Alegría y gratitud


Como le fue revelado a
Marshall Vian Summers
el 31 de enero de 2009
en Boulder, Colorado, Estados Unidos

Texto original: Joy and Gratitude

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Lo que estás leyendo en este texto es la transcripción de la voz original de la Asamblea Angélica hablando a través del Mensajero Marshall Vian Summers.

Aquí, la comunicación original de Dios, que existe más allá de las palabras, es traducida al lenguaje y el entendimiento humanos por la Asamblea Angélica que supervisa el mundo. La Asamblea después entrega el Mensaje de Dios a través del Mensajero, tras lo cual es transcrito y puesto a tu disposición y a disposición de todos.

En este extraordinario proceso, la Voz de la Revelación está hablando de nuevo. La Palabra y el Sonido están en el mundo. Que puedas ser el receptor de este regalo de Revelación y puedas estar abierto a recibir su Mensaje único para ti y para tu vida.


“Aprender el Camino del Conocimiento aminorará el ritmo de tu mente, y te traerá de vuelta a la relación esencial con tu experiencia más profunda y a tu relación esencial con todo a tu alrededor. Este es el entorno para la gratitud.”

Hoy hablaremos de la gratitud. La gratitud es algo que puedes experimentar casi cada minuto si eres consciente de los beneficios de tu vida, sin importar lo pequeños que puedan ser en un momento dado. La gratitud es un reconocimiento del dar de otras personas y del dar de la vida. Es un reconocimiento de lo que tienes justo ahora. Es un reconocimiento del milagro de tu existencia.

A medida que ganas un mayor entendimiento de tu naturaleza y tu propósito en el mundo, comenzarás a experimentar qué maravilla es incluso que hayas llegado hasta aquí, teniendo en cuenta todos los peligros a lo largo del camino, teniendo en cuenta la dificultad para entrar en esta existencia separada y todo el trabajo y la coordinación que ha exigido tanto por parte de tus amigos de más allá del mundo como por parte de tus amigos aquí. Incluso si naciste en circunstancias muy difíciles o de mucha privación, existe todavía un reconocimiento de gratitud. Para mucha gente este reconocimiento debería ser sustancial.

Es tan fácil dar por hecho tu existencia y las muchas cosas maravillosas que se han creado para tu conveniencia y tu bienestar. Si eres consciente de estas cosas y observas con una mente abierta, serás capaz de experimentar esta gratitud.

La gratitud aquí es un gran contrapunto a la decepción, a las expectativas fracasadas y a la incapacidad de expresarte exitosamente con otros. Es un gran contrapunto a todas las cosas que piensas que quieres y necesitas y que no pareces poder conseguir. Es un contrapunto a las ocupaciones interminables y la imprudencia con la que la gente intenta vivir su vida, siempre tratando de tener más, tratando de mantener lo que tiene, tratando de controlar su situación, tratando de satisfacer sus deseos o incluso en algunos casos de vivir sus fantasías.

La gratitud es un reconocimiento en el momento. Es un reconocimiento no desde una posición de empeño, no desde una posición de intentar adquirir cosas, no desde una posición de intentar cumplir tus ambiciones, sino desde un lugar de reconocimiento más sereno. Es muy evidente que las personas pueden vivir en casas de esplendor, con cientos e incluso miles de conveniencias, y aun así sentirse completamente miserables porque piensan que no están consiguiendo lo que quieren. Son infelices a causa de eventos que sucedieron incluso hace mucho, en su niñez, y que todavía les persiguen y destruyen su habilidad de apreciar su vida, de experimentar la vida y de vivir la vida plenamente en el momento.

¿Cómo puede ser que una persona inteligente pueda vivir en una casa de esplendor y se sienta tan infeliz e insatisfecha? Quizá debería ir a vivir a una aldea en alguna parte pobre del mundo, sin electricidad, sin supermercados, sin automóviles, sin toda la miríada de conveniencias que usa y experimenta cada día. Ve a vivir a la aldea en donde no hay ninguna de estas cosas y comienza a reconocer que incluso en estas circunstancias mucho más simples y hasta pobres puede haber gran alegría y gratitud: gratitud por cada comida, gratitud por el amanecer, gratitud por el cariño y la amistad de otra persona, gratitud porque tu mente esté libre para pensar y reconsiderar tu vida, gratitud porque tu corazón pueda latir sin tu intento de regularlo o incluso sin tu consciencia, gratitud por la experiencia de la naturaleza y la vida salvaje.

Incluso en las más simples circunstancias la maravilla de la vida puede ser tuya. Y si volvieras a tu casa de esplendor, estarías sorprendido y asombrado de todo lo que puede hacer por ti. Das un interruptor y tienes luz. Das otro interruptor y tienes calor. No tienes que recoger leña y encender un fuego. No tienes que usar velas para poder ver por las noches. Puedes lavar tus ropas en una máquina en vez de tener que caminar hasta el río y pasar allí cuatro horas lavándola.

Sería muy significativo si la gente pudiera intercambiar lugares, aunque fuese por un periodo corto de tiempo. Los muy pobres podrían vivir con los muy ricos, y viceversa. Y aun así los ricos sufren como si no tuvieran nada. No pueden disfrutar la vida porque nunca se han conectado con la corriente más profunda de su vida en su interior. La vida para ellos ha consistido en adquirir cosas, adquirir gente, adquirir posesiones, adquirir oportunidades y adquirir ventajas. Incluso allí donde tienen éxito, ellos no experimentan alegría y solo momentos pasajeros de gratitud.

¿Sienten gratitud porque alguien haya producido los alimentos que ahora están comiendo en la mesa? ¿Sienten gratitud porque alguien haya pasado su vida inventando el refrigerador que mantiene en buen estado sus alimentos? ¿Sienten gratitud por los trabajadores que construyeron su casa? ¿Sienten gratitud porque la policía y los bomberos acepten la llamada de protegerles tanto a ellos como a sus propiedades?

Si eres consciente de estas cosas maravillosas y consideras todo lo que llevó crearlas, las vidas que se entregaron a crearlas y las carreras profesionales que se invirtieron en crearlas, no tendrías tiempo para sufrir como ahora lo haces. No tendrías tiempo para experimentar tanta decepción, tanta frustración y confusión. Estarías muy ocupado experimentando el valor de tu vida, lo que tienes y las oportunidades que tienes, en cualquier grado en que existan.

Para la mayoría de la gente que escucha estas palabras, estas oportunidades son inmensas en comparación a lo que sus ancestros tuvieron que afrontar. Renuncia a conducir durante un año y luego experimenta la conducción de un automóvil. Estarías asombrado de ver qué maravillosa conveniencia es. ¿Pero cómo puedes experimentar esto sin un contraste? Quizá la humanidad necesita ser privada de muchas de estas conveniencias —que las naciones ricas de pronto no tuvieran muchas de estas conveniencias— para poder experimentar verdaderamente su valor, la maravilla que supone su existencia y la tremenda dedicación y esfuerzo humano que se necesitó para crear estas cosas. En vez de vivir una vida de queja, frustración y enfado, verías las cosas de manera muy diferente.

La incapacidad para maravillarte de tu propia vida y tus circunstancias representa un efecto cruel de no estar conectado a la corriente más profunda de tu vida, de no experimentar el milagro no solo de que estés vivo, sino de que estés aquí por un propósito mayor, de que tengas una vida más allá de este mundo —una vida desde la que has venido y a la que retornarás— y de que no hayas venido a este mundo con las manos vacías, sino con un propósito que aún tienes que descubrir.

Es un descubrimiento tan grande tener esta experiencia y esta consciencia. Porque no solo estás dotado de cosas y oportunidades maravillosas, sino que también tienes la promesa de una mayor realización en el mundo mediante el descubrimiento y la expresión de tu propósito mayor y de las relaciones inmensamente poderosas que este traerá a tu vida. Una vida que otorgará mayores regalos al mundo de lo que ahora puedes concebir.

Si no estás experimentando alegría y gratitud de manera regular, significa que estás desasociado de tu vida y tu existencia verdaderas aquí, y que has dejado que las pruebas del mundo y tus propias decepciones en pequeños asuntos te superen. Por supuesto no puedes tener todo lo que quieras. Puede que ni siquiera estés preparado para algunas de las cosas mayores que podrías querer. Por ejemplo, la gente quiere relaciones fantásticas o un gran matrimonio, pero no está preparada para estas cosas. No está lista a nivel de circunstancias. No está lista emocionalmente. No está lista psicológicamente, y sin embargo está sufriendo y anhelando de continuo porque no tiene algo que quiere y piensa que debería tener ahora mismo. Si estas personas tuvieran una comprensión de sí mismas más profunda y una experiencia más profunda del verdadero significado de su vida, serían capaces de ver esto desde una perspectiva mayor. Serían capaces de mirar su vida más objetivamente y decir, “Bien, sí, quiero esto, pero puedo ver cómo no estoy listo para ello.”

Son tus deseos insatisfechos, tus expectativas fracasadas, tus intenciones truncadas y tu incapacidad para expresarte lo que te mantiene en un estado de agravamiento y opresión —pasando por alto los momentos maravillosos de la vida, pasando por alto las experiencias de la naturaleza, pasando por alto la gratitud por lo que tienes, por quien eres y por lo que te está disponible, pasando por alto la vida como si vivieras en el paraíso pero estuvieras atrapado en un sueño terrible y no pudieses despertar a tu propia existencia.

Luego está vivir bajo la sombra del miedo —el miedo de estar perdiendo algo, de que vas a perder, de que no tendrás lo que quieres, de que algo pasará de largo, de que perderás lo que has conseguido o tu posición, de que perderás tu salud, de que perderás tu mente; miedo a la privación, miedo al caos, miedo al rechazo de otros y finalmente miedo a la muerte misma—. Tan asustado y, sin embargo, a menos que estés encarando una amenaza inminente de destrucción o de devastación completa, ¿por qué habrías de vivir bajo este miedo —perdiendo la alegría y la gratitud ante la vida, pasando por alto lo que has conseguido y lo que otros han conseguido, pasando por alto las experiencias maravillosas que podrías tener cada día? Es como si estuvieras muriendo un millar de veces, muriendo cada día por querer vivir.

Cuando la muerte finalmente llegue a tu vida y dejes este mundo, dejando atrás tu personalidad y tu cuerpo, solo te tomará un momento muy breve. Pero en tu mente puedes estar muriendo durante horas, días y años —muriendo sin vivir, viviendo sin gratitud, viviendo sin la experiencia de que estás aquí para servir a un mayor propósito y de que tu vida está moviéndose en cierta dirección.

Ahora bien, el énfasis en la alegría y en la gratitud no niega los problemas que enfrentas, las situaciones que debes corregir, las obligaciones falsas que debes deshacer, las atracciones falsas de las que debes distanciarte, los compromisos que debes rectificar, las malas decisiones que debes corregir, etc. Ese el trabajo de la vida. Ese es tu trabajo espiritual y tu trabajo práctico, pero a todo lo largo del camino está la experiencia de gratitud.

Mira dónde vives y piensa en qué asombroso es que puedas vivir en un lugar así. Es caliente en invierno y seco cuando llueve. Mira todas tus comodidades y conveniencias y piensa en la gente que las creó para que tú las disfrutaras. Sé feliz con lo que tienes, porque tienes ya mucho. A menos que vivas en un estado de extrema pobreza, tú tienes ya mucho. Mira tu ropa. Tienes más de lo que necesitas. Eres rico. Si no piensas que eres rico, deberías ir a algún lugar donde fueses rico y verías por qué estás sufriendo por nada.

Ve a tu cuarto de baño, mira tus medicamentos y ve el milagro que supone que ellos existan, pues mucha gente en el mundo no tiene acceso a estas cosas. Mira fuera, a la calle. Es un milagro incluso que tengas calle o farolas o una acera y todos los servicios que tu ciudad te provee. ¿Cómo serías si no tuvieras estas cosas? No asumas que siempre tendrás todo esto, porque las Grandes Olas de la vida están llegando al mundo y privarán a mucha gente de muchas cosas. Da gracias por vivir en un país que actualmente está en paz y no en un estado de guerra. Da gracias porque tu nación no esté siendo atacada por otras naciones que busquen conquistarla, eliminarla o superarla.

Mira la naturaleza y todos sus detalles. Mira un rosal y todos sus detalles y no podrás deprimirte. La gente que mira los detalles de la naturaleza raramente se deprime, porque se maravilla ante la vida, la vida a una escala muy pequeña. Podrías mirar una planta creciendo en una maceta en el poyete de tu ventana y asombrarte de su forma y su evolución.

Tienes que liberarte de los hábitos y las preocupaciones que te mantienen viviendo en un estado de miedo y frustración. Tienes que poner un límite a cuántas malas noticias permites entrar en tu hogar a través de los medios de comunicación, que te mantienen en un estado de frustración y agravamiento. Tienes que reducir el ritmo de tu vida y aprender a estar en quietud, de modo que puedas escuchar la voz más profunda del Conocimiento dentro de ti y tengas la presencia de mente para reconocer los grandes milagros de tu vida.

Debes hacer menos cosas, pero con una mayor consciencia y participación. Todo ese correr frenético intentando tener, ser y hacer todas esas cosas te impide experimentar no solo el gran valor de la vida, sino una consciencia del Conocimiento más profundo que vive dentro de ti. Si tu vida es más simple, entonces serás capaz de experimentarla de una manera más plena y más feliz. Si tu mente no está constantemente atrapada tratando de conseguir cosas o persiguiendo el romance o intentando adquirir riqueza y ventajas, podrás entonces comenzar a experimentar la gratitud.

Siéntate en silencio en tu habitación y mira todas las cosas en ella. Piensa en lo que hizo falta para crearlas, el trabajo que llevó, la invención que tuvo lugar para crear tales cosas, el transporte que las trajo hasta ti, su disponibilidad para ti, el hecho de que pudieras comprarlas y el valor que podrían darte y te dan cada día.

Esta es una manera completamente diferente de estar con la vida. Es estar con la vida. En vez de estar en una carrera a lo largo de la vida intentando cumplir tu lista de deseos, ahora estás con la vida. Estas tendiendo hacia lo que es real, no hacia lo que es imaginario. Estás frenando tu mente de modo que pueda ver y reconocer en tu entorno las cosas mismas en las que raramente piensas. Si pensases en lo que la vida te ha dado, no podrías evitar la gratitud —gratitud a un nivel que raramente has experimentado antes, gratitud por la gente que perdió sus vidas para que tu nación pudiese ser libre y pudiera tener instituciones progresistas, gratitud por las cosas más simples.

En última instancia, esta gratitud se dirige a Dios, porque es allí donde irá tu gratitud natural cuando comiences a tomar en cuenta los milagros de tu vida. Según comienzas a discernir el Conocimiento más profundo que Dios ha puesto dentro de ti para guiarte, protegerte y llevarte a una mayor experiencia de estar en el mundo, esta gratitud crecerá, y sentirás que te estás moviendo en una dirección mayor en vez de meramente sobrevivir día tras día. Crecerá la gratitud que surge del reconocimiento de que estás aquí por un propósito mayor y no tienes que controlar este propósito o entenderlo para ser capaz de participar en él plenamente —esa es la causa de la gratitud y la alegría.

Un día, en vez de estar corriendo por ahí, repasa todo lo que posees e imagina qué maravilloso es tener estas cosas y que puedas adquirir tales cosas y puedas entregárselas a otros que puedan necesitarlas. Esto se llama estar con la vida. Esto es estar presente ante tu vida y ante tus circunstancias. Sí, todavía tienes problemas que resolver, errores que deshacer y habilidades que cultivar, pero lo que abrirá tu mente y tu corazón es tu capacidad de estar presente ante la vida.

Cuando llueva, sal fuera a ver la lluvia. Es un milagro. ¿Qué pasaría si no volviera a llover nunca? Tu vida estaría condenada. Tu vida colapsaría. Todo lo que valoras podría deshacerse. Tu oportunidad de estar en el mundo habría llegado a su fin. Y sin embargo llueve, y las plantas crecen, y el sol brillará mañana.

Incluso si contemplaras tu vehículo físico —tu cuerpo y tu intelecto, que son ambos vehículos de comunicación en el mundo— verías que son maravillosos de contemplar. Aprender sobre fisiología humana —es una creación tan maravillosa…—. Nadie podría construir una máquina que pudiera hacer lo mismo —una fuerza vital autogenerada, un corazón que late por sí solo, pulmones que respiran por su cuenta y todas las respuestas involuntarias que tu cuerpo hace en cada momento—. O contempla el intelecto —las cosas fantásticas que puede hacer, los problemas que es capaz de solucionar, las cosas que puede crear, los sueños que puede soñar—. ¿Qué pasaría si no tuvieras un intelecto y vivieras la vida como la vive una hormiga?

Ves, la gente está pasándolo todo por alto, queriendo alguna otra cosa, enojada por no haber conseguido algo en el pasado, desconfiada de la vida, enfadada con otros, sintiendo odio hacia otros, condenando las naciones y los gobiernos, enojada por las pequeñas cosas diminutas que le frustran, cuando en realidad el 99 por ciento de su vida está funcionando maravillosamente. Un 1 por ciento no está funcionando muy bien, pero este 1 por ciento es todo lo que les preocupa.

¿Qué puedes hacer por alguien en este caso sino traerle de vuelta a la vida, darle un escape de su mente atormentada y abrir una conexión más profunda con el poder y la presencia del Conocimiento en su interior —la mente más allá de la mente— para llevarle bajo la superficie de su mente hacia la corriente más profunda de su vida y hacia el manantial del Conocimiento que vive en su interior?

Esto se llama redención. Esto es rescatar a una persona de una vida autoatormentada. Esto es rescatar a una persona de una búsqueda que nunca puede tener éxito y nunca ha tenido éxito en realidad. Esto es retornar a una relación contigo mismo y a una apreciación de tu relación con todas las cosas a tu alrededor. Es el retorno a la gratitud y a la capacidad de experimentar alegría, alegría por las cosas más simples —alegría por estar aquí, porque tu corazón esté latiendo, porque estés viendo algo, porque estés experimentando una conexión con la vida. Estás agradecido por lo que tienes. Estás agradecido por el mundo que tienes. Estás agradecido por tus oportunidades. Estás agradecido incluso por tus decepciones, las cuales en la mayor parte de los casos te mostrarán que necesitas alterar tu aproximación y tus expectativas.

Esto requiere mucha práctica porque es una manera muy diferente de estar en el momento. Es una manera muy diferente de estar con todo. No puedes deshacer toda una vida de hábitos en un día, en una semana o en un mes, así que requerirá una práctica constante, y no puede ser una práctica vacía. Puedes mirar algo y decir, “Oh, estoy agradecido por eso,” pero si no lo sientes, si no está realmente causando una impresión en ti, entonces es solo un ejercicio sin significado.

Pregúntate, “¿Quiero focalizarme en el 1 por ciento que no está funcionando y pasar por alto el 99 por ciento que sí lo hace?” Bien, mira todas las cosas que posees. El 99 por ciento de ellas funciona cada día —tus máquinas, tus conveniencias, tus posesiones—. Ellas están funcionando para ti como si fueras el rey de una nación y toda la nación trabajara para ti —un rey o una reina con todo esto trabajando para ti.

Sé feliz con lo que tienes. Aprende a reconocer lo que tienes. Experimenta profundamente lo que tienes como un antídoto a ese interminable querer, buscar y anhelar y a toda la infelicidad, la decepción y el agravamiento que te trae.

Las cosas mayores que tu alma requiere serán satisfechas a medida que sigas el Conocimiento dentro de ti. Sin el Conocimiento no puedes encontrar esta satisfacción. Pero el Conocimiento no requiere la clase de vida esforzada y desesperada que tal vez has estado viviendo durante muchos años. Según comienzas a reconocer todas las relaciones que tienes con personas, lugares y cosas, ello aminorará el ritmo de tu vida. No tendrás que estar buscando por la siguiente cosa, porque estarás con lo que sea que exista ahora.

Aprender el Camino del Conocimiento aminorará el ritmo de tu mente, y te traerá de vuelta a la relación esencial con tu experiencia más profunda y a tu relación esencial con todo a tu alrededor. Este es el entorno para la gratitud. Aunque el Conocimiento te mostrará que hay muchas cosas que debes ajustar o corregir, te traerá también a un estado de reconocimiento de los milagros de tu vida. Así que, aunque hay trabajo que hacer, hay una gran alegría y una inmensa gratitud que experimentar.

Esta es una práctica y un foco de atención para ti ahora. Es parte de tu redención, tu retorno al Poder Mayor y el propósito mayor que guían tu vida. Es el retorno a la relación desde la separación. Es un escape desde el tormento de tu mente hacia el poder y la presencia de una naturaleza más profunda que llevas dentro de ti. Es un retorno al reconocimiento. Es un retorno a la apreciación. Es un retorno al carácter sagrado de la vida y a las muchas alegrías y oportunidades que se te presentan por sí solas todos los días.

Aunque tu salud pueda no ser como tú querrías, aunque tus circunstancias puedan no ser como te gustaría que fuesen, aunque puedas tener grandes problemas que afrontar, es esta alegría y esta gratitud lo que hará que tu vida sea plena hoy. Porque tienes mucho por lo que estar agradecido, y cuanto más lo reconozcas, más confianza tendrás en que hay un Poder Mayor trabajando en tu vida que te dará la visión, la sabiduría y la fortaleza para llevar a cabo lo que sea que debas hacer, resolver cualquier problema que te esté persiguiendo y, en última instancia, aliviar tu propia vida desconectada y desesperada con la alegría y la gratitud mayores que son para ti naturales de experimentar cada día.