibles para adaptarse a los niños. Pues si los padres no son claros, los hijos no lo serán. Si no hay límites, el niño se sentirá inseguro y se volverá imprudente.

Cuanta más certeza puedas crear dentro de tu hogar, y cuanto más humana y compasivamente se refuerce esta certeza, mayor será la base de certeza para tu hijo. Ellos habrán experimentado lo que es la verdadera estabilidad. Verán que sus padres les están enseñando consistencia, honestidad e integridad, y ellos adoptarán estas cosas. Si faltan estas cosas, tu hijo se sentirá inseguro y sin apoyo. Se volverá imprudente y se invertirá en otras cosas, lo que será  peligroso para él.

La fuerza del Conocimiento en los padres, la fuerza de su relación y el propósito compartido dentro de esa relación, son críticos aquí para crear un ambiente seguro y enfocado para los niños. Aquí, a medida que tu hijo entra en la adolescencia, debes mostrarle lo que tú estás enfrentando como padre: las dificultades para ganarse la vida, los problemas involucrados en las comunidades locales. Los niños deben saber sobre estas cosas, porque eso es parte de su entrenamiento en la sabiduría.

Desafortunadamente, las escuelas no enseñan los Cuatro Pilares de la vida, por lo que los jóvenes pueden llegar hasta la educación superior y tener muy poca fuerza o estabilidad en sus vidas. Enseña a tus hijos mientras ellos sean capaces de aprender sobre los Cuatro Pilares, sobre la estabilidad, sobre el discernimiento, sobre los peligros de estar con personas que son imprudentes y autodestructivas. Proporciónales un entorno muy estable en la medida de lo posible. Se consistente en lo que enseñas, en lo que demuestras.

No mires a tus hijos para que ellos te guíen, porque es tu responsabilidad guiarlos a ellos. No pienses que tus hijos son más sabios que tú, porque es tu responsabilidad enseñarles sabiduría. No pienses que tu hijo es como tu amigo, porque tienes con él una relación maestro/alumno. No dejes a tus hijos a la deriva, especialmente cuando son muy pequeños. Presta atención a ellos y a sus influencias.

Enséñales discernimiento y sabiduría. Enséñales a escuchar su experiencia más profunda. Enséñales, a través de la demostración, el poder del propósito. Enséñeles a valorar su vida y su futuro, y cómo invertir en sus vidas en lo sucesivo. Enséñales sobre el dinero. Enséñeles sobre el trabajo. Enséñales sobre la sexualidad. Enséñales lo que necesitarán saber para tener una vida centrada, una vida sin catástrofes.

Para enseñar estas cosas, tú mismo debes saberlas y demostrarlas. Aquí tu condición de estudiante ahora tiene un mayor significado. Aquí estás aprendiendo no solo para ti, sino también para tus hijos. Aquí tu fuerza en el Conocimiento no es solo para tu edificación; es para el bienestar y para el futuro de tus hijos. Aquí el desarrollo de tu propia sabiduría y tu propio entrenamiento en la sabiduría se convierte en parte del recurso que tus hijos pueden aprovechar.

Los padres, por lo tanto, deben convertirse ellos mismos en estudiantes del Conocimiento. Deben convertirse en estudiantes de la sabiduría. Deben convertirse en estudiantes del discernimiento, en estudiantes del propósito.

Aquí lo que revela el Nuevo Mensaje es de la mayor importancia, y es muy relevante para los tiempos en los que vives. Porque se te da para prepararte para vivir plenamente el momento y prepararte para un futuro que será diferente al pasado. Y aquí estás enseñando a tus hijos a vivir plenamente el momento y a prepararse para un futuro que será diferente al pasado.

Estás ahora aprendiendo no solo para ti, sino también para otros. Y tu éxito y fracaso como estudiante del Conocimiento tendrá una gran influencia en el resultado para tus hijos, y en otras personas en las que tú influyes, y también en otras personas que te conocen.

Con los hijos tienes que convertirte en un maestro. Para ser un buen maestro, un maestro fuerte, debes ser un estudiante fuerte. El Nuevo Mensaje te enseñará cómo ser un estudiante fuerte. Y ser un buen estudiante te enseñará cómo ser un buen maestro.

Tus hijos son tus alumnos. No puedes escapar de esto. En cierto punto, ellos no querrán aprender mucho de ti. Tal vez desde la adolescencia hasta los primeros años de la edad adulta, ellos querrán escuchar a otros, pero tú eres su principal maestro.

Si vas a tener hijos, debes aceptar esta responsabilidad. Es invaluable y bendecirá tu vida si puedes aceptarla y comprometerte con ella de manera efectiva.

Lo que el Nuevo Mensaje te revela será parte de tu regalo para tus hijos, pero debe ser un regalo que ellos puedan experimentar, no algo en lo que crean. Porque la experiencia es permanente, y la creencia es como el viento.